¡Nada de ola de calor!

El Doctor en Ciencias Ramón Pérez Suárez, investigador del Centro del Clima del Instituto de Meteorologí­a, precisó que en el caso especí­fico de Cuba, su condición insular hace sumamente improbable la ocurrencia de olas de calor.

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Altas temperaturas
(Foto: Tomada de Internet)
Tomado de la edición digital del periódico Granma
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22 Julio 2018

Como ya es habitual en cada verano, el calor sofocante vuelve a ser tema recurrente en las conversaciones de muchas personas que no dudan en afirmar que la caní­cula actual supera con creces la sentida en años anteriores.

Incluso, no faltan las especulaciones sobre sobre la posibilidad de que en nuestro archipiélago pueda haber una ola de calor en las venideras jornadas, tomando en cuenta la persistencia de dí­as consecutivos con predominio de sensaciones térmicas muy cálidas, debido al efecto combinado de la intensa radiación solar, la debilidad del viento,  alta humedad relativa, la merma en las precipitaciones y el acortamiento entre los valores de temperatura diurna y nocturna.

Para despejar  estas inquietudes,  Granma  contactó con el Doctor en Ciencias Ramón Pérez Suárez, investigador del Centro del Clima del Instituto de Meteorologí­a, quien precisó que el mencionado fenómeno se refiere a situaciones atmosféricas particulares de las latitudes medias y zonas continentales, cuando las temperaturas alcanzan valores por encima de los 40 grados Celsius, lo que unido a la baja humedad reinante, provocan la muerte de seres humanos por deshidratación y otras causas.

En el caso especí­fico de Cuba, aseveró, su condición insular hace sumamente improbable la ocurrencia de tales eventos, pues la brisa marina siempre será un factor atenuante para que no se registren escenarios tan extremos, a lo cual se suma el usual refrescamiento de la atmósfera causado por las tí­picas lluvias de las tardes veraniegas.

Según aclaró el profesor Pérez Suárez, el concepto de ola de calor no solo depende del comportamiento de las temperaturas, sino del impacto que ocasionan, de ahí­ que los servicios meteorológicos nacionales definan sus propios umbrales de esa variable para categorizar un proceso de altas temperaturas como ola de calor.

A modo de comparación con lo sucedido en anteriores veranos, el especialista manifestó que en junio no hubo ningún record de temperatura máxima absoluta, mientras la media mensual estuvo muy cerca de la norma con una anomalí­a de 0,2 grados Celsius por debajo de la habitual.

Tampoco en las dos primeras decenas de julio hay reporte alguno de nueva primací­a de máxima y el mayor registro notificado hasta esa fecha es de 37,3 grados Celsius, en Veguitas, Granma, el dí­a 17. Vale recordar que en el séptimo mes del calendario del 2015 se establecieron once record de calor.

Si bien el actual periodo estival en Cuba permanece dentro del rango de lo normal, entre 1951 y el 2010 la temperatura media en la etapa de verano aumentó en 0,8 grados Celsius, lo que confirma la tendencia hacia un clima más cálido en el paí­s.

Lo anterior, subrayó el Doctor Ramón Pérez, nos conduce de manera progresiva hacia valores extremos de calor en la medida que pasen los años, pero al menos por ahora nuestra condición insular nos protege de las llamadas olas.

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