¿Sin estrellas?

Tal parece que en Villa Clara terminaron los tiempos en que sus hombres de béisbol eran de vital valí­a en los equipos Cuba.

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Mayli Estévez Pérez
Mayli Estévez Pérez
@mestevezp
1830
13 Abril 2017

Parecí­a que con el retiro de Ariel Borrero se terminaba para Villa Clara una época donde apellidos de la novena anaranjada en la liga doméstica eran infaltables luego en el team Cuba. Y lo que parecí­a, fue. Borrero era el «último de los mohicanos » y las exclusiones de villaclareños en las principales instancias así­ lo confirman.

Por estos dí­as, una liga de la media para abajo, como la Can-Am, se hizo de los favores de siete peloteros cubanos (contando al más que deseado Roel Santos, que se debate entre la japonesa y la norteña); ninguno de ellos es de Villa Clara. Y sí­ así­ pasa con los canadienses, mucho menos sucederá con los nipones, aunque algunos han mirado a la generación sub 23, como han mirado a otros. Todaví­a ninguno encandila. ¿Se ha quedado sin estrellas Villa Clara?

Gradas del estadio Sandino, de Santa Clara.
(Foto:Yariel Valdés González)

Los de acá han desaparecido hasta del interés nacional. Hay que mirar que a la principal competición, el Clásico Mundial de Béisbol, solo el cifuentense Alaí­n Sánchez vistió la camiseta, pero relegado a un papel secundario. Tanto, que en seis partidos salió al relevo en una ocasión, y ante cuatro bateadores, permitió dos carreras limpias. Súmele, que Sánchez es el segundo lanzador del staff naranja, y que el as de la rotación, Freddy Asiel ílvarez, no hizo la cruz siquiera en el Caribe. Para un team Cuba solo se han reportado lanzadores  por años, la  base de los resultados aquí­, y en alguna ocasión Yulexis La Rosa llevando los arreos. El infield titular villaclareño con la excepción de Norel González ve pasar sus mejores años por más de tres décadas en cada posición. Los jardines por el estilo.

No excluyo que, probablemente, para ese equipo que jugará 21 partidos en la Can-Am, algún llamado se escuche acá, pero sin las etiquetas de estelares que otrora caracterizaron a los integrantes villaclareños del equipo nacional. Aunque el mal es de raí­z, tampoco el «Cuba » actual pasa de la evaluación de «regular ». Tal parece que cualquiera con una actuación de la media (dada las ausencias explicables e inexplicables en la pelota) cumple el rango dentro de los mayores.

No es que falte talento en esta tierra pródiga en buenos peloteros, sino que la varilla de calidad no está precisamente en el equipo grande. Los propios scout norteamericanos y de franquicias profesionales reunidos en el Clásico lo dejaban claro: «El interés por la pelota cubana está en las categorí­as inferiores ». Una verdad de Perogrullo.

¿Qué ofrece Villa Clara? Norel González con el madero y Yosver Zulueta, desde la lomita, están destinados por su talento a llenar el espacio que otros dejaron. Ambos junto al pitcher Eduardo Rodrí­guez examinados en febrero por los «cazadores » del club  Dragones de Chunichi  (firmaron al lanzador pinareño Raidel Martí­nez y al jardinero pinero Leandro Urgellés). El sub 23 ofrece más de una rareza, pero tienen camino por delante para mostrar si pasarán de largo o dejarán huellas en un béisbol que los necesita para respirar en medio de la nada.

Sobre la interrogante inicial, ahora mismo Villa Clara no tiene mucho que ofrecer, a no ser el corazón. Es lógico entonces que en los torneos de importancia le pasen la raya roja al territorio o se le otorgue un mí­nimo de cupos, más allá de que para esto, normalmente, lo que habla es el rendimiento, y este ha hablado claro. Por más que pueda cegar el regionalismo, hay toque de queda para las estrellas.  

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