La Trovuntivitis hizo vibrar nuevamente El Mejunje en el «Longina». (Foto: Francisnet Díaz Rondón)
Lisbeth Moya González
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15 Enero 2018
15 Enero 2018
hace 6 años
Enero es el mes favorito de Santa Clara, es el momento de actualizarse en lo mejor de la trova y el teatro del país, pues arriban los tan esperados festivales «Longina » y «Mejunje teatral ». Enero trae de la mano a los amigos ausentes que llegan a la ciudad buscando llenarse el espíritu, trae el compartir y asombrarse con la creación del otro, trae amigos nuevos y madrugadas de imsomnio, porque eso sí, la bohemia santaclareña en enero, no duerme.
El Longina llegó esta vez dedicado al género habanera y a Teresita Fernández, esa mujer que nos regaló a todos la banda sonora de nuestra niñez. Teresita se parecía a Santa Clara, por la sencillez, los gatos, los amigos, las plantas, la trova, el aceptar. Esta ciudad la recuerda y corresponde su amor con el mejor de los homenajes: un Longina centrado en llevar a todos la música, no importa donde estén.
Esta vez el festival se enfocó en la comunidad, en mostrarles a todos los santaclareños la trova cubana de hoy. El «Longina » llegó a los barrios, hospitales y casas de niños sin amparo familiar, como lo hubiese hecho Teresita, llevando el arte a los ojos que más asombro precisan.
El colectivo de La Cañasanta, ese movimiento de jóvenes trovadores nacido en la Universidad Central «Marta Abreu » de las Villas, estuvo a cargo de la organización del festival y logró mezclar en las descargas y conciertos a cantautores, que juntos pueden lograr espectáculos sin precedentes, tal es el caso de la Liga Sub 20 de la trova, esa nueva generación que por primera vez se unió en Santa Clara.
El teatro La Caridad, nuevamente abrió sus puertas al festival y acogió a Polito Ibañez, Gerardo Alfonso, a los músicos del «Jazz Plaza en el Longina », con Michael Olivera, Reinier Elizarde e invitados; Tony ívila y Yatsel Rodríguez, junto a Ariel Barreiros. Fueron sedes también la Asociación Hermanos Saíz, El Mujunje, la Galería Provincial, la Casa de la Ciudad, el Cubo de Luz de Artex, la UNEAC, el Museo de Artes Decorativas y los diferentes municipios.
El «Longina » reunió a más de sesenta trovadores de Cuba y Latinoamérica, y tuvo actividades de todo tipo, desde las 10:00 de la mañana hasta la madrugada. Se hicieron jornadas teóricas, como el primer foro de trovadores: «Consumo cultural y géneros musicales. El público y la canción de autor en Cuba », y el encuentro «Teresita Fernández: Memorias y canciones », en El Mejunje, con Ramón Silverio, Alexis Castañeda y Yudith Herrera, trovadora que rescata el repertorio para adultos de Teresita Fernández.
En el «Longina » Santa Clara cantó con voces diversas, sentada en su malecón sin mar, con trago en mano y guitarra acompañante. Cantó rodeada de amigos de siempre, de amigos que conoció horas atrás, de otros que vuelven, de gente que mira y se detiene. Cantó canciones viejas, sencillas, llenas de secretos que solo sus habitantes conocen.
Santa Clara es el patio lleno de palanganas y gatos que Teresita quiso, el patio de muchachas como Longinaa las que ofrendar las notas de una lira. La noche crece y se teje en la voz, la voz se adueña poco a poco de la gente, y ese compás, ese ritmo que es Santa Clara se escucha en por doquier. La música habita la ciudad, envuelve la ciudad, es la ciudad.