Santa Clara tiene la dicha de acoger desde hoy la muestra colectiva Miradas reveladoras, abierta al público en el Consejo Provincial de las Artes Visuales. Esta exposición fotográfica llega a la provincia desde Santiago de Cuba y está compuesta por 67 obras de importantes fotógrafos de la Revolución Cubana, que supieron captar con su lente momentos significativos de la historia del país.
Aunque los lunes el público santaclareño no acostumbra a salir a las calles, el atractivo de la muestra cautivó hasta a los niños y jóvenes. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Sus nombres han trascendido por su creación, aunque muchas personas al visualizar las fotografías en libros, agendas y revistas, desconozcan quién las tomó y en qué momento. Componen la exhibición memorables instantáneas de Alberto Díaz Gutiérrez (Korda), Raúl Corrales, José Agraz, Osvaldo Salas, Ernesto Fernández, Liborio Noval, Luis Pierce, Perfecto Romero y Roberto Salas.
También forman parte de la propuesta dos gigantografías: Veterano, de Liborio Noval, y Sombreros, de Roberto Salas. Ambas con un tamaño superior a los tres metros de altura.
Veterano (1971), de Liborio Noval. (Fotocopias: Ramón Barreras Valdés)
Fotografía de Fidel captada por Liborio Noval.
Como bien expresa el máster Walfrido Revilla Rondón, «la trascendencia del conjunto impacta a primera vista gracias a una belleza sin par, capaz de revelarnos a través del lenguaje del lente, la depurada calidad de estos nueve artistas a la hora de recrear la épica de la Revolución ».
El máster Walfrido Revilla Rondón refirió que esta resulta una oportunidad única de disfrutar momentos trascendentales de la Revolución Cubana en fotografías de alta calidad.
Ha tenido gran acogida a nivel internacional y su excelente factura puede apreciarse desde la calidad de la impresión y el montaje, hasta la marquetería con que se presenta. Está auspiciada, además, por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas en coordinación con la Fototeca de Cuba.
Estas fotos se tomaron, en su mayoría, al calor de los años 60, y como aclara Walfrido, nunca se pensaron para mostrarlas en salas expositivas.
«Ahora poseen también un valor artístico, además de político, documental, histórico... Eran fotorreporteros, artistas que tomaban las fotos al vuelo, con una tecnología rudimentaria comparada con la de ahora. Esta es una lección del diseño, de comunicación visual ».
A las 67 obras que componen el catálogo se le suman 8 grabadas en un material tan frágil como el cristal que no pudieron presentarse al público porque llegaron en mal estado a causa del viaje.
Ubicadas en la sala por segmentos temáticos, aparecen aquellas instantáneas de las colosales concentraciones populares, en las que el pueblo y la multitud ocupan el papel principal, a la usanza de la fotografía de aquellos años. Destacan las de Osvaldo Salas o Liborio Noval durante la campaña alfabetizadora, y la de Roberto Salas en un desfile por el Primero de Mayo.
Al término de la batalla por la educación, el 22 de diciembre de 1961, Noval captó a un grupo de muchachas y muchachos con sus grandes lápices en mano celebrando la victoria sobre el analfabetismo en Cuba.
Una de las más aclamadas de Osvaldo Salas fue un plano general de varias jovencitas con sus boinas y mochilas al hombro. Una de ellas se vuelve en el momento del flash y queda inmortalizada su imagen sonriente, viva estampa de la juventud cubana de los años 60: incondicionales al pedido de Fidel para marchar a las lomas e impartir clases a las familias campesinas.
Alfabetizadora (1961), de Osvaldo Salas.
En múltiples fotos se presenta al Che: durante el trabajo voluntario, fumando tabaco, o en el corte de caña, imagen captada por Ernesto Fernández, quien también nos regala la imagen de Bahía de Cochinos en abril del 61. Noval nos conmueve con un carbonero, mientras Osvaldo Salas capta a un machetero que descansa en el suelo. Preside la exposición, o al menos así se percibe, la foto Guerrillero Heroico, de Korda, inmortalizada y reconocida en el mundo entero.
Fidel aparece en Nueva York, junto a Hemingway, o con Camilo en esa famosa imagen de la entrada a La Habana en 1959, tomada por Luis Pierce.
Dominga (1960), de Liborio Noval.
Primer día (1961), de Roberto Salas.
A partir de mañana, los niños, adolescentes y jóvenes en coordinación con las escuelas podrán visitar la galería, pues son ellos quienes precisan adquirir cultura visual de la historia cubana.
La exposición estará abierta solo por varias semanas. Es por ello que el público debe aprovechar esta oportunidad de visualizar la Revolución en una muestra fotográfica, recurso documental certero e imprescindible, cuando no existían grandes avances tecnológicos y había que pensarlo para presionar obturador.