La cruz de los sinceros, reales hasta en sueños, y el gigante que llora

Sobre la lí­nea de la convivencia astuta, las insospechadas capacidades sexuales de los seres humanos, y la violencia de género en el continente, van las propuestas de Sexeando en su edición de septiembre.

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Desconfianza entre las parejas
(Foto tomada de Internet)
Liena María Nieves
Liena Marí­a Nieves
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02 Septiembre 2020

Llegó el noveno mes del 2020, pesado como locomotora vieja, y trajo consigo la segunda temporada de un curso «enmascarado », la garantí­a de que acumularás suficientes ansiedades para ararte el entrecejo, y la ilusión, casi desesperada, de que lo cotidiano se va pareciendo a lo que sea que resulte normal para cada cual. Por suerte, la gente continúa enamorándose; nacieron y se han engendrado millones de nuevas vidas; se quebró lo débil y lo fuerte tensó sus lazos.

En el micromundo de cada cual, las cosas marchan de mejor o peor manera, pues si de algo no nos ha privado este año infame es, precisamente, de oportunidades para plantarnos y encarar los problemas, o desmoronarnos bajo la carga. Inteligencia emocional le llaman a ese recurso salvavidas que distingue a triunfadores y vencidos.

Sobre la lí­nea de la convivencia astuta y la necesidad de explorar en los sentimientos y necesidades de la persona que amamos, van los temas que les proponemos en esta edición. No piensen jamás que el corazón es terreno conquistado y que ya todo está dicho: suposiciones de ese tipo dinamitan relaciones con la misma facilidad con que nos decepcionan el engaño y el hastí­o.

Recuerden escribirnos al correo de siempre, liena@vanguardia.cu. ¡Nunca nos cansamos de leerlos! Mientras, cuí­dense mucho y no pierdan ocasión para querer y que les quieran. Me despido entonces hasta octubre, deseándoles, una vez más, salud, suerte y mucho amor.

Mundosex

Por alguna extraña motivación del subconsciente, asumimos que el éxito y la estabilidad de nuestras relaciones de pareja constituyen una suerte de aval que nos permite cuestionar y absorber casi como patrimonio personal las memorias pasadas del otro.

Obviamente, a no ser que padezcas de inseguridad crónica y «fractura abierta » de autoestima, el interés por conocer qué hubo y quiénes estuvieron antes, suele llegar, o no, de manera natural, como cotilleo civilizado.

Desconfianza entre las parejas
(Foto tomada de Internet)

Las personas que han vivido no padecidosu vida sentimental y sexual, no suelen atrincherarse en los recuerdos traumáticos, sino que aprovechan las experiencias y las convierten en escalones superados de su crecimiento espiritual. Así­ es como tantos de nosotros valoramos el tema, aunque la ignorancia al respecto resulta, para muchos otros, una deuda angustiante que creen los coloca en desventaja. Los demonios de la mente…

Quizás, estas letras les espolearon la curiosidad, y andan ahora mismo con el pecho agitado y un ataque de incontinencia   verbal. Sin embargo, previo al interrogatorio disfrazado de diálogo open mind, explórense mente y corazón adentro y traten de responderse esta simple pregunta: ¿saber le aportará algo bueno a su relación? Si piensan que el desconocimiento los está alejando, o que existen intimidades veladas, mas latientes, que se interponen y no los dejan ser felices, pues descorran las cortinas, que se haga la luz, ¡y que sea lo que Dios quiera!  

No obstante, la especialista española Eva Moreno, máster en Sexologí­a y Psicoterapia integradora, reflexiona que «cuantos más detalles tengamos del pasado sexual y sentimental de nuestra pareja, peor. Queremos escuchar algo que no es verdad, que todo era aburrido hasta que nos conocieron a nosotros, y normalmente no estamos preparados para conocer su pasado real ».

Sí­, porque nos imaginamos reino, cetro y corona en la vida del otro. Su Eva o Adán, la consagración de su primavera. Suponer que el «antes de nuestra era » fue un periodo trágico y más agrio que el abrazo de una cuñada tóxica, constituye una estrategia que, si bien no destaca por su objetividad, al menos no añade preocupaciones cuando creemos detectar algún indicio de nostalgia. Ya saben, efecto placebo.

Sin embargo, aun cuando el ví­nculo amoroso esté más que probado y no existan razones para la desconfianza, la habilidad de «leer entre lí­neas » nos podrí­a arrastrar a un ejercicio nocivo de deducciones desbordadas: «mujeriego ayer, mujeriego siempre »; «seguramente, esconde más de lo que confiesa », «donde fuego hubo…. ».

La sexóloga madrileña Ruth Ousset explica que, desde el momento en que se revela el antes, la reacción de muchas personas resulta diametralmente contraria a lo que creí­an serí­a una prueba de transparencia. «Se activa mucha rabia y esta nos lleva a un lugar insano desde el que llegamos a castigar a nuestra pareja evitándola e ignorándola, cuando lo único que ha hecho es responder una pregunta que se ha planteado de forma voluntaria. En el 99% de los casos no trae nada bueno abordar esta pregunta. Solo saca a relucir inseguridades y complejos que nos llevan a compararnos y a sufrir en el proceso ».

La necesidad de definir si nuestras expectativas no se asientan sobre una idealización hueca, para entonces determinar si valdrán el tiempo y la entrega, implica un ejercicio mental, frustrante e inútil, que nos dejará psí­quicamente agotados. Como ellos, también nosotros quisimos a otras personas. A no ser que tengas 14 años y vistas uniforme blanco y amarillo, tu pareja tendrá un pasado con más o menos páginas escritas. ¡Aleluya!, porque me espantarí­a la idea de compartir la vida con un aprendiz de hombre.

Entonces, disfrutemos lo construido aquí­ y ahora. Comunicación, ¡sí­!, pero no a expensas de un «sincericidio » que, lejos de revelarnos en condición de simples mortales, nos coloquen sobre el patí­bulo del desengaño.

¡No me lo vas a creer!

Mujeres empoderadas
(Foto tomada de Internet)

Si antes habí­an escuchado que la ciencia aún no logra colonizar todos los resquicios de nuestra mundana existencia, pues denle rewind a esa idea, traguen en seco y alí­stense para comprobar que, efectivamente, entre cielo área pélvica y tierra, no hay nada oculto. A finales de agosto, la renombrada revista británica Royal Society Open Science publicó un resumen de lo que denominó «hechos poco conocidos sobre el sexo »; un trabajo de años que descubre evidencias de la infinita paciencia y el afán investigativo de quienes determinan los cómos y porqués de asuntos, en apariencias, irrelevantes.

Por ejemplo, en este estudio se confirmó que las mujeres sí­ podemos experimentar un orgasmo «real » mientras permanecemos dormidas. Los sueños eróticos activan el flujo circulatorio hacia la zona genital; o sea, la estimulación fí­sica no constituye el único «detonante » de la excitación, y la anatomí­a femenina, aun sumidas en el más profundo sueño, se encarga del resto: mayor irrigación sanguí­nea, unida al estado de plena relajación mental, desembocan en un orgasmo tan genuino como el obtenido en una relación sexual con o sin penetración.

El clí­max de las mujeres también resulta más extendido que el placer asociado a la eyaculación masculina. El promedio del éxtasis femenino se fijó en, aproximadamente, 10.7 segundos, mientras que el de los hombres no sobrepasa los ocho. ¿El tiro de gracia?: la multiorgasmia es un «don » solo concedido al sexo «débil »â€¦. ¡gooooool!

¿Han escuchado hablar o, incluso, percibido, la llamada tristeza o disforia postcoital? Al parecer, no solo es cosa de gente arrepentida o de conciencia atormentada, sino el efecto de una combinación de factores psí­quicos y fisiológicos. El sexólogo Jesús Eugenio Rodrí­guez, coautor del informe, explica que este fenómeno «puede estar asociado a un proceso hormonal en la amí­gdala, una estructura del cerebro que se encarga de regular nuestros sentimientos y emociones. Durante la actividad sexual, la amí­gdala puede disminuir su funcionamiento y luego del acto se vuelve a activar ». Y si al problemilla orgánico se le adicionan culpas o estrés, pues, en vez de un abrazo, después del sexo incluso, del mejor sobrevendrán las lágrimas.

Concluyo con buenas noticias para los de nariz de sabueso y maní­a de olfatear «todo » lo que prueban: las experiencias í­ntimas de las personas con ese sentido más desarrollado que el de la población promedio, suelen ser doblemente placenteras y exitosas. Al parecer, los olores corporales que transpiramos cuando nos excitamos constituyen un «gancho » natural que asegura la máxima concentración y, por tanto, la entrega total al momento.

Hechos para amar…. ¿quién lo duda?

Sexo al Derecho

Negra, pobre y huérfana. Su abuela es madre, padre y sostén en un sistema que la marginó, incluso, desde antes de nacer. «Fatalismo » clasista. Tiene 10 años, pero a los seis dejó de ser la niña de la casa, cuando el tí­o comenzó a violarla y, prácticamente, la convirtió en una esclava sexual.

Violencia de género en Brasil
(Foto tomada de Internet)

Los medios brasileños no la llaman por su nombre ni hablan de violencia de género sistematizada, pero el pasado 16 de agosto saltó de la invisibilidad al debate público: con más de 22 semanas de embarazo, fue sometida a un aborto clí­nico en la ciudad de Recife a 1800 kilómetros de su estado natal, luego de que los médicos de Espirito Santo se negaran a practicarle el procedimiento por «motivos de conciencia ». Según alegaron, la edad gestacional superaba lo legislado en el gigante sudamericano, que únicamente prevé este tipo de interrupciones en los casos de violación, riesgo de muerte para la madre, y feto anencefálico.

Sin embargo, el juez Antonio Moreira Fernandes, del Tribunal de Justicia de Espí­rito Santo, aclaró que «la voluntad de la niña es soberana », y enfatizó en que, durante las visitas realizadas por los asistentes sociales que promovieron el proceso, en cuanto se le mencionaba su estado, la menor « aprieta contra el pecho un oso de peluche y, nada más salir el tema del embarazo, entra en profundo sufrimiento, grita, llora (…) ».

Aún así­, varios grupos religiosos que conocieron del hecho y tuvieron acceso al centro asistencial y a los datos de identidad de la pequeña, presionaron al equipo médico y a los directivos de la institución, llamándoles «asesinos » y bloqueando la entrada. No obstante, organizaciones feministas y también mujeres sin ninguna afiliación, se acercaron al hospital para apoyar a la niña, expresarle su solidaridad, y sensibilizar a la sociedad con una tragedia cada vez más reiterada entre los sectores pobres del paí­s.

El propio presidente, Jair Bolsonaro, ha manifestado en varias ocasiones su tajante posición antiaborto ni siquiera para los casos aprobados por la ley y, recientemente, se reunió en Brasilia con varios de los representantes más radicales de la iglesia católica; una acción muy cuestionada en redes sociales ya que el respeto por la vida y los derechos humanos no constituyen, ni remotamente, los puntos fuertes de su polí­tica.  

El Dr. Olimpio Moraes, quien encabezó el equipo encargado de la cirugí­a, informó que se tomaron todas las precauciones para minimizar los riesgos, y que la pequeña estaba, clí­nicamente, más aliviada. «La secuela mayor que queda, en la que toda la sociedad tiene que pensar, es la de recuperar la vida de esta niña », sentenció en una entrevista para el noticiero Jornal Nacional.                            

Según el Foro brasileño de Seguridad Pública, cada siete horas ocurre un feminicidio en ese paí­s. Solo en 2019 se reportaron 1310 asesinatos, y desde que comenzó la cuarentena el pasado mes de marzo, las estadí­sticas de violencia de género aumentaron en un 17%.      

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