Trap

El moderno género musical invade el espacio sonoro cubano con su apologí­a a las drogas, la violencia de género, las armas, el sexo, el dinero...

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Cantante puertorriqueño Ozuna.
Al parecer, la violencia que emana de sus canciones ha afectado la conducta del puertorriqueño Ozuna, quien durante su más reciente presentación en New Jersey, Estados Unidos, decidió golpear con el micrófono a un hombre que se encontraba cerca del escenario. (Foto: Tomada de Internet)
Claudia Yera Jaime
Claudia Yera Jaime
9503
23 Octubre 2017

Andro tiene apenas 10 años y corea un estribillo un poco fuerte para su edad: «Sigue tu camino que sin ti me va mejor, ahora tengo a otras que me lo hacen mejor. Si antes yo era un hijo’e p… ahora soy peor ». Prácticamente no sabe deducir lo que repite, pero ya es ví­ctima de la epidemia trap que se expande de memoria en memoria y a través del mundo Zapya.

El género urbano se ha colado como un estupefaciente que demuestra el poder destructivo, escandalizador y vulgar que puede llegar a alcanzar la música; contrario a la buena educación, la virtud y los valores morales de antaño.

Cantante Maluma.
El video Cuatro babys, de Maluma, causó polémica en las redes sociales a partir de que la bloguera española Laura Pérez Sánchez tildara el tema del cantante como «absolutamente denigrante para el género femenino » y pidiera a la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial y la Comisión Fiscalizadora de Espectáculos Públicos su retiro de YouTube. (Foto: Tomada de Internet)

«Yo quiero hacerte las 50 sombras de Grey, amarrarte de la cama con tape, comenzar a las 11 y terminar a las seis. Déjame empezar cuando yo quiera. Aquí­ no mandas tú, silencio, presta atención, bandolera, hoy a mucho placer te sentencio », se oye en 50 sombras de Grey, de Arcángel.

Las letras son misóginas y machistas, extremadamente pobres, y se repiten en singles de varios minutos de duración. Los temas devienen alabanza a la violencia de género, la subasta de curvas femeninas con un único valor sexual, «disponible » a los gustos y necesidades del macho alfa.

El tema La ocasión, de Ozuna, De La Ghetto, Anuel Aa y otros, bien lo refleja: «Yo estoy claro de lo que de mí­ te han dicho, que lo tengo grande, y que bien rico chicho. Y dale, métele, solo por capricho sométele, motí­vate, agárralo con tu mano y verás que es algo sano ».

El contenido grosero y denigrante de las polémicas canciones se tararea en centros nocturnos y otros espacios públicos, bodas y cumpleaños, incluso en actividades escolares. Al cuestionar a los jóvenes ante la preferencia por este género, alegan que «es lo que se usa ». Como tantas otras veces, el hombre masa se multiplica y el trap deja su impronta en los estilos de vida y el comportamiento de muchos cubanos.

La trampa musical

El género surge en la década de los 90 del pasado siglo y proviene del sur de Estados Unidos, de los barrios más periféricos de ciudades como Atlanta y Houston, donde el tráfico de drogas, la marginalidad y la violencia se hicieron canción bajo el apodo trap (trampa, en español). Irrumpió en Latinoamérica a finales de 2015, a partir de la popularidad adquirida por el controversial tema Cuatro babys, de Maluma, y el auge de cantantes como Bad Bunny, Ozuna, Arcángel, Noriel o Bryant Myers.

El trap mezcla el rap con el hip-hop y la música electrónica. Las composiciones mantienen una banda sonora constante, densa y sombrí­a, que entra en litigio con la escasa letra de las canciones.

Erige su principal plataforma en Youtube y Vevo, y cuenta con un gran impacto en redes sociales como Facebook e Instagram. Seis temas de este género se encuentran actualmente en la Billboard Top 50 Latin Songs, lista de éxitos de música latina que califica las canciones según las ventas fí­sicas, digitales y emisiones de radio que logren.

Cantante Bad Bunny.
Según rumores que vienen compartiéndose en distintos medios internacionales, serán Bad Bunny y Maluma los cantantes que crearán el himno del Mundial de Fútbol 2018, en Rusia. (Foto: Tomada de Internet)

Bad Bunny destaca como uno de los traperos más populares entre el público joven cubano. Canciones como Si tu novio te deja sola, Dama y Soy peor invaden el espacio sonoro a lo largo de toda la isla. Este compositor e intérprete urbano cuenta con más de cuatro millones de oyentes mensuales en Spotify, una de las plataformas digitales de música más importantes en todo el mundo. Como si esto fuera poco, cuenta con más de cinco millones de seguidores en Instagram y tres millones de suscriptores en Youtube.

Pero las canciones tienen sus detractores dentro del propio género urbano. El boricua Don Omar, en una entrevista que le hiciera la revista especializada estadounidense Uforia Music, afirmó: «Nunca harí­a trap. Se me hace difí­cil aceptar que un niño quiera referirse con ese tipo de letras hacia mi hija. Quien busque mi música puede ver que en los últimos diez años he sido sumamente selectivo con todo lo que sale de mi boca ».

Mientras que el colombiano Carlos Vives, en entrevista concedida al diario argentino El Clarí­n, se declaró en contra del «contenido sexual explí­cito » del trap, que califica como «música pornográfica ».

«Para un caballero es difí­cil entenderlo [...]. Soy papá, tengo cuatro hijos. Sabes lo que quieres para ellos y lo que no quieres. A mucha gente eso le parece muy chévere para el pueblo, pero no para sus propias hijas », manifestó el vocalista de La bicicleta, en franca oposición al tema Cuatro babys, de su compatriota Maluma.  

En el espacio sonoro cubano  

Gudelia Zardón Herrera tiene un nieto de 17 años que escucha trap a todas horas. La abuela no conoce el nombre del género, mas está convencida de que es nocivo para el buen desarrollo mental de niños y jóvenes. «Esa música es   irrespetuosa, violenta y grosera; se escuchan muchas malas palabras y continuamente el cantante habla de infidelidades, droga y borrachera. Lo triste es que oyen eso todo el dí­a, y aunque yo no se lo permito en la casa, esas cancioncitas están en la calle acabando con la educación que les hemos dado a los muchachos ».

La epidemia musical acecha a todos y tiene una marcada influencia en adolescentes y jóvenes. Los que se ufanan de ser más inte ­lectuales llevan la carpeta bien escondida en su dispositivo electrónico; saben que para encajar en un grupo social de su edad en algún momento deberán al menos tararear el estribillo para no ser tachados de «raritos ».

Iroide Turca Brito tiene 24 años y prefiere escuchar a Buena Fe o los clásicos de la Trovuntivitis, pero en estos dí­as su móvil emite coros que reniegan del buen gusto melódico. «Para la mayorí­a de las muchachas de ahora, si no tienes temas de Bad Bunny eres un aburrido y ni se fijan en ti; parece que su hombre ideal es un bruto que solo quiere usarlas como vasos desechables. Es triste reconocer que a veces la ignorancia de las mujeres por seguir una moda es directamente proporcional a las curvas que aguanta la armazón ».

«Se ha criticado el reguetón por su banalidad, pero si lo comparamos con el trap estamos en franco retroceso. Este nuevo género maneja un discurso aún más agresivo y machista. Si bien tiene un ritmo pegajoso y producciones visualmente atractivas, los jóvenes no deberí­amos tomarlo como tendencia », comenta a Vanguardia Luis Javier González Velázquez.

Por fortuna, debido a la explicitud de las letras degradantes, estas canciones no resultan de interés para estaciones de radio ni canales de televisión en nuestro paí­s. Al respecto, Vivian Suárez Garcí­a, subdirectora de programación e información de la cadena provincial de radio en Villa Clara, comenta:

«La radio cubana tiene dentro de sus tareas la promoción de la buena música, sea cubana o internacional, con predominio de los temas del patio en nuestros espacios musicales. Evitamos darles promoción a textos de mal gusto, de calidad artí­stica nula o dudosa, que sean groseros o lesivos a la dignidad o integridad de la mujer. Los temas se someten a una comisión de música que valora su idoneidad antes de lanzarlos al éter ».

Yanara Machado Trujillo, joven promotora cultural del municipio de Camajuaní­, se niega a escuchar una música que refleje a las féminas como «un mero pedazo de carne », y hace un llamado a las entidades culturales a «fomentar los valores de la música cubana » en contraposición a las nuevas fórmulas musicales.

Apelar a la suerte para que el trap resulte una moda pasajera serí­a un facilismo; más bien, reanalicemos las motivaciones y oportunidades que llevan a nuestros niños y jóvenes a consumir el género urbano, en una sociedad marcada por el deterioro moral y la pérdida de valores. En tiempos de imputar convencionalismos y romper dogmas, seamos entonces transgresores, pero respetuosos; proconsumidores responsables e inteligentes para no sucumbir ante estas trampas musicales.

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