Para el joven director coral Maykel Iglesias la vida no hubiese sido la misma sin la existencia de los coros. A ese tipo de agrupación ha dedicado casi toda su existencia. Quien no lo conozca, al verlo pensará estar frente a un ser exigente y perfeccionista. Bueno, de hecho lo es con su trabajo, pero Maykel posee un carácter jovial y dicharachero.
Maykel Iglesias, director del coro AudiNos. (Foto: Tomada de Internet)
A sus 35 años, recién cumplidos el pasado jueves 21 de enero, ha alcanzado disímiles logros y reconocimientos en la dirección, la docencia, participación en eventos y como formador de agrupaciones, durante su ardua carrera artística. Aunque no exenta de obstáculos, ha sabido sortearlos gracias a su indiscutible talento, perseverancia, fe en sí mismo y al amor infinito a su profesión.
¿Cómo y cuándo comenzaste en el mundo de la música?
Provengo de una familia amante de la música. Crecí entre tangos, boleros, cantos de cuna... Pero, no fue hasta una navidad tenía yo cinco años en que, por azar de la vida integré un coro infantil en la parroquia de Buen Viaje. La organista era la gran maestra Freyda Anido. Desde entonces, no he podido separarme del arte de las voces.
¿Cuáles profesores te marcaron más, profesionalmente?
No tuve la oportunidad de estudiar en una escuela de arte. Cantaba y tocaba el órgano de modo autodidacta en la parroquia de Buen Viaje o en la Catedral de Santa Clara. Posteriormente, profesores como Alfredo Betancourt, Cira Vila, Héctor Vázquez, Marilín Cruz y Carmen Rosa Perdomo ayudaron a formarme como cantante coral aficionado.
«Luego, en el Centro Provincial de Superación para la Cultura descubrí mi vocación. Tuve un claustro de lujo. A Estela Alonso, Felipe Torres, Isabel Díaz de la Torre, Idania Cordero, Carlos González, Rafael Balmaseda, Rodé Loyda Estévez, Yolanda Martínez, entre otros, les debo lo que soy. Aunque, mi vida se completó gracias al maestro y pedagogo Dr. José Antonio Méndez Valencia, quien me dio fuerzas para creer en mí en momentos duros, así como las maestras María Felicia Pérez y Digna Guerra, todos vigilantes de mi carrera.
¿Qué representó para ti el paso por el Coro Provincial?
Fue una academia, mis inicios como profesional. Aprendí lo necesario y aporté modestamente en la fundación de CoraMarta. Estaré siempre agradecido de mis compañeros y la directora, Yolanda Martínez, por impulsarme. Constituyeron momentos decisivos para forjar al director que ahora soy.
Tu experiencia en las cantorías infantiles...
A finales de 1999 hubo un llamado ministerial para fundar el movimiento de cantorías. Comenzaba mi carrera profesional en el Coro Provincial y no vacilé en adentrarme en esa aventura. Así creé la cantoría Mi Sol, que supo ganarse un reconocido espacio en la vida cultural de la provincia. El Museo de Artes Decorativas nos acogió, y bajo la guía de Leyda Quesada y el acompañamiento al piano de la maestra Freyda Anido, viví la etapa más feliz de mi carrera.
El coro AudiNos marcó un gran momento en tu carrera y en tu vida. ¿Cómo surgió?
AudiNos primeramente Coro de Cámara de Villa Clara surge por la necesidad de crear una agrupación joven y diferente. Al inicio era mixto, en el cual estuvieron grandes voces que hoy son reconocidos cantantes, como Vionaika Martínez. AudiNos supo ponerse a la vanguardia, hasta el punto de haber sido el primero en Cuba en alcanzar la condición de Proyecto Nacional de la AHS. Hubo momentos difíciles, de lucha y discernimiento. Conté con la ayuda de mi amigo y maestro Dr. José Antonio Méndez, con quien, años más tarde, reformaría la agrupación como coro masculino de voces oscuras, un formato deficitario en el país, con el que he logrado mis mayores resultados.
Maykel Iglesias (a la izquierda) dirigiendo el coro AudiNos. (Foto: Ramón Barreras Valdés/Archivo de Vanguardia)
Tuviste que partir hacia Pinar del Río en un momento difícil de tu carrera...
Fue uno de los más duros de mi vida. Ver desintegrado mi coro sin razón alguna, así como a mis cantorías, y partir a una provincia desconocida, eso no tiene palabras. El Instituto Cubano de la Música decidió no crecer en más agrupaciones profesionales, y acordaron mantenerme con la tarea de dirigir el Coro Polifónico de Pinar del Río, que estaba a punto de desintegrarse, junto con el movimiento coral vueltabajero.
«Hoy estoy convencido de las buenas intenciones institucionales, pero realmente allí fue diferente. Lástima que las autoridades pinareñas no valoraran la labor que realicé, con mucho sacrificio y en condiciones adversas. No obstante, de nueve cantores que recibí dejé 20, y de unas tres cantorías infantiles existentes, logré crecer en nueve. Al final, de Pinar me llevé la alegría de la gente que aún hoy siguen agradecidas, y aprecié el cariño de muchas personas de mi ciudad a mi regreso.
Desde tu experiencia, ¿qué opinas del movimiento coral cubano actual?
Estamos en un momento de lujo para el movimiento coral, con excelentes agrupaciones reconocidas mundialmente en certámenes y festivales. Existe un programa para el desarrollo coral liderado por los grandes maestros que apoyan a las provincias, con excelentes directores jóvenes egresados de nuestros niveles de enseñanza.
«Pero, ojo, los que hoy llegamos no podemos negar un pasado, y mucho menos a las personas que en momentos difíciles salvaguardaron y mantuvieron vivo el arte de las voces. Tampoco, los más veteranos deben dejar de apoyar a los que llegan con ganas de luchar, quienes representan el futuro. Más bien, hay que hacer, con respeto y tolerancia, una mixtura que beneficie a la música coral cubana. Así, unidos, los de ayer y lo de hoy, podremos hacer un mañana ».