
El tiempo se detiene cuando habla Fátima Patterson, esa artista de marca mayor cuando de compromiso con el arte, la cultura cubana y su pueblo se trata. La reconocida actriz, directora de teatro y promotora cultural es un pozo inagotable de sabiduría, pensamiento, filosofía y auténtica pasión por lo que cree y hace en su diario vivir.
La Premio Nacional de Teatro 2017 sostuvo este martes 31 de octubre un animado encuentro con amigos, colegas y estudiantes en el Taller Pensamiento y Fe, organizado por la también actriz Roxana Pineda, en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba de Villa Clara.
Fátima compartió sus vivencias personales, desde su niñez, el ambiente donde creció, la creación de su Estudio Teatral Makubá, hasta su reacción al conocer el otorgamiento del Premio Nacional y su profunda hermandad con el escultor Alberto Lescay.
A propósito, el viernes 3 y el sábado 4 de noviembre su colectivo presentará en el teatro La Caridad (9:00 p.m.) la obra Caballas, basada en la obra del padre de la Fundación Caguayo, en la que seis personajes femeninos cobran vida de los lienzos del artista y plantean «sus añoranzas, sueños, frustraciones, los conflictos entre ellas, que quisieron ser una cosa en determinado momento y no pudieron, y todavía aspiran a ello », explicó.

Fátima hechiza al auditorio con sus gestos y anécdotas contadas con honestidad y sin edulcoraciones. Cada palabra va cargada de la sapiencia de quien ha luchado ante disímiles escollos en la vida sin claudicar a sus principios ni a sus raíces y exponiendo su pensamiento a través del arte, pero siempre con la verdad.
«El teatro está desde las primeras etapas en que surgió los elementos de la cultura popular y tradicional, y muchas personas han querido renunciar a eso buscando las raíces en otros lugares, que si postmoderno, no, no. El teatro es un elemento de raíz. Las culturas populares y tradicionales son portadoras de la teatralidad y sobre ellas hacemos nuestro teatro cargado de cubanía », dijo.
La maestra manifestó el compromiso de los artistas con el pueblo al exponer los problemas sociales, de los cuales mucha gente no se dan cuenta que ocurren a su alrededor, en su comunidad o en la propia familia.
«Como yo soy un ser humano, una artista y hago teatro, es mi responsabilidad hablar de los que excluyen, de los que quieren minimizar. El tema de la discriminación de la mujer se mantiene latente, a pesar de la Federación de Mujeres Cubanas, de que ganamos igual que los hombres, de que ocupamos cargo de dirección, todavía quedan muchos problemas por resolver. El teatro es una responsabilidad social », expresó.
Sobre el Premio Nacional de Teatro, al que estuvo nominada varias veces, contó que constituyó un gran orgullo recibirlo, y que lloró al acordarse de muchos compañeros que ya no estaban, a quienes dedicó el galardón.
Al finalizar el encuentro, Fátima Patterson recibió un reconocimiento del Comité Provincial de la Uneac por su «relevante trayectoria artística y su aporte a la cultura cubana ».