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13 Agosto 2015

«[...] pues la edad de los héroes y los genios no se mide por dí­as ni por años,
sino por largos siglos y milenios ».
(Del poema El tiempo no devora redentores, Indio Naborí­, 1996)

Fidel no sabe dibujar, y ni de niño se conoce que lo haya intentado. Sí­ suele «mientras habla, garabatear las hojas de un bloc », o al menos así­ lo hizo en algún momento de las 23 horas de conversación con Frei Betto, en 1985. Y aunque el fraile dominico brasileño lo valoró como un recurso que lo ayudaba a sistematizar las ideas, no se trata propiamente de delinear sobre una superficie figura alguna, como sí­ lo hizo en la camisa de Nelson Domí­nguez.

Dibujo hecho por Fidel en la camisa del pintor Nelson Domí­nguez.ezDibujo de Fidel sobre la camisa del pintor cubano Nelson Domí­nguez. (Foto: Tomada de Internet)

Según explica el pintor cubano, se trata de una caricatura de él hecha por el propio Fidel, en 2002, de regreso a Cuba, luego de asistir en Ecuador a la inauguración de La Capilla del Hombre, obra de Oswaldo Guayasamí­n. «El Comandante en Jefe invitó a varios artistas a un encuentro, donde los plásticos le regalamos algunos dibujos. Fidel, en muestra de agra­decimiento, nos firmó algunos mensajes; al no tener yo nada a mano para que me firmase, dibujó sobre mi camisa y en su mensaje expresó el deseo de ser algún dí­a "un pintor más exacto" », explicó Domí­nguez años después.

Pero no es el caso de un lí­der al que le gus­te, sepa o pretenda pintar, pues según él mismo ha contado, lo más que ha hecho es leer, leer y leer cuantos libros ha podido en su vida. Disfruta escribir, filosofar, polemizar, hablar, y es capaz de abordar cualquier tema en los más diversos escenarios y circunstancias. Y aunque él no lo quisiera o no lo quiera, le ocurre lo que a pocos: es un ser humano «asediado por la gloria », al decir del escritor, periodista, profesor e investigador Luis Toledo Sande.

Y «asediado » es el término exacto para referirnos a lo que le sucede con los perio­distas y artistas. Sin embargo que se conozca públicamente y contrario a las decenas de entrevistas concedidas, entre las miles solicitadas, solo ha accedido a posar para un pintor: Oswaldo Guayasamí­n.

Cuatro «Quijotes » rebeldes

Entrega a Fidel del primer retrato que le realizó Oswaldo Guayasamí­n.Gracias a los archivos de la revista Bohemia se conserva el momento de la entrega, por Guayasamí­n, de su primer retrato a Fidel en la sede de la legación ecuatoriana en La Habana. Asistieron varias personalidades como el canciller Raúl Roa Garcí­a y el Poeta Nacional Nicolás Guillén. (Foto: Tomada de Internet)No tiene que contármelo nadie para imaginármelo y debió serle muy difí­cil per­manecer varias horas frente al caballete del artista. Fue el sábado 6 de mayo de 1961, bien entrada la noche, en la casona del Ins­tituto Cubano de Amistad con los Pueblos. El propio artista lo describió en una oportunidad: «No se está quieto un instante, atiende, llama, sugiere, indica, entra y sale, por lo tanto, hay que tener paciencia y esperar ».

Mucho trabajo costó a Celia Sánchez persuadir al entonces joven Primer Ministro del Gobierno Revolucionario para que accediera a la inusual petición hecha por Guayasamí­n, quien solo argumentó querer pintar «al jefe victorioso de una genuina revolución latinoamericana como testimonio de su solidaridad ».

El relato sobre el acontecimiento ha sido narrado por el propio pintor ecuatoriano, y refiere sus esfuerzos por pintar de prisa y con luces artificiales «a una figura cuya vitalidad parecí­a imposible retener inmóvil tanto tiempo », por lo que tuvo que pedirle reiteradamente que no se moviera, y otras, ir a su lado para precisar el ángulo que necesitaba.

No habí­a amanecido aún cuando Guaya­samí­n anunció que habí­a concluido. A Fidel le gustó. La pincelada es excelente, el trazo firme. Se le ve vigoroso, expresivo, como corresponde a un Quijote rebelde. Está satisfecho y elogia el estoicismo del artista, único para quien volverí­a a posar en tres ocasiones más: 1981, 1986 y 1996.

Sobre estos tres últimos retratos coincido con la valoración de Aliana Martí­nez, estudiosa de las artes plásticas:

En el retrato de 1981 se reitera la imagen quijotesca, pero el tratamiento de la barba es más delicado; en el de 1986 cuando Fidel cumplí­a 60 años, el abordaje del color es diferente, con predominio de los tonos ama­rillos. Ya aparece el desgaste fí­sico, el impacto del tiempo.

Tres retratos de Fidel realizados por Oswaldo Guayasamí­n.

El último es el único retrato en el que Guayasamí­n no solo a Fidel, sino a cualquier otro retratado en ese perí­odo pinta las manos. Por su fuerza, muchos coinciden en que es una obra medular. Fidel ha cum­plido 70 años. Los empastes y colores logran efectos audaces de luces y sombras y con­vincentes texturas de la piel.

En el imaginario popular

La imagen de Fidel ha estado en el imaginario popular desde los años 50 del pasado siglo, y cada forma (fotografí­a, pinturas, dibujos, carteles, ví­deos) ha representado, de uno u otro modo, «un abrazo con una figura histórica », según Axel Li, crí­tico de arte de Opus Habana, y autor de una polémica tesis sobre el humor gráfico en Cuba.

Caricatura escultórica de Fidel realizada por Tony López.Caricatura escultórica de Fidel realizada por Tony López. (Foto: Tomada del sitio digital de Juventud Rebelde)Dentro de este género figura una sui gé­neris caricatura tridimensional hecha a Fidel por Tony López (España,1918-EE.UU., 2011), prácticamente desconocida. Evoca al fundador del Movimiento 26 de Julio (M-26-7), «vestido de traje, imberbe, muy apuesto, en evidente postura de quien va a dirigirse apasionadamente al público, con la mano izquierda en el bolsillo del pantalón, el brazo derecho plegado, la mano cerrada y el í­ndice elevado que lo caracteriza », de acuerdo con la descripción que hace el propio Li.

El escultor, por entonces radicado en Cu­ba, también realizó tres pequeños bustos del entonces joven abogado: dos en 1958 y el otro, en 1959. La figurilla corresponde aproximadamente a 1955.

Pero, ¿quién no recuerda, ha leí­do o escuchado hablar del Fidel barbudo de René Nuez, o el de Juan David, maestro de la caricatura personal? Lo mismo se me ocurre preguntar sobre el Fidel de Conrado Massaguer, o el de « ¿Voy bien, Camilo? », que recoge un instante mí­stico, de fuerte simbolismo, cuando una paloma blanca se posa sobre el recién triun­fante lí­der mientras hablaba en público.

Fue la época en que posiblemente más se le dibujó, como parte de una noticia, en relación con un hecho u otra intencionalidad periodí­stica. Fidel aparecí­a dibujado en todas partes, incluso, «desdibujado » en paredes, tapias, pancartas, puertas, ventanas, vasos, platos, libretas y cuadernos escolares.

Con el tiempo, Li es categórico «la imagen del jefe revolucionario, reflejada desde la perspectiva del humor editorial y la caricatura personal, fue perdiendo vigor en la prensa nacional », lo cual sin quedar relegada absolutamente hizo pensar en una especie de desaprobación oficial que, en última instancia, pudo seguir al deseo manifiesto del propio Fidel de evitar el culto a su personalidad, y ¿por qué no? la voluntad polí­tica de cortar la retirada a una burguesí­a «chistosa e inconforme » que den­tro y fuera de la Isla recurrí­a a comentarios gráficos mal intencionados con el fin de provocar desequilibrio y disturbios, como bien apuntara en 1960 el colega Jaime Sarusky.

Caricatura de Rafael Fornés.Caricatura Un pueblo que tiene un rostro, Fidel, realizada por Rafael Fornés (1917-2005), y que corresponde a los primeros años de la Revolución. (Foto: Tomada de Internet)

En definitiva, la caricatura es más que la de la prensa plana, y en la actualidad originales retocados de la época se exhiben en galerí­as y exposiciones itinerantes. Sobresalen además de los ya citados las caricaturas de Fidel realizadas por Fornés, Chago, Delga, Raval, Adán, Boligán, Laz, Amí­lkar, Tomy, í‘ico, Piedra, Roland, Pedro, Nordelo, Virgilio... Todas tienen su mérito, pues señalan aquellas maneras o soluciones gráficas aparecidas con los años y conforme con voluntades propias y/o ajenas.

El mejor retrato

Acuarela de José Luis FariñaFidel, acuarela de José Luis Fariñas, 2006, sobre serie fotográfica de Liborio Noval. (Foto: Tomada de Internet)Fidel dibujado por el chileno Roberto Bizama.Fidel dibujado por Roberto Bizama, artista chileno de la plástica. (Foto: Tomada de Internet)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios, al Diablo lo que es del Diablo, y a Fidel, ¡lo que es de Fidel!, que no es ni una cosa ni la otra, pero sí­ indiscutiblemente un lí­der de «talla extra », un polí­tico excepcional, un eterno rebelde, un luchador incansable, aun cuando ya se acerca a su 89 cumpleaños.

Hace poco leí­ un comentario del colega Iroel Sánchez en el cual en boca de Sidney Pollack hace referencia a cierto listado en que Fidel aparece junto a figuras como Cristóbal Colón, Einstein, Jesucristo, Mahoma y Galileo. Y cita de memoria lo dicho al respecto por el cineasta a Estela Bravo: «El mundo ya no será igual después de él ».

Mas, a juzgar por sus concepciones acerca de la historia, la eternidad y la gloria, no creo que Fidel haya perdido alguna vez el sueño más allá de sus hábitos nocturnales por tal o más cual imagen sobre su persona. De ser así­, su vigilia no tendrí­a fin. A él le han rimado los poetas; biografiado, los cronistas; referenciado, los articulistas; entrevistado, los periodistas; captado, los fotorreporteros, dibujado, los caricaturistas; pincelado, los pintores; cantado, los trovadores.

Fidel Castro y Camilo Cienfuegos, Caravana de la Libertad, 8 de enero de 1959.Fidel Castro y Camilo Cienfuegos durante la entrada de la Caravana de la Libertad a La Habana, el 8 de enero de 1959. (Foto: Luis Korda)

Durante la entrevista concedida en 1992 a Tomás Borges, reveló que su sentido estricto de la justicia le prohibí­a «juguetear con la idea de ocupar sitios prominentes, sitios destacados », por lo que preferí­a «mil veces » pensar en el lugar que les corresponde a las causas que defiende, a las ideas justas, a los derechos del hombre, «a la felicidad del hombre en el mundo del futuro ».

Y aunque a fuerza de los años ha debido aceptar homenajes, condecoraciones, celebraciones y cumpleaños públicos, nunca ha aceptado un retrato oficial. Y entre cientos, los hay muy buenos, por reflejar, además, su pensamiento y su alma. Hechos por artistas cubanos y extranjeros, ahí­ están los «Fidel », de Servando Cabrera (1980), Oscar Niemeyer (1999), José Luis Fariñas (2006), Dausell Valdés (2008), Franco Azzinari (2012), Kamyl Bullaudy (2013), por solo citar algunos.

Lo mismo pudiera decirse de las fotografí­as. Ellas constituyen las muestras más reales de su intensa mirada, de su sonrisa, del emblemático uniforme verde olivo, de su estatura de lí­der universal. Verdaderas joyas de consagrados del lente: Alberto y Luis Korda, Jorge Oller, Rogelio Moré, Osvaldo Salas, Liborio Noval, entre otros que, en el mundo del audio­visual, alcanza supremací­a en Roberto Chile, cuyas imágenes perpetúan el sentimiento y la épica de la historia cubana más reciente.

Nadie ha descrito a Fidel Castro Ruz mejor que su amigo Gabriel Garcí­a Márquez: «Lo llaman: Fidel. Lo rodean sin riesgos, lo tutean, le discuten, lo contradicen, le reclaman, con un canal de transmisión inmediata por donde circula la verdad a borbotones. Es entonces que se descubre al ser humano insólito, que el resplandor de su propia imagen no deja ver... »

Foto Eterno Baragua, de Roberto Chile.Foto Eterno Baragua, de Roberto Chile, perteneciente a la muestra «Fidel es Fidel ». (Foto: Tomada del sitio Cubadebate)

Y ¿quién lo ha pintado mejor? Su pueblo, la vida misma.

Al arribar este 13 de agosto a los 89 años, Fidel continúa siendo como en los versos del canto romántico que escribió Carilda Oliver, en marzo de 1957, cuando leyó la confirmación en la revista Life de que el jefe rebelde estaba vivo: «como un ciclón repentino /como un montón de banderas ».

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