Si la memoria no me traiciona este martes 7 de junio celebra sus 80 años de vida Pedro Chávez González, uno de los iconos de la pelota cubana de la década del 70, junto a Urbano González, el toletero Miguel Cuevas y los serpentineros Manuel Alarcón, Modesto Verdura y Aquino Abreu, entre otras estrellas de aquella era romántica de nuestras series nacionales.
Jardinero e inicialista, su nombre está asociado a varios momentos importantes del béisbol en el período revolucionario. Fue el primer jugador en acaparar en dos ocasiones el liderato de los bateadores en los campeonatos nacionales. Primero con Occidentales en la temporada de 1964 (333) y más tarde vistiendo la franela de Industriales en la contienda de 1966-1967, aunque con el average más bajo que se recuerde en una campaña de los organizadas a partir de 1962, al promediar 318, pero bien sabemos que era una época en que se bateaba muy poco.
Chávez tuvo el honor de integrar el equipo que conquistó en Costa Rica el primer título mundial del deporte de las bolas y los strikes en el periodo revolucionario, en los días gloriosos de abril de 1961, mientras que en Playa Girón el pueblo uniformado le asestaba al imperialismo yanqui la primera gran derrota militar en América Latina.
En ese combinado criollo, Chávez fue uno de los pilares. Terminó en el cuarto puesto en la lista de los primeros bateadores con 459 de average, y al frente de los impulsadores (19), además de compartir el de hits conectados (17).
En los IV Juegos Panamericanos de Sao Paulo-1963 cumplió eficientemente en su rol de cuarto bate en el primer choque que los nuestros le ganaron a Estados Unidos, 13 a 1, al disparar dos películas de cuatro esquinas y fletar siete carreras para la goma. Al igual que en la justa del orbe costarricense, concluyó en la cuarta plaza entre los mejores bateadores (438) y encabezó a los empujadores (13).
Aparte de esas citas, lució el traje de la selección nacional en las porfías panamericanas desarrolladas en Chicago-1959 y Winnipeg-1967 e integró la llamada Delegación de la Dignidad que acudió a los históricos Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Juan, Puerto Rico, hecho del que se conmemora este mes 50 años.
Como pelotero Chávez formó parte de cinco colectivos que se titularon en las series nacionales: Occidentales (1962), Industriales (1963, 1965 y 1966) y Habana, en 1968. Tuvo el honor de abrir el club de los que han conseguido el exclusivo doblón en nuestros certámenes beisboleros de proclamarse campeón como jugador y luego en el puesto de mando, pues en 1973, tras una espera de siete años guió a los azules hasta la cima.
Luego, en la campaña de 1985-1986, Chávez sacó también a los Industriales de su mayor período de sequía triunfadora que se prolongó durante 13 años, precisamente el tiempo que medió en sus dos coronaciones como timonel.
Polémica decisión
También fue Pedro Chávez el primero en inaugurar en la historia de los campeonatos mundiales el club de los vencedores en el terreno y después batuta en mano, relación a la que ingresó posteriormente Alfonso Urquiola cuatro veces monarca del orbe como jugador (1973, 1978, 1980 y 1984) y una como piloto en la justa planetaria de 1998.
Chávez, como señalamos anteriormente, integró la plantilla del equipo que reinó en Costa Rica-1961 y después dirigió al elenco cubano que se impuso en las confrontaciones del orbe de 1984 y 1986.
En la primera de estas dos últimas mencionadas lides, protagonizó una polémica decisión que aún se recuerda, cuando el lunes 15 de octubre de 1984, estando debajo en la pizarra, 4 a 5, frente a Puerto Rico, en el final del noveno envió a Lázaro Junco de emergente nada menos que por Antonio Muñoz.
Aún tomando en cuenta que el lanzador contrario en aquel momento era el zurdo Jesús MotoraFeliciano, cambiar a un bateador de la talla del Gigante del Escambray que había empatado anteriormente el encuentro con un cuadrangular, era una decisión cuestionable.
Pero, ¡vaya cosas del béisbol!, Junco respondió con una descomunal conexión que pegó en la pared del medio, aunque finalmente no logró pasar de la intermedia y Puerto Rico se llevó el ansiado triunfo.
Años más tarde, en el estadio Sandino, tuve la oportunidad de conversar con Lázaro Junco sobre la jugada:
«Cuando Chávez me dijo que saliera a empuñar de emergente por Antonio Muñoz, sentí una gran impresión, porque Muñoz era un gran bateador, para mí uno de los mejores bateadores que ha pasado por el béisbol revolucionario. Fue tanta la impresión que le dije a Chávez: “ ¿Pero por Muñoz?â€, y entonces él me contestó, “sí, tú por Muñozâ€.
«Sentí una gran satisfacción al no hacer quedar mal a Chávez, pues disparé doble. Creo que ese es uno de los grandes regocijos en mi trayectoria como pelotero. Haber conectado doblete de emergente por un señor bateador de la pelota cubana como es Antonio Muñoz ».
Al preguntarle a Chávez por la controvertida decisión, me comentó: «Es verdad, lo saqué por un emergente, pero era el bateador que más respetaba en las series nacionales. Tanto es así, que en dos o tres ocasiones me la jugué con él, pasando el gane. Una de esas veces fue en el Latinoamericano, lo pasé y detrás venía Enrique Oduardo, que también era tremendo bateador y me dio una por el jardín izquierdo que el jardinero izquierdo la cogió casi pasado de la cerca ».
Cuando entrevisté a Antonio Muñoz para mi libro El Gigantedel Escambray, que salió a la luz en el año 2015, el más grande bateador zurdo que ha desfilado por las series nacionales me hizo una confesión que caracteriza la manera en que el destacado exjugador capitalino se desempeñaba sobre los diamantes beisboleros: «En los inicios de mi carrera simpatizaba mucho con Pedro Chávez, me gustaba el coraje y la decisión con que jugaba ».