Mientras los nuevos ruteros (a la izquierda) esperan por pasajeros, la población prefiere los ómnibus de tarifas más asequibles.
Claudia Yera Jaime e Idalia Vázquez Zerquera
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21 Noviembre 2017
21 Noviembre 2017
hace 7 años
Con apenas dos semanas de explotación, diez ruteros circulan por Santa Clara. Seis recorren el tramo comprendido entre el Ferrocarril y el Hospital Materno, y cuatro lo hacen desde el policlínico Marta Abreu hasta el parque Leoncio Vidal.
Resulta común por estos días llegar a la piquera de los nuevos ómnibus y que el conductor se encuentre a la espera de pasajeros. Debido a la alta tarifa de tres pesos por persona, la capital villaclareña sufre el síndrome de las «Dianas » vacías y la opinión pública entra en pugna con esta opción.
En la piquera
Para algunos es una comodidad ir sentados sin ser víctimas de empujones o pisotones, poder abordarlos en cualquier lugar de la ciudad y quedarse donde quieran.
Nada que ver con la opinión de otros pobladores, cuyo dinero disponible para la transportación no llega a esa cifra. Entonces, no les queda más remedio que esperar pacientemente el ómnibus de 0,20 centavos o el de a peso, aunque tengan que montar de pie, apretados o en la puerta.
«El servicio me parece bien, está bueno como una alternativa; es caro, pero útil cuando vamos a resolver un problema. De pagarle tres pesos o cinco a un cochero, me voy cómodo en una guagua, más seguro y más rápido », comentó el encrucijadense Bárbaro Dulzaides Alberto, quien viaja regularmente a Santa Clara.
Sin embargo, Amparo Pérez Fernández, del reparto Virginia, no le encuentra lógica a esta modalidad. «Hablan de un mayor confort, pero no se lo veo. Las de Transtur, a igual precio, cuentan con aire acondicionado y asientos cómodos; estas son iguales a las otras ''Dianas'': las sillas plásticas y bien duras. Prefiero esperar una más barata. Es cierto que vamos apiñados, pero la vida está cara, muy difícil, y tres pesos por transportarnos un tramito no es rentable. Yo espero una opción más asequible », enfatizó.
«El precio me parece incorrecto. Deberían ubicarlas en otras rutas y con tarifas más justas. Andan prácticamente vacías gastando combustible », expresa José Luis García Chaviano, quien en funciones de trabajo se traslada a diario desde El Gigante hasta Antón Díaz.
«Debo coger más de una guagua, y tengo que optar por las baratas, porque si no, el salario, que de por sí no da, se me va en el transporte », agregó.
¿Qué dicen los conductores?
En la piquera del policlínico Marta Abreu, Rudy Martínez Zamora, el chofer de uno de los polémicos ruteros con intervalos de salida entre 8 y 12 minutos, espera su turno.
«Desde que empezamos el 6 de noviembre nos ha ido más o menos. No hay mucha afluencia de pasajeros. Los viajeros piden que se extienda más el recorrido. Rara vez nos vamos con todas las capacidades ocupadas, ni siquiera en horario pico.
«Cobramos la tarifa establecida, pero nuestro bolsillo va a seguir viendo el mismo salario. Dicen que esto es para mejorar el sueldo, nos queda esperar al mes que viene a ver qué pasa ».
Con la experiencia de 40 años en el sector, el chofer Gustavo Echeverría Morales, presidente del í“rgano de Justicia Laboral de la UEB í“mnibus Urbanos y jefe de brigada de los ruteros que transitan del Ferrocarril al Hospital Materno, también da a conocer sus consideraciones.
«Algunas personas están contentas con este servicio, otras no. Más allá del precio, que resulta alto para la mayoría, creo que a estos ruteros se les debería extender el trayecto hasta El Recanto (en la Carretera a Sagua). Salimos casi vacíos. Vengo del Materno con solo cinco pasajeros; si alargaran el tramo quizá la situación sería diferente ».
Por su parte, su homólogo Pavel Montes Díaz defiende la idea de que son una alternativa. «Los ómnibus ruteros no vienen a sustituir los ya existentes, llegan a complementarlos. El que no tenga los tres pesos espera el de 0,20 centavos ».
Responde í“mnibus Urbanos
Jarys Hernández Simón, directora de la Unidad Empresarial de Base (UEB) í“mnibus Urbanos en Santa Clara, esclareció las particularidades de los ruteros.
«Desde hace varios años implementamos este tipo de servicio para apoyar las 18 rutas que se desplazan por las distintas barriadas de la ciudad, ante el constante movimiento de personas.
«Las características de los nuevos ómnibus, que desde hace un tiempo circulan en otras provincias, obedecen a un reglamento diferenciado del Ministerio de Transporte.
«La tarifa de tres pesos responde a que no se admiten personas de pie, y los pasajeros toman el ómnibus y descienden de él en el lugar que deseen, siempre y cuando el chofer no viole la Ley de Tránsito (109). Es un servicio con más calidad que el convencional ».
Para el ciudadano que lo vive día a día resulta poco creíble justificar el importe del pasaje con las supuestas comodidades de los vehículos, cuando las únicas ventajas de estos radican en limitar el servicio a las capacidades que permiten los asientos, abordarlos fuera de parada y elegir el destino final.
«Las trayectorias seleccionadas parten de un estudio que reveló que la zona hospitalaria resulta la de mayor afluencia de público y donde más demanda de transportación existe. Son las rutas medulares de la ciudad ».
También llama la atención la cantidad de tarifas que existen en el transporte urbano y suburbano en Santa Clara, establecidas por el Mintrans, y el Ministerio de Finanzas y Precios. Quienes se disponen a abordar las guaguas, cualquiera que sea, deben tener en el bolsillo monedas fraccionarias en el rango de 0,20 centavos hasta tres pesos, y a flor de labios la pregunta: ¿Chofe, cuánto es?
Según la directora de la UEB í“mnibus Urbanos, actualmente se respira un mejor ambiente entre los choferes y se proponen transformar la imagen del sector aun cuando no han logrado resolver el tema del salario. Pero, con los ingresos que generan los nuevos ruteros será difícil aumentar los sueldos básicos de los conductores, pues la baja afluencia de pasajeros no es buen indicio.
Se impone, entonces, en momentos de contingencia energética que exigen el ahorro de combustible, hacer ajustes sobre la marcha, para que la alternativa sea más eficaz, pues de poco vale que estos ruteros hagan su recorrido prácticamente vacíos, en una ciudad donde se trasladan más de 50 000 personas diariamente.
Si choferes y pasajeros coinciden en extender el itinerario e incluir el parque Vidal en el recorrido Ferrocarril-Hospital Materno, así como en la necesidad de bajar el precio, ¿por qué no hacer realidad el sentir popular? De momento, crece la inconformidad, y la discordia sigue en las rutas de los ómnibus urbanos.