La muerte se ha ensañado en los últimos tiempos con las figuras emblemáticas de nuestro boxeo. Cinco de los medallistas de la escuadra que nos representó en el IV Campeonato Mundial efectuado en Reno, Estados Unidos, en 1986, ya no están físicamente.
En estos cinco años partieron hacia la eternidad el gran Teófilo Stevenson y Adolfo Horta, quienes justamente se convirtieron en la mencionada cita en los primeros trimonarcas del orbe. Horta con la particularidad de haberse coronado en tres divisiones.
También fallecieron Candelario Duvergel y Arnaldo Mesa, ganadores de plata y bronce, respectivamente.El pasado miércoles, ese accidente irremediable de la vida puso fuera de combate en Estados Unidos, al holguinero íngel Espinosa, quien en la segunda mitad de la década del 80 del pasado siglo llegó a ser considerado el mejor púgil aficionado del planeta.
Nacido en 1966, Espinosita lo obtuvo casi todo sobre el ring. Digo casi todo, porque faltó en su vitrina el oro olímpico, que seguramente hubiera alcanzado de Cuba haber concurrido a las citas estivales de Los íngeles 1984, y Seúl 1988. Lamentablemente, cuando asistió a Barcelona 1992, ya había visto pasar sus mejores momentos en el cuadrilátero, y en los 81 kilos sucumbió en el tercer pleito ante el polaco Wojcieh Bartnik, lo cual lo dejó fuera del reparto de las preseas.
Su brillante carrera internacional comenzó en el mundial juvenil organizado en República Dominicana, en 1983, al ceñirse la faja de los 63.5 kilos, luego de superar en la final al estadounidense Meldrick Taylor.
En 1986, en la porfía de Reno, alcanzó el punto más alto de su carrera al reinar en los 71 kilos, tras superar al alemán Enrico Richter. Tres años más tarde, en la lid universal cebrada en Moscú polémica por la cantidad de decisiones injustas tuvo que conformarse con el metal de plata al ceder contra el anfitrión Andrei Kurniavka, en los 75 kg.
Otros dos lauros importantes adornan su trayectoria, el título en los Juegos Panamericanos en Indianápolis 1987 y los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Santo Domingo 1986.
Le levantaron el brazo en los combates por el metal áureo en cuatro divisiones diferentes (63.5, 71, 75 y 81) en los Torneos Nacionales Playa Girón y reinó en tres categorías en los certámenes Giraldo Córdova Cardín.
En 1984 comenzó a eslabonar una cadena de peleas ganadas consecutivamente que fue detenida en la segunda parte no oficial del X Tope Bilateral entre las escuadras de Cuba y Estados Unidos, escenificado en este último país en diciembre de 1986. Había salido airoso en 55 pleitos, cuando dos de los tres jueces lo vieron perder ante Omani Parke. Antes, en la cartelera oficial, mayoreó al entonces monarca mundial de los 75, Darin Allen, a quien derrotó por RSC en el tercer asalto.
Espinosa mostró inconformidad con la decisión adversa frente a Parke. «Creo que no perdí el combate. Parke es un hombre muy fuerte y peligroso en corta distancia, pero yo pegué más que él en los tres asaltos », dijo entonces este ícono del boxeo cubano que acaba de marcharse del mundo de los seres vivos.