
Oficinas, talleres, almacenes y edificaciones subutilizados, que en Villa Clara suman 64, con posibilidades de convertirse en más de 300 inmuebles según datos aportados por la Dirección Provincial de la Vivienda, acogen a proyectistas y constructores con el objetivo de transformarlos en casas en el menor tiempo posible.
La experiencia, asociada a la nueva política de Vivienda en su primer año de puesta en marcha, contribuirá a mejorar el fondo habitacional de la provincia actualmente muy deteriorado, con un déficit de 46 051 casas que deberán ejecutarse en un plazo de diez años.
La entrada en vigor del acuerdo 85/74 del Consejo de Ministros, faculta a Planificación Física para aprobar el cambio de uso de locales de acuerdo con el nivel de subordinación del organismo al que pertenecen, lo que acelera este proceso, al adoptarse la mayoría de las decisiones en el propio territorio.

Osvaldo Fariñas Viera, director de esta entidad en el territorio, precisó que, según datos preliminares, hasta la fecha el levantamiento de los identificados sin intervenir por Vivienda asciende en Villa Clara a 293.
Entre los locales recientemente otorgados en Santa Clara por esta vía, se encuentra la antigua Academia Provincial de Boxeo Andrés Molina Casañola, una institución que cedió parte del inmueble para la construcción de 20 viviendas. En la ciudad cabecera también erigen ocho casas localizadas en Unión y Río; mientras se trabaja en otras situadas en áreas próximas al Taller del Partido Provincial y en un edificio aledaño al Pedagógico.
Arturo Daniel Pozo, subdirector de la Dirección Provincial de la Vivienda, precisó que en Isabela de Sagua fueron levantadas cuatro moradas en un local del Policlínico y ocho más en otra edificación, así como igual cifra en una escuela de la comunidad La Chinchila, en Sagua la Grande.
«El desarrollo de estas inversiones propicia que el Ministerio de la Construcción cumpla la cifra prevista en el plan del 2019, destinadas a damnificados por eventos climáticos, ante el déficit de elementos prefabricados. Favorece, además, la política de crecimiento demográfico, al ayudar a mujeres con múltiple descendencia a resolver sus problemas habitacionales », significó.
Años de espera con un final feliz

Los hermanitos Lía Chanel e Isaac Jesús, con dos y tres años de edad, respectivamente, corretean por los predios de su nuevo hogar en un espacio habilitado para ellos en la Academia de Boxeo, ubicada en la barriada del Caracatey, en Santa Clara, donde 20 nuevas moradas acogen a seis madres con tres hijos o más menores de 12 años, cuatro casos sociales y afectados por el huracán Irma.
Yunaisy de Armas Arboláez, de 31 años, asmática y diabética, tiene, además de estos infantes, otras dos niñas, de 8 y 11 años.
Ante la presencia del equipo de prensa de Vanguardia alegó: «Estoy muy contenta con mi casa, es amplia y confortable. Nosotros no teníamos dónde vivir. Ahora poco a poco, gracias a la ayuda del Gobierno y nuestro esfuerzo, vamos a ir acondicionándola. Asistencia Social me brinda una pensión, pero yo les pedí que me buscaran un círculo infantil para los niños más pequeños. Así puedo trabajar y el dinero que recibo podría servir a otra madre necesitada ».
Frente a Yunaisy reside Pablo Lorenzo Hernández íguila, un combatiente de la Revolución cubana accidentado en su misión internacionalista en Angola, quien por la gravedad de la lesión quedó confinado a una silla de ruedas.
«Agradezco sobremanera por esta casa, yo vivía con mi esposa y mi hijo en un local malito que el ciclón me acabó de destruir. Desde el año 94 estaba pidiendo ayuda, pero el que persevera triunfa, y ya podemos vivir placenteramente », declaró Pablo.
Mientras, su compañera en las buenas y las malas, Lidia Castiñeira Mendoza, reconoció la presteza con que la brigada de mantenimiento solucionó las pequeñas afectaciones en la terminación de su nuevo hogar ».
Por su parte, Odalis del Sol Silveiro, trasplantada de riñón hace cinco años y ocho meses, dispone de una vivienda en planta baja.

«Mi casa se filtraba mucho y tenía que estar dependiendo de una escalera, lo que atentaba contra mi salud. Después de cuatro años pidiendo un cambio de domicilio, ahora el milagro se me dio y estoy en deuda eterna con nuestro Partido, Gobierno y la Revolución ».
En Unión y Río, también en Santa Clara, un antiguo taller estatal se transforma en ocho hogares para casos sociales y familias numerosas o con niños enfermos que residen permanentemente en el hospital pediátrico José Luis Miranda.
Naivi Rodríguez Alberto y sus seis hijos se encuentran entre los beneficiados. «Ahora tendremos un techo propio, aunque la vivienda solo tiene dos cuartos; sin embargo, es una bendición, pues nosotros vivíamos agregados en una casa en la calle Real entre Toscano y Río. Cuando llovía, el agua nos llegaba a la rodilla y la situación sanitaria era complicada », dice complacida mientras ayuda a los constructores en la culminación de la obra.
Historias semejantes a las de Yunaisy y Naivi pudieran encontrar una solución más ágil si, desde los consejos populares, se trabaja en la identificación e intervención de locales subutilizados y su posterior proceso de segregación.
Osvaldo Fariñas Viera, director Provincial de Planificación Física, destacó: «Los locales aportan muchas viviendas que se podrían entregar a personas afectadas por el huracán Irma y albergados, además de ahorrar recursos, al contar con la infraestructura eléctrica, redes hidráulicas, alcantarillado, paredes y otras facilidades. Solo demandan techo cuando no lo tienen, carpintería, muebles sanitarios y otros detalles que permiten avanzar con rapidez ».
La alternativa exige la cooperación de los organismos para el cambio de uso de espacios o terrenos abandonados que no tienen plan de desarrollo estratégico, y se pueden convertir en hogares decorosos para los más necesitados.