Lo ocioso de los inventarios ociosos

Afectaciones millonarias a la economí­a por productos que duermen el sueño eterno en los almacenes.

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Narciso Fernández Ramí­rez
Narciso Fernández Ramí­rez
@narfernandez
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21 Enero 2019

La batalla económica sigue siendo la principal por librar en aras del socialismo próspero y sostenible al cual aspiramos. Sin embargo, cada año se pierden combates que a la larga conspiran contra ese propósito clave, y el asunto de los inventarios ociosos y de lento movimiento resulta uno de los problemas que afectan y lastran el desarrollo económico del paí­s.

Nuestra provincia no está exenta de ese dilema. Al cierre del 2018, según datos aportados por la Oficina Nacional de Estadí­sticas e Información (ONEI) a la Empresa Comercializadora de Productos y Servicios Universal Villa Clara, entidad esta última encargada de rectorar esta actividad en el territorio, existí­an inventarios de lento movimiento por valor de 39 millones de pesos MN,   que involucraban a 80 empresas villaclareñas. Un monto nada despreciable que gravita de manera negativa sobre la economí­a del territorio y del paí­s.

Caricatura de Alfredo Martirena sobre productos ociosos.
(Ilustración: Alfredo Martirena)

A ese lastre se suman otros casi seis millones de pesos por inventarios ociosos, con 98 empresas implicadas, a pesar de ser Villa Clara una de las provincias pioneras de las llamadas Ferias de Oportunidades, de las cuales se realizaron seis en el 2018 y ayudaron a paliar la complicada situación, pues generaron ventas por 1369.58 pesos MN; de ellos, $223.69 pesos correspondieron a las entidades que concurrieron, $527.50 a Comercio y $618.50 a la propia Empresa Universal.

Estas cantidades millonarias en inventarios de lento movimiento u ociosos afectan a todas las provincias cubanas, con una tendencia al crecimiento. Cifras escalofriantes que ya en el 2016 superaron los 24 700 millones de pesos, de los cuales, alrededor del 30 % resultaron ser producción terminada y mercancí­as listas para la venta.

Un «lujo », o mejor dicho, un despilfarro monetario que ninguna economí­a puede permitirse. Mucho menos una subdesarrollada como la nuestra, afectada, además, por un férreo bloqueo causante en el año recién finalizado de pérdidas ascendentes a 4321 millones de dólares, a precios corrientes.

Las causas de tales males, con almacenes repletos de productos inutilizados o sin uso, son diversas y van desde la ineficiente rotación de los artí­culos, fallas en los ciclos de reaprovisionamiento de las empresas hasta aquellas relacionadas con las compras excesivas, las fallas en el control interno y en la gestión para movilizar los inventarios, así­ como en la decisión del destino final de estos, además de los cambios tecnológicos y las presiones que ejerce la necesidad de ejecutar el presupuesto asignado.

No es casual entonces que en cada comprobación al control interno se le dedique especial atención al tema de los inventarios.   Según Gladys Bejerano Portela, contralora general de la República, aún se mantienen altos í­ndices de inventarios ociosos y de lento movimiento, pues se reitera inobservancia de las normativas vigentes, desactualización de las existencias y submayores, omisión de vales de entrega y ausencia de comprobación fí­sica de los productos en existencia.

Todo ello produce un efecto negativo en la economí­a, pues esa falta de control determinó en ocasiones que el paí­s adquiriera mercancí­as existentes en los almacenes en cantidades suficientes. Lamentablemente, y no pocas veces, ha pasado que lo ocioso y sin uso en un lugar está deficitario en otro, al extremo de obstaculizar la continuidad de una obra o de un trabajo y llegar, incluso, a paralizarlo.

De ahí­ la utilidad de las referidas Ferias de Oportunidades, que en la tercera semana de cada mes se hacen en Los Pilongos, y que a finales de 2018 se extendió desde el 6 de noviembre hasta el 20 de diciembre, aunque sin la concurrencia esperada de algunas empresas: un problema por resolver este año, según el vicepresidente del Gobierno encargado del asunto, Bárbaro Monteagudo Fernández.

La realidad indica que tan importante aspecto económico no ha tenido la debida prioridad, y aunque todo está debidamente normado, desde el propio Decreto 315/2013 del Consejo de Ministros hasta las resoluciones complementarias 301/2013 del Ministerio de Comercio Interior (Mincin) y la 386/2013 del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), la vida demuestra que se incumplen en detrimento de la economí­a y el desarrollo del paí­s.

En fecha reciente, Betsy Dí­az Velázquez, ministra de Comercio Interior, en visita a la provincia insistió ante las autoridades competentes de la Empresa Universal en la necesidad de trabajar por reducir los inventarios ociosos y de lento movimiento y mantener las Ferias de Oportunidades de un modo lo más permanente posible.

El 2019 será tenso en todos los órdenes, y aunque tiene un plan económico objetivo y realista, exigirá aunar las fuerzas y la inteligencia de todos para poder cumplirlo. Romper con la tendencia al aumento de los productos ociosos y de lento movimiento será un buen paso en ese camino.   El control y seguimiento por parte del Gobierno y de la Empresa Universal no deberá faltar.

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