
Solo desde el dolor se pueden escribir estas líneas. Solo desde el llanto resulta posible describir las muestras del pueblo de Santa Clara en la despedida de su hijo Eric Omar Pérez de Alejo Quesada, médico fallecido el pasado sábado 16 de abril por el terremoto ocurrido en Ecuador.
El cortejo fúnebre en tránsito por la ciudad. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Las palabras no pueden recoger sentimientos tan profundos de consternación y angustia ante la pérdida irremediable de tan querido colaborador de la Salud cubana.
Tres horas estuvo el féretro ante el pueblo. Suficientes para darle las mayores muestras de afecto y derramar las lágrimas más sentidas. En cientos, los santaclareños coparon la calle San Cristóbal, esquina Juan Bruno Zayas, y tanto dentro y fuera del recién inaugurado Palacio del Ajedrez en la capital de Villa Clara, dieron muestras de respeto y admiración por el coterráneo fallecido en tan dramáticas circunstancias.
Guardia de honor al doctor Eric Omar Pérez de Alejo.La última guardia de honor correspondió a las principales autoridades del territorio: Julio Ramiro Lima Corzo, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en Villa Clara; Jorgelina Pestana Mederos, presidenta del Poder Popular; Jorge Alberto Hurtado Mena, miembro del Buró Provincial del PCC, y Armando Fernández Alegret, director del Sectorial Provincial de Salud. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
En primera fila estaban sus familiares más cercanos: sus padres, su viuda y sus hijos pequeños; la mayor de 14 años, en octavo grado, y el menor, de apenas nueve. La conmovedora foto de la hija llorando sobre el féretro que guardaba el cuerpo sin vida de su progenitor refleja con nitidez el profundo dolor que les embargaba a todos.
También en guardia de honor ante el ataúd cubierto por la bandera cubana y una foto suya, estaban sus compañeros del ejército de batas blancas: firmes, enhiestos, con la mirada al frente, prometiéndose hacia sí, seguir su ejemplo y cumplir con el sagrado deber solidario de salvar vidas donde fuera menester, tal y como Eric lo hiciera en vida.
El dolor de la hija ante los restos mortales de su padre, minutos antes de partir el cortejo fúnebre por las calles de Santa Clara. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Familiares del doctor Eric Omar Pérez de Alejo le dan el último adiós. (Foto: Ramón Barreras Valdés)Desde la calle Juan Bruno Zayas partió a las 9:00 de la mañana el cortejo fúnebre. A cada lado de las calles por donde transitaba en su camino hacia el cementerio local un cordón de hombres y mujeres vestidos de blanco custodiaban el cuerpo del querido doctor: eran 300 estudiantes de la Universidad de Ciencias Médicas Dr. Serafín Ruiz de Zárate Ruiz y otros centenares de médicos, enfermeras y estomatólogos que custodiaban el cuerpo del querido especialista en Medicina General Integral.
De su Policlínico XX Aniversario no faltó nadie. Allí era bien querido por sus compañeros y altamente estimado por la población. Desde ahí partía Eric ante cada misión internacionalista, que fueron tres, incluida esta última en Pedernales, Ecuador, y hacia allí siempre regresaba con la alegría del deber cumplido.
Creo que en Santa Clara no se vivía un momento de dolor colectivo de tanta solemnidad, desde la despedida al Che en octubre de 1997. Nadie hablaba al paso del cortejo, antecedido por hermosas coronas, apenas un susurro era lo que se escuchaba cuando la multitud de pueblo que le acompañaba a la última morada, avistaba el cortejo.
Niños y niñas de la escuela primaria Fabio Fuentes, donde Erick hizo sus primeros grados, salieron también a decirle adiós a quien en esa escuela aprendiera a leer y escribir. De igual manera estaban sus maestros, algunos con el recuerdo de aquel niño inteligente que se hizo médico y que, ya de hombre,, no dudó nunca en ayudar a los más necesitados.
En el cementerio local, el doctor Juan Carlos Dupuy Núñez ―quien dirigiera el Contingente Henry Reeve que partió en el año 2005 hacia Pakistán, cuando un feroz sismo destruyó ese lejano país asiático―, rememoró la vida del joven médico de 41 años, posedor de una trayectoria ejemplar como estudiante y mucho mejor aún como trabajador.
Eric recibió el tributo de sus compañeros de sus compañeros de trabajo y de misión. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Fueron recordadas en emotivas palabras sus estancias internacionalistas en la República Bolivariana de Venezuela, en Bolivia, y su última en Ecuador, donde encontró la muerte el sábado 16 de abril, junto a otros dos galenos cubanos.
Eric deja el ejemplo inolvidable del buen hijo y del magnífico padre que fuera, y un legado de altruismo y desinterés loables. En su estancia en tierras bolivianas estuvo en la Higuera, donde cayera el Che, y allí bebió de las enseñanzas del Guerrillero de América. Hoy, la ciudad que guarda los restos del Comandante Guevara le acogió orgullosa en su seno.
Esta mañana de jueves, la Ciudad de Marta y del Che, lo inscribió para siempre entre sus hijos inolvidables. Descansa en paz Eric Omar, a sabiendas que ―como nos enseñó el Apóstol―, la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.
Informaciones relacionadas:
Los dolores que le caben al deber
Rinden honores a médicos cubanos fallecidos en el terremoto de Ecuador (+ Videos)