Tomado de la edición digital del periódico Granma
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31 Enero 2017

«Por la educación vivió y luchó Fidel. Movió sus energí­as por transformar Cuba, Latinoamérica y el mundo, porque no era posible la educación para todos, sin justicia para todos. La Revolución se hizo para la justicia y la educación, que es lo mismo que decir para la vida. Con la educación la Revolución es verdadera. La educación enraí­za la idea de la Patria, y con Martí­ pensamos que Patria es humanidad ».

Así­ expresó la periodista Katiuska Blanco Castiñeira, autora de libros como Todo el tiempo de los cedros y Fidel Castro: Guerrillero del Tiempo, al intervenir en el panel Fidel Castro, educador de la esperanza, que inauguró la primera jornada del Congreso Pedagogí­a 2017, en el capitalino Palacio de Convenciones.

«Fidel fue un maestro » que consideraba la educación como antí­doto esencial contra la tragedia, subrayó, y lo llamó el «eterno inconforme », que lamentaba la falta de tiempo para darnos más.

Las experiencias del Comandante en Jefe en su niñez, lo sufrido, indagó Katiuska Blanco, lo colocó junto a los que nada poseí­an y en favor de una educación nueva, cuyos componentes esenciales fueran el amor; la enseñanza para vivir plenamente en el disfrute de la naturaleza y la cultura; la importancia de forjar el carácter, la espiritualidad, la bondad y la capacidad de sacrificio; las martianas ideas del bien y la virtud; claves de lo que él consideraba imprescindible para los seres humanos.

«Se habla siempre de la Campaña de Alfabetización, pero ella fue precedida de esfuerzos que empezaron mucho antes », señaló, y puso como ejemplo la creación de la Academia Abel Santamarí­a en prisión, las clases que impartí­a el Guerrillero Heroico a los combatientes rebeldes para que aprendieron a leer y escribir en la Sierra Maestra, y luego del triunfo de la Revolución la creación del contingente de Maestros Voluntarios, las 10 000 aulas surgidas en 1960 y la escritura y publicación de libros de textos sobre la Historia de Cuba.

Por su parte, la doctora Lesbia Cánovas, presidenta de honor de la Asociación de Pedagogos de Cuba, explicó que desde La historia me absolverá Fidel se referí­a a los educadores, y no solo pensaba en la educación y los maestros cubanos, sino que hablaba de la posibilidad de llevar la enseñanza a otros paí­ses.

«Las maneras del Comandante promover la formación de maestros no siguió los caminos tradicionales. Eso hizo posible, en un plazo tan breve, que todos los niños y niñas cubanos asistieran a las aulas. La clave era el maestro ».

Fidel tení­a como nadie la capacidad de motivar, ofrecí­a argumentos, vinculaba la necesidad social con el crecimiento individual de cada uno, expresó Lesbia Cánovas. «Siempre nos explicó que í­bamos a tener asegurada la continuidad de estudios, un empleo digno, que nos llenarí­a de orgullo ».

Llamó la atención sobre su modestia, su entrega total, y señaló que los maestros cubanos tienen el privilegio de contar con el ideario de Fidel, nutrido del pensamiento pedagógico martiano y el marxismo leninismo. Los nuevos tiempos que estamos viviendo no nos permiten seguir los caminos trillados, y solo podremos reinventar la educación si leemos todo ese cúmulo de vivencias, discursos, reflexiones del Comandante en Jefe, indicó.

El teólogo de la liberación y periodista brasileño Frei Betto, abogó por cuestionarnos qué clase de educación estamos dando: si una que reproduce las nociones de las clases dominantes, o una que es capaz de hacer mirar el mundo con la óptica de los oprimidos.

«En los paí­ses capitalistas la educación es una tarea utilitarista, que sirve para formar mano de obra calificada para la reproducción del sistema capitalista de opresión y explotación », subrayó, y destacó la importancia de la espiritualidad como «la capacidad que tenemos de establecer relaciones de amor entre nosotros ».

«Tenemos que pensar la educación como formación crí­tica, como formación de protagonismo, para transformar el mundo y la sociedad… El problema hoy es cómo hacer una educación ética ».

Betto resaltó que si se quiere comprender a Fidel hay que conocer dos fuentes fundamentales de su formación, José Martí­, «que le ha dado la lógica y la lucidez de ser un hombre de protagonismo histórico », y los jesuitas, que tuvieron una importancia fundamental porque le dieron la educación para la voluntad.

«Fidel era un hombre de valores y una energí­a espiritual muy fuerte para mantenerlos. Este pueblo tiene como tarea histórica y colectiva seguir valorando este sistema socialista ».

Elí­as Jagua, ministro de Educación de Venezuela, rememoró anécdotas junto al Comandante Chávez y al lí­der de la Revolución, y expresó el agradecimiento por los programas Yo sí­ puedo y Yo sí­ puedo seguir, los aportes de los más de mil especialistas de la salud y la formación de los jóvenes venezolanos y médicos integrales comunitarios que han estudiado gracias al empeño del Comandante.

«Hoy nosotros, revolucionarios de este continente, podemos decir parafraseando a Bolí­var: “Gracias Fidel, tú formaste el corazón de generaciones enteras para lo grande, para lo hermoso, intentaremos seguir el sendero que tú señalaste” ».

Además, Leyanis Burgos, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media de la Escuela Pedagógica Fulgencio Oroz, de La Habana, se refirió a la fe que Fidel siempre tuvo en la juventud, pues como él expresara «creer en los jóvenes significa un pensamiento, significa una actitud ». Asimismo, puntualizó que su labor como futura educadora es enseñarle a las nuevas generaciones la impronta del eterno joven rebelde en la Revolución.

«Debemos ser mejores revolucionarios, mejores martianos y, sobre todo, profundos fidelistas (…). Con los jóvenes sí­ se puede contar », afirmó. (Lissy Rodrí­guez Guerrero y Marí­a Karla González Mir, estudiante de Periodismo)

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