Liena María Nieves
Liena Marí­a Nieves
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06 Junio 2014

Por esos rumbos donde la luz es milagro y la roca palpita bajo los pies y sobre los ojos, un puñado de valientes se despiden cada dí­a de los rayos del Sol y se encomiendan, mientras descienden, a dioses negros o blancos y a la fe en su propia destreza mientras desandan caminos ocultos.

Son los trabajadores de la mina Descanso, la única subterránea de oro que se mantiene activa a nivel nacional. Ellos asumen una labor cuya retribución se me antoja hasta simbólica, pues no existe suma capaz de remunerar las tantas horas en que la penumbra los abraza y el goteo de los manantiales retumba sobre la piedra viva. Solo al comprobar que el programa de seguridad cierra cualquier brecha de peligro, me aventuré 69 metros por debajo de la superficie del suelo, hasta un mundo donde la noche es perpetua y los hombres aún confí­an en hallar tesoros.

Al bajar, no podrí­a decir que me sentí­ heroí­na, porque la adrenalina excitó mis miedos y me arrancó nostalgias repentinas. Pero ya no habí­a vuelta atrás: la jaula bajó un nivel tras otro, el cielo desapareció de mi mundo y no se me ocurrí­a causa alguna para que Maibely, la especialista de Seguridad y Salud del Trabajo, sonriera dulcemente a mi lado, como si no le preocupara el abismo que nos podrí­a devorar si el winchero cometí­a un solo error.

¡Al fin en tierra firme! Sí­, es cierto, estaba a más de media cuadra de profundidad, pero me podí­a valer por mí­ misma, aunque las botas me pesaran más que los temores. Solo en ese punto comprendí­ el porqué de los cientos de vigas de madera acumuladas muy cerca de la entrada del pozo, y que en la mina formaban un perfecto sistema de fortificaciones para el sostén de techos y paredes.

Pensé entonces, ¡tan ingenua!, que la lámpara de mi casco despertarí­a los dorados destellos del oro en la superficie misma de la roca. Sin embargo, mis ilusiones rebotaron contra un paisaje pedregoso y hostil, al que Wilson y su ayudante, los perforadores, se empeñaban en arrancarle maravillas. Así­, poco a poco, los rostros emergieron de la oscuridad, mientras empujaban los carros repletos de material, solicitaban indicaciones a los técnicos de la superficie y se enfrascaban en una discusión futbolera.

Si una profesión no admite espontaneidad es la de esos hombres que descarnan las entrañas de la tierra, y la responsabilidad por sus vidas emerge como un compromiso casi filial.

«DESCANSO » AL NORTE Y AL SUR

En el año 2010, y tras un proceso inversionista que también logró rescatar la planta procesadora de Cumbre, la mina Descanso, situada a tres kilómetros del poblado de Guaracabulla, abandonó un letargo de varias décadas y se reincorporó a la producción. Posterior a la aprobación de varias concesiones, el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros dio luz verde para el desarrollo de dicha actividad económica, que en la zona colindante al asentamiento ofrece promisorias perspectivas. De tal manera, la Empresa Geominera del Centro encabeza diez proyectos de exploración, de los cuales la mayor parte atañe a estudios geológicos especí­ficos para oro.

Motivados por su conocimiento sobre las riquezas naturales de la zona, amén de la tradición minera que subsiste hasta la fecha y que se sustentó en la explotación de yacimientos de oro durante la etapa republicana, un grupo de pobladores de Guaracabulla realizó excavaciones ilí­citas en las áreas de Oropesa, Derrisco y Meloneras. Dichas zonas se ubican dentro de los 8,2 km2 de la concesión de investigación de la Geominera, muy próximas a la mina Descanso, pero al encontrarse en la fase de sondeo, el terreno, en apariencias, no pertenece a nadie.

trabajo-wincheEl trabajo en el winche exige de mucha responsabilidad. Mientras labora, el operario no puede hablar con nadie: de su concentración depende el traslado seguro de los mineros. (Fotos: Manuel de Feria)

Al iniciar el nuevo año, geólogos y técnicos de la Empresa detectaron señales evidentes de explotación indebida del subsuelo, por lo que procedieron a la notificación inmediata a la Oficina Nacional de Recursos Minerales. Unas semanas después, a principios de febrero, la delegación provincial del MININT y sus homólogas en Placetas y Santa Clara, así­ como la Fiscalí­a, recibieron informes pormenorizados sobre el problema que, de negocio lucrativo culminó prácticamente en una intentona por parcelar terrenos, nombrar propietarios a fuerza de pantalones y expandir la manufactura aurí­fera más allá de las fronteras provinciales.

Argelio Jesús Abad Vigoa, director general de la Geominera del Centro, confiesa que recibió las primeras canas en pleno arranque de la mina, y que aún hoy la tarea se torna tan ingente como estresante. «La Oficina tiene la obligación de controlar todos nuestros proyectos y, obviamente, las exigencias son numerosas, sobre todo en el tema del control. Desde el dí­a en que detectamos las irregularidades, nuestros especialistas, trabajadores y varios miembros de la directiva de la Empresa, alertamos a varios mineros furtivos con que nos topamos en plena ilegalidad.

«Les informamos que los recursos del subsuelo constituyen patrimonio exclusivo de la nación, que incurrí­an en un delito grave y, sobre todo, que se estaban exponiendo a un riesgo enorme. Imagí­nese que llegaron a cavar pozos de hasta 10 metros, sin fortificaciones ni medio alguno de protección y, para colmo, procesaban el mineral con mercurio, un metal en extremo perjudicial cuando no se emplea bajo condiciones de seguridad industrial, y de cuya vaporización emanan gases venenosos que se dispersan en el ambiente », explicó Abad Vigoa.

LA VIDA PRIMERO

La integridad del obrero resulta la premisa del trabajo en la Geominera, hecho que avala el apoyo ministerial del que son beneficiarios. Solo por concepto de material de seguridad, el presupuesto de esta entidad asciende en el 2014 a 130 800 CUC, pues el 100 % de los medios de vestuario, calzado, cascos, lámparas, además de maquinaria y otros aditamentos de los que depende el correcto funcionamiento de la mina, se adquieren en el mercado internacional.

Antes de comenzar cada turno de trabajo, la enfermera les toma la tensión arterial a todos los mineros. En caso de presentar niveles anormales, reciben tratamiento y se les prohí­be el descenso.Antes de comenzar cada turno de trabajo, la enfermera les toma la tensión arterial a todos los mineros. En caso de presentar niveles anormales, reciben tratamiento y se les prohí­be el descenso.Con turnos permanentes de 24 horas, tanto en Descanso como en la planta de procesamiento de Cumbre, radican dos consultorios con personal médico y de enfermerí­a, además de sendas ambulancias que incluyen un amplio stock de medicamentos, maleta de ví­as aéreas, instrumental para la intubación, tabla espinal, collarí­n cervical... De hecho, Yosvany Infante Arteaga, paramédico de la mina, ya suma tres años de trabajo en ese sitio, y nunca ha tenido que atender a algún accidentado grave.

Este resulta uno de los mayores motivos de orgullo de Armando Garcí­a Dí­az, ingeniero jefe de la mina Descanso. En nuestro recorrido subterráneo nos mostró el excelente sistema de contrapozos de salida con escaleras a varios niveles y extractor de aire, para facilitar la ventilación del recinto y la oxigenación de los obreros. Tales equipos resultan vitales, además, en la eliminación de los gases venenosos que producen las explosiones, tras las cuales se aguarda durante una hora para que el minero no corra el menor riesgo de intoxicación.

«Si se fijan, aquí­ debajo hay más teléfonos que en el Parque Vidal: los tenemos en todos los subniveles, en la boca del pozo y en los contrapozos, pues de la comunicación dependen, en buena medida, las operaciones que ejecutamos. Los jefes de brigada bajan con un walkie-talkie, y el winche recibe y emite un sistema de señales lumí­nicas y sonoras que le permiten maniobrar con total seguridad mientras traslada a los mineros o al material recolectado.

«La preparación del colectivo funciona como un mecanismo perfecto; todos reconocen que de la pericia y responsabilidad con que asumamos las tareas, depende el retorno a la superficie y al hogar. Incluso, cada brigada cuenta con personal adiestrado en rescate y salvamento para, de ser necesario, brindar aquí­ mismo los primeros auxilios », acotó el máximo directivo de la mina.

El contraste entre el improvisado proceder de los mineros furtivos y el ambiente bajo el que se rige el funcionamiento de Descanso, despertó una y mil dudas en el equipo reporteril. Muchos desconocen que las perforaciones irresponsables exponen el manto freático y abren brechas a contaminaciones, como pudo suceder con el amalgamamiento del mineral con el mercurio.

Hoy, tristemente, los implicados en esta actividad ilí­cita, sus familias y la comunidad en general, podrí­an experimentar los efectos nocivos de esta sustancia, muy efectiva para el procesamiento artesanal del oro, pero tan perjudicial que en octubre del 2009 motivó la firma, por parte de un centenar de naciones, de un tratado internacional mediante el cual se prohí­be el comercio del mercurio. Los trastornos respiratorios severos, la impotencia, pérdida de la memoria, temblores convulsivos, insuficiencia renal y la ceguera, destacan entre las consecuencias más frecuentes del envenenamiento crónico o mercurialismo, aunque más alarmante resultan las mutaciones genéticas de los fetos y la transmisión de la toxicidad a través de la lactancia materna.

«El procedimiento industrial que utilizamos en la planta de Cumbre consiste en disolver el oro con cianuro de sodio dentro de un sistema de tanques especiales; más tarde se le añade carbón activado para absorber el compuesto oro-cianuro y culmina en una cuba electrolí­tica. O sea, ningún particular puede consumar algo de esta envergadura, y por eso emplean el mercurio, que es más simple, pero no tienen control sobre el daño irreparable que le provocan a su salud y al medio ambiente. Independientemente, el cianuro y el arsénico que utilizamos en la planta se desintegran a la intemperie, cosa que no ocurre con el mercurio », enfatizó el director general de la Geominera del Centro.

En la producción aurí­fera se manejan sustancias altamente letales, y el producto final del proceso fabril se almacena en una presa de cola con doble capa de geomembranas. Cuando se ponga fin a la explotación de Descanso, y de acuerdo con las obligaciones impuestas por la Ley de Minas, la Empresa deberá restablecer el entorno natural, y para ello tendrán que rellenar, reforestar y, sobre la geomembrana de la planta, plantar una capa vegetal que posibilitará su hermeticidad.

saneo-techosArmando Garcí­a Dí­az, ingeniero jefe de la mina Descanso, explica que el saneo de techos y paredes constituye el primer paso antes de que las brigadas emprendan sus labores.

Una de las peculiaridades que más resaltan al arribar al corazón mismo del pozo resulta la fragilidad de las paredes de piedra. Aunque infranqueables en apariencias, bastan un par de golpes para que se quiebren como un cristal. Violeta Rivero Fundora, jefa del Servicio Geológico de la mina Descanso y una de las pocas mujeres que laboran bajo tierra, aclara que las caracterí­sticas de este tipo de roca, conocida como serpentinita, condicionan precauciones como el saneamiento de los techos al iniciar cada turno de trabajo, y ante la más mí­nima señal de alarma se procede a retirar a todo el personal.

«Los mineros furtivos desconocen la naturaleza de este terreno, y ello lo ratifica el que estuviesen cavando a ciegas, sin fortificar las galerí­as, en una zona de falla que pudo colapsar en cualquier momento. Para que tenga noción: en seis meses de excavaciones lograron remover 40 toneladas de tierra, construyeron galerí­as sin un ápice de estabilidad, deforestaron parte de las áreas verdes y amalgamaron el mineral en sus propias casas o en la rivera del rí­o, pues encontramos restos de metal en el lecho », asevera la joven geóloga.

RÉQUIEM POR GUARACABULLA

El pueblo de Guaracabulla recibió un nuevo respiro para enmendar errores y repensar en su futuro. El ser fugitivos bajo tierra no podrá concebirse nunca como la solución a sus muchas carencias, y mientras no batan nuevos aires, las instancias responsables tendrán que ayudar.

Con su anuencia o sin ella, la comunidad estuvo a punto de perder el único bien que no se recibe dos veces: la vida. Sin embargo, ni la envergadura del delito ni la espada de Damocles que pendí­a sobre su salud, han podido labrar en el sentido común de la mayor parte de la población. La lección ya quedó escrita, y muy pocas veces las oportunidades se repiten dos veces.

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