Carroza de los jutíos de Vueltas. (Fotos del autor)
Yordany Lugo López (estudiante de Periodismo)
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06 Febrero 2018
06 Febrero 2018
hace 6 años
La calma del pueblo se torna en huracán. El alba acompaña a los miles de Jutíos y í‘añacos voltenses que trabajan sin cesar para dar forma a sus carrozas.
Tal vez por eso Vueltas, en parrandas, sea hija de la alegría. Todo un año de espera para ver en la calle la marea roja y azul, para que los í‘añacos y Jutíos muestren su arte parrandero.
El pueblo siente suya cada obra, se apodera de ella y la convierte en parte de su esencia. Entre risas, lágrimas, abrazos y besos celebran la victoria de su barrio. Jamás se podrá medir el calor humano desprendido por los apasionados seguidores. Solamente sentirlo.
Los dioses compusieron el tiempo
El 2 de febrero se suspendieron las salidas de las carrozas por las lluvias, hecho sin precedentes en el poblado. Al día siguiente, la tempestad se fue corriendo. Al parecer, la orden vino «desde arriba », pues también querían presenciar la fiesta.
El barrio Occidente Jutíos presentó su alucinante obra Los tres reinos en alusión a Hades, Poseidón y Zeus, dueños del Erebo, de los mares y océanos, y del Olimpo, respectivamente. Mostraron trajes elegantes y el fuego tuvo una coordinación precisa. Todo aquel que quiso pudo beber agua bendita con la conga La Tinaja al ritmo de su changí¼í.
El trabajo estuvo dedicado a los que ya no están, en especial a Jorge Luis Ramos Jiménez, un sastre fiel, creador de innumerables personajes, colaborador indiscutible del barrio rojo, quien falleció hace un mes.
Todos los caminos llevan a Roma
Con el título Roma: símbolo de eternidad, la carroza ñañaca esculpió con pasajes históricos la grandeza del imperio.
La leyenda reflejó como esta ciudad fue un referente en la antigí¼edad y se convirtió en la capital del mundo. Las hazañas de sus líderes, el emperador Julio César, Marco Antonio, tuvieron su espacio en la carroza. Presentaron la vestimenta típica de los romanos con una excelente combinación de tonalidades. La artillería hizo gala de su poder con un despliegue de voladores y morteros. Un mar de personas bailaron con La conga La Chancleta, el tren azul de arrolladora música.
Para que la tradición no muera
Hoy vuelve la calma, el pueblo regresa al trabajo y la parranda queda atrás. Sé que el tema de conversación en todas partes será quién ganó. ¿Jutíos o í‘añacos? ¿Quién tiró más fuego?
Las respuestas estarán marcadas por el fanatismo de cada cual por su barrio. Al final, sale ganando el pueblo voltense, que goza y disfruta de sus fiestas. Esas que son patrimonio cultural de la nación y que hace que los días parezcan cortos. Felices somos todos aquellos que vivimos con prisa, pero la auténtica muestra de alegría nos detiene. En Vueltas, desde los niños hasta los ancianos comparten el ímpetu de crear, de soñar y de defender su tradición parrandera.