Será que la necedad parió conmigo / la necedad de lo que hoy resulta necio /
la necedad de asumir al enemigo, / la necedad de vivir sin tener precio.
Silvio Rodríguez
No he conocido a un hombre más inteligente que Fidel Castro. Crecí oyendo sus discursos en la televisión y cuando tuve edad suficiente me enfrenté a las lecturas más desafiantes de mi corta vida literaria. No fue necesario llegar a la universidad y chocar con sus "Palabras a los intelectuales" para comprender el lugar que este le concedía a la cultura y a quienes la practican. «Sin cultura no hay libertad posible », su petición de salvarla a toda costa me acompaña desde entonces.
No es secreto en nuestro país lo que ha sucedido a raíz de las acciones del Movimiento San Isidro (MSI) el pasado 27 de noviembre en las afueras del Ministerio de Cultura; tampoco lo fue lo sucedido entre el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, a uno de los provocadores que días después regresó al lugar violando lo acordado con anterioridad.
No es secreto que muchos intelectuales y artistas han abordado la necesidad de diálogo con las autoridades culturales del país; tampoco, que en Cuba desde hace años existen artistas cuyas ideas se oponen al Gobierno revolucionario.
Mi generación creció al compás de Los Aldeanos con su rap político que nunca respetó límites, y hace poco leí en Facebook un post del polémico Eduardo del Llano donde recordaba que, tras el estreno de la película Alicia en el pueblo de Maravillas, en 1991, los medios de prensa le cayeron encima. «Aunque ningún periodista mencionó nombres, Tribuna llegó a acusarnos de “larvas coleteantes en el pantano del oportunismo†» –explica.
Aclara Del Llano el motivo de este recordatorio después de tantos años y continúa: «Lo que hice fue seguir trabajando [...] Ser artista es un privilegio ». A mis ojos, su alegato apareció como una estocada ante todos los que intentan mancillar la noble labor del artista.
Esta revelación me dejó pensando en aquellos que durante años han defendido su derecho a ser y a proyectarse a través de las artes. No niega Eduardo del Llano, como no negaré yo, que en Cuba no han faltado las malas interpretaciones ante la obra de muchos creadores. Y puedo decir, por suerte, que en la mayoría de las veces, tarde o temprano, la rectificación ha llegado.
En los últimos días las redes sociales han vaticinado una hecatombe tras la publicación en YouTube del video Patria y Vida, donde Yotuel, Descemer Bueno, Gente de Zona, Maykel Osorbo y El Funky se unen en un contundente «Se acabó » dirigido a lo que ellos denominan régimen y dictadura, y que yo, con permiso de los lectores, lo llamaré Patria.
No es la canción una obra de arte, y su letra, lejos de provocarme sentimientos afectivos, evoca en mí todo el asco del mundo. La canción atenta contra todo lo que somos los cubanos, contra nuestra historia, la de nuestros padres, nuestros abuelos... Atentan contra los que trabajan, creen y crean para construir un país mejor; contra el movimiento artístico cubano, y convencido de que este no será uno de esos ejemplos a rectificar, digo que esa canción y el grito de «Patria y Vida » no me representan.
¿Cómo podrían representarme quienes incitan al odio, quienes dividen? Porque si algo queda claro es que de la única dictadura de la que Yotuel y su séquito podrían hablar es de la dictadura del odio. ¿Cómo me va a representar Maykel Osorbo, quien hace poco pedía una intervención militar en Cuba? ¿Cómo le creo el cuento chino a Gente de Zona, que gritó « ¡Viva Cuba! » hace unos años en la Ciudad Deportiva de La Habana, frente al pueblo y al Presidente de este país? ¿Dónde cambiaron o vendieron sus ideales con tanta frialdad? ¿Por qué ahora?
Yo que intento deshacerme de las palabras «mercenarios » y «provocadores », ¿cuáles debería usar para referirme a ellos? Patria y Vida ha tomado las redes. Quienes lo cantan y lo escriben no recuerdan que fue José Martí quien dijo para Cuba «Independencia o Muerte ». Que «Patria o Muerte » se gritó a pecho estrujado cuando vimos morir a 100 hermanos en una explosión y otros cientos resultaron heridos, cuando este país se construía a sí mismo en medio de las cenizas.
«Patria o Muerte » se gritó porque la CIA así lo exigió, porque no se pueden permitir que un gobierno se diga libre bajo su sombra. Y lo gritamos en Girón, y en el Escambray, y a pleno cielo sobre Barbados. Fue «Patria o Muerte » por las familias que nunca más volvieron a ser, por los que tiñeron de sangre este suelo. Y es «Patria o Muerte » por los mismos motivos.
No me cabe en la cabeza que quienes hace años se vanagloriaban de su cubanía hoy hagan la más grande afrenta a 90 millas de la Patria por la que, supuestamente, luchan. Desde un país donde nos mantienen bloqueados, asfixiados económicamente, y al que cada día se impide la entrada de alimentos y medicinas mientras en el suyo la gente carece y sufre fruto de la escasez. ¿En serio piden «Patria y Vida » desde aquella orilla?
Pues no, no me representa esa canción, ni ellos con su montón de billetes verdes ni los de San Isidro; no me representan su dominó trancado, ni su llamado a la anexión ni Luis Manuel Otero. No me representan quienes olvidan la historia, la tergiversan y la venden.
A mí me representan los que libran la mayor de las batallas aquí. Me representa la ciencia cubana con sus cuatro candidatos vacunales. Me representa mi universidad con sus valientes peleando en todas las trincheras. Me representan los libres, los comprometidos, los que desde pequeños se abrieron paso en los espacios de debate para decir del pi al pa y ayudar a construir la nación.
Me representa Martí con sus versos sencillos y libres, su «con todos y para el bien de todos ». Me representan los versos de Bonifacio Byrne tal y como los gritó Camilo Cienfuegos. Me representa Fidel y cada una de sus advertencias, me representa su deseo de salvar la cultura a toda costa. Me representa Fidel, que se fue a la Sierra y luchó por su ideal de justicia. Me representan quienes desde las artes son fieles a su historia y abren caminos intransitables conscientes de que «solo el amor convierte en milagro el barro », los necios empedernidos que saben que donde dice Patria no se debe vender la vida.