Las agrupaciones danzarias Nuestra América y 5 de Diciembre, exponentes de lo mejor del movimiento de artistas aficionados de la Federación Estudiantil Universitaria. (Fotos: Ramón Barreras Valdés)
Yinet Jiménez Hernández y Leslie Díaz Monserrat
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25 Diciembre 2017
25 Diciembre 2017
hace 6 años
¡Elegancia, colorido, destreza!… Los bailarines conquistan el escenario y captan la atención del público, que no sale del asombro tras descubrir cuánto talento artístico existe en nuestras universidades.
Cada domingo en la noche, el espacio ¿Quién vive? demuestra la calidad y valía del movimiento estudiantil de artistas aficionados. Gracias a esta propuesta, muchos televidentes descubrieron que existen compañías 5 de Diciembre y Nuestra América que saben poner en alto el nombre de sus centros de estudios superiores.
Estos estudiantes, cargados de sueños y deseos de bailar, dedican horas a los ensayos y encuentran un placer supremo en el arte de la danza.
Cuando nace un sueño
Se fundó hace 29 años en la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas. Casi llegan a los «ta », esa edad en que se abren las puertas de la adultez, pero conservando la frescura del aliento juvenil.
El nombre de «5 de Diciembre », permanece ligado a los inicios. Youry Pantoja Sarduy, su director desde hace poco, cuenta que la compañía surgió el 3 de noviembre de 1988 en la Facultad de Construcciones, y decidieron llamarla así en honor de la fecha en que se celebra el Día del Constructor.
El tiempo ha pasado y ahora la integran 21 estudiantes de diferentes facultades.
Mariela Díaz Ramirez es una de sus bailarinas, cursa cuarto año de Periodismo y lleva dos bailando.
Para ella, estar en «5 de Diciembre » la hace sentirse parte de una gran familia que le da la oportunidad de involucrarse en las tareas de la FEU.
Su rutina diaria puede ser bastante complicada, pero vale la pena integrar el conjunto.
«Este curso tengo las clases por la mañana. Estoy hasta la una de la tarde en la facultad y a las seis entro a ensayar hasta las nueve de la noche. Mientras otros descansan, nosotros bailamos, porque nos gusta, pero somos aficionados, y nuestro primer objetivo es lograr terminar la carrera. De por sí estudiar implica sacrificio, pero si además te vinculas a una actividad extracurricular, resulta más difícil aún ».
Dainier Rojas Gómez es otro de los que consideran que vale la pena el esfuerzo. Cursa el cuarto año de la Licenciatura en Turismo. Para él, bailar con «5 de Diciembre » ha sido mágico, pues le ha permitido tener buenos compañeros y compartir más del baile.
«El grupo es como un motor », asegura, y confiesa sentirse muy agradecido y orgulloso de contarse entre sus miembros.
Sin embargo, no deja de reconocer que hace falta, además de talento, mucha disciplina, empeño y compromiso. Y aunque resulte arduo, estas tres condiciones logran integrarse si se ama lo que se hace.
Este grupo de danza crea un fuerte magnetismo, del cual difícilmente puedes escapar. Tanto así es que, una vez graduados, todavía hay profesores que son parte y disfrutan estar en la compañía.
Nunca te vas del todo
Daymé Cebrián Suárez sabe que existen ciclos que se cierran, pero tiene una peculiar teoría: según ella, quienes han estado en «5 de Diciembre » entablan una relación como la que existe entre una madre y un hijo. Puede ser que se alejen por un tiempo, pero los lazos nunca se rompen.
«Me gradué en 2012 y estaba pendiente el festival de ese año. Me ubican en la Universidad de Cienfuegos y no tenían plaza para mí. Me dijeron que si tenía hacia dónde moverme en el propio Ministerio de Educación Superior, ellos me daban la liberación. Por entonces, Mely del Rosario González, vicerrectora de Extensión, quería mantener vivo el grupo, con los mismos integrantes, y me concedieron el traslado para aquí.
«Comencé a bailar en tercer año de la carrera, y en 2010 fui al primer festival. En ese tiempo el profesor estaba fuera de Cuba, pero había dos o tres personas haciendo los montajes, aunque no bajo el nombre de “5 de Diciembreâ€. Cuando regresó, retomó el trabajo de la compañía y pudimos bailar ».
En la actualidad Daymé es profesora de Sociología, y todavía baila en el conjunto. Lo hace con mucho placer, y no imagina su vida en la universidad privada del escenario.
«Estaré danzando mientras trabaje aquí. No concibo el horario de seis a nueve sin bailar. Mi vida en la universidad fue y es la compañía ».
¿Quién vive?
Youry Pantoja Sarduy es licenciado en Comunicación Social, profesor del Departamento de Extensión Universitaria y se desempeña como director del conjunto danzario.
«Ahora estamos pasando por un momento de renovación. Teníamos un director anterior: Gerardo Arboláez Villavicencio, metodólogo provincial de Danza, quien fue su fundador y estuvo hasta el pasado año. En nuestro repertorio persisten montajes de él, espectáculos latinoamericanos de Venezuela, México, Panamá…
«Para hacer un montaje primero estudiamos las tradiciones del país, las creencias religiosas. Por ejemplo, Venezuela, con la Parranda de los Diablos Danzantes, una celebración que se hace en ese país. Investigamos sobre el vestuario tradicional, y así pudimos recrear el jolgorio.
Youry fue otro de los que no se pudieron despedir del grupo una vez egresado de la Universidad.
«Era mi oportunidad de seguir bailando. A veces uno no tiene las condiciones físicas para ser un bailarín profesional, pero, al menos, puedes desarrollarte como artista aficionado. Era un compromiso con mis compañeros y conmigo mismo asumir el reto de ser el director sin tener una formación básica. Mis conocimientos son empíricos, gracias a la escuela que significó trabajar con Gerardo Arboláez Villavicencio. Sentí el compromiso de no dejar morir el grupo a punto de cumplir los 30 años ».
Para todos los integrantes, ¿Quién vive? ha sido una experiencia importante.
«Estuvimos 15 días en La Habana para filmar el programa, fue maravilloso trabajar con el elenco de RTV Comercial y, sobre todo, con Roclan, uno de los mejores coreógrafos que tiene nuestro país », cuenta Youry.
«Los aficionados nos reunimos cada dos años, en el otro tiempo no nos vemos, y en ese programa tuvimos la posibilidad de compartir y trabajar con otros grupos. Cada quien llevó su coreografía y, además, hicimos el opening de las galas.
«Fue muy bueno que la audiencia cubana viera que en nuestra universidad no solo se estudia, sino que se hace arte, y que todo el mundo supiera que existe un conjunto danzario al que todavía le queda mucho por hacer.
También para este joven profesor, «5 de Diciembre », más que un grupo de baile es una familia.
«Uno dice que en la universidad se hacen los mejores amigos, pero aquí se hace familia ».
¿Nervioso en las presentaciones, Youry?
Claro, estar sobre las tablas da motivos para ello.
¿Tu mayor satisfacción?
El aplauso del público, no hay nada mejor.
«Nuestra América » danza
En 2018 «Nuestra América » cumplirá 40 años. ¡Qué dicha! Surgido por la explosiva idea de un puñado de jóvenes de la Universidad de Ciencias Médicas, la agrupación casi abarca las diez generaciones de aficionados a la danza. Y continúa por los caminos de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).
Según Marta Meneses Mirabal, directora municipal de Cultura y de la compañía, no hay quien pueda ni logre desligarse por completo del conjunto. «Todos sus bailarines se han mantenido de una forma u otra en las presentaciones, en la preparación de los montajes e, incluso, bailando al lado de sus hijos », expresa.
Tanto los grandes artistas como Marta agradecen haberse mantenido juntos en este 2017. Muchos fueron durante el año los lauros alcanzados por la agrupación. Entre ellos, premios en el Festival de la FEU, el haber participado en el evento Para Bailar en Casa del Trompo y en el nuevo programa televisivo ¿Quién vive?
Pero guiar a un grupo de médicos en formación, también jóvenes y rebeldes, no resulta un camino fácil para la directora de «Nuestra América ». Sin embargo, en entrevista de Vanguardia, Marta aplaude la disciplina y el derroche de talento con que sus muchachos también asumen la danza.
Por eso, todo parece indicar que Andy Javier Morales Matos hace magia con el tiempo. En quinto año de Medicina es difícil alcanzar las máximas notas en la docencia y, a la vez, cumplir las exigencias de Marta. Y él lo ha logrado con éxito por cinco años consecutivos.
«Yo les digo a los muchachos nuevos que si quieren permanecer en el grupo es preciso mucha abnegación », comenta el futuro médico mientras rememora cómo por una suerte del azar quedó atrapado en una pasión común: bailar la música folklórica.
Para demostrar que ser miembro de «Nuestra América » supone pensar y vivir comprometido las 24 horas, Andy expone que es como llevar tarea para la casa, por lo que significa «practicar los ensayos a solas, en la sala e, incluso, en el baño ».
Sin embargo, para ese joven no fue el tiempo ni la consagración lo que resultó alguna vez el máximo impedimento. Andy nunca había bailado en una agrupación y mucho menos música folklórica. «Ese fue el mayor reto: aprender todas las coreografías, al estilo de una compañía rigurosa y de calidad », agrega no sin antes recordar que en ¿Quién vive? vivieron otro gran desafío.
Es una suerte para Marta, y para «Nuestra América » en general, tener a padres e hijos danzando juntos. Tal es el caso de Ailín Paz Expósito y Anabel Alfonso Paz, madre e hija, respectivamente. Ailín asegura que sus muchachos crecieron viendo crecer a «Nuestra América ». «Yo los llevaba a los ensayos. Mientras estaba ocupada aprendiendo alguna coreografía o realizando las rutinas, mis jóvenes colegas cuidaban de ellos », agrega orgullosa.
Por eso no queda duda de que a Anabel Alfonso Paz el folklor latinoamericano le corre por las venas. Con solo 17 años aspira a la carrera de Medicina continúa los caminos de su madre, que hoy, como en los inicios de la agrupación, se siente dispuesta y vital.
«Nosotros somos veteranos, pero ayudamos a los jóvenes a mantener la esencia de la agrupación », manifiesta Ailín. Juntos cumplimos el superobjetivo de convertir a esos jóvenes universitarios en médicos ilustres de esta ciudad, y cultivar el amor por la patria grande ».
«Nuestra América », bajo una excelente dirección, continúa indagando en los caminos del folklor latinoamericano.
Festivales internacionales avalan su experiencia. El público le aplaude.
El talento, más que un don, es una conquista a base de sacrificio y empeño.