Alguien dijo que la primera madrugada de mayo resulta la más larga de todas luego que una fila humana aparece por los distintos caminos que conducen a la Plaza, a esa que se llena de colores para, en nombre de Villa Clara, llevar resultados.
Este Primero de Mayo no fue diferente, y antes de asomarse el sol ya se veían pancartas que mostraban parte de la vida obrera de esta ciudad. Consignas de compromisos, de lealtad a los nuestros, y sobre todo de esperanzas.
A las 7:30 de la mañana abrió el desfile. Previamente, la alocución de Julio Enrique Morales Verea, secretario general de la CTC en el territorio, significó el sentido de orden, disciplina y eficiencia que debe caracterizar nuestras acciones cotidianas.
Luego, vino la avalancha peculiar que ofrecen los sindicatos, presidida por el General de Cuerpo de Ejército Joaquín Quintas Solá, miembro del Comité Central; Caridad Diego Bello, jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido; Julio Ramiro Lima Corzo, integrante del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia; Alberto López Díaz, presidente del órgano de Gobierno en el territorio; y los ministros de Turismo y de Educación Superior Manuel Marrero Cruz y José Ramón Saborido Loidi, respectivamente.
No importó el sol, la sed, o el cansancio para demostrar el respaldo a Raúl y a la nueva dirección política del país, continuadora del legado histórico.
Hubo múltiples iniciativas, y así la Plaza acogió al educador, al galeno, al maestro, a los guardianes de la Patria, a los constructores, campesinos y al bloque de jóvenes y de mujeres, fuente inspiradora y unida de esta sociedad.
Tampoco faltaron los combatientes de la Revolución Cubana ni los representantes de la Anci, la Aclifim, y la Ansoc para demostrar que no existen impedimentos en la vida cuando la Patria corre por dentro.
Una vez más los rostro felices de los pequeños, en hombros de sus padres o en diminutos coches, impulsaron a regalarles el mañana que esperan y desean.
En las cabeceras municipales también se le rindió tributo a Fidel, al Che, a los líderes sindicales de siempre, y a la generación que soñó con el vuelo libre de palomas sobre una isla antillana. La fiesta de los obreros también reclamó paz, equidad y el fin a un prolongado bloqueo que asfixia y limita a Cuba.
Al término del desfile, Manuel Marrero Cruz, ministro de Turismo, declaró que lo presenciado en Villa Clara significa la continuidad de las ideas de la Revolución, del pensamiento de Fidel, del propio Raúl, y es un acto de reafirmación del pueblo en las calles que confia en su futuro.
«Todo este entusiasmo es el que existe para la feria turística a desarrollarse en la provincia, y específicamente en la cayería norte, a pesar de ser el destino más afectado del país por los embates de «Irma », y ahora contamos con nuevas obras, incluso más bellas que las anteriores, y un arduo trabajo en cinco municipios.
Y finalizó: «Estoy seguro que la provincia será uno de los mejores destinos turísticos cubanos ».
Durante casi dos horas se prolongó la marcha. Santa Clara brilló con la presencia de más de 130 000 proletarios y sus familiares como parte de una provincia que alimenta esperanzas, y de delegaciones extranjeras en el que crecimos por la Patria que se mantiene unida y con todos.