«Sí, dígame ». Su voz inconfundible se escucha al otro lado del teléfono. Quizás a Antonio Meucci, el italiano inventor del importante aparato, le hubiese gustado conocer a mi interlocutor y escucharlo hablar horas sin parar sobre música, literatura, política, historia, y, por supuesto, de la radio, ese otro trascendental invento de su compatriota Guillermo Marconi.
Mas, seguro, lo que más disfrutaría Meucci en el supuesto diálogo con Luis Orlando Pantoja Veitía sería verlo destrozar, con el filo de la palabra, a los norteamericanos, que intentaron usurpar la paternidad del teléfono.
Luis Orlando Pantoja Veitía, Premio Nacional de Radio 2014. (Foto: Francisnet Díaz Rondón)
Chico, esos yanquis son unos hijos de p... Querían apropiarse de tu invento. Eso es tuyo, lo probaste aquí en La Habana, en Cuba. Ellos solo se dedican a querer quitarles las glorias a los demás, como trataron de hacer con Carlos J. Finlay o con Joseíto Fernández, a quien intentaron robarle La Guantanamera. (Risas). ¿Te imaginas La Guantanamera compuesta por un gringo? A propósito, se me ocurrió un tema para el programa de mañana. No dejes de escucharlo.
Ahí mismo el maestro de radialistas se sienta frente a la computadora «la primera que inventaron en los Estados Unidos », bromea respecto a la antigí¼edad de la máquina, y de sus dedos nace un nuevo comentario para su escuchado espacio Pido la palabra, de la CMHW.
Y así, trabajando incansablemente, a través del mismo invento de su «amigo » Meucci, le avisaron desde La Habana que le había sido otorgado el Premio Nacional de Radio, junto al colega Enrique Domínguez Sosa.
«Oye, casi me lo dan post mortem », bromea una vez más, como si con esa jocosa frase repasara toda una vida dedicada al quehacer radial en disímiles emisoras, desde Oriente a Occidente, e incluso fuera del Verde Caimán.
«Me puse muy contento, de inmediato llamé a algunos compañeros de la emisora para que lo supieran. Mira, no hay nada nuevo que decir sobre lo que representa el premio. No es un compromiso, pues estoy comprometido con la Revolución y mi profesión hace mucho tiempo. Lo veo como un reto, y voy a seguir trabajando, haciendo mejores cosas », expresa Pantoja.
Muchos compañeros, devenidos hermanos durante años de trabajo, le vienen a la mente a raíz del galardón. Y entonces recuerda a Julio Batista otro que no tenía tregua con lo mal hecho en nuestra sociedad, a Nelo Évora, Enrique Romero de la Paz «un editor y grabador magnífico », Franklin Reinoso a quien considera un hombre radio y a muchos otros que harían interminable la lista.
El 20 de agosto se entregará oficialmente el Premio Nacional de Radio a Pantoja y a Enrique Domínguez Sosa, aquí en Santa Clara, en la Sala Caturla de la Biblioteca Martí. Por primera vez se realizará la ceremonia fuera de La Habana, una deferencia que solo ameritan hombres como él.
Dos días después, el 22 de agosto, la radio cubana celebrará su nacimiento. Las emisoras de todo el país evocarán al pionero Luis Casas Romero, y en algún lugar del corazón de Luis Orlando Pantoja sonará esa hermosa melodía que seguro dedicará a su familia, amigos y, por supuesto, a su eterna amante: la radio.
«Dame un beso y olvida que me has besado / yo te ofrezco la vida, si me la pides. / Que si llego a besarte como he soñado / ha de ser imposible que tú me olvides ».