Convertido en Museo Municipal en 1978, la magnífica instalación ecléctica, otrora vivienda de Don José Luis Robau, ha transitado por siglo y medio de vida. (Foto: Tomada de Internet)
Gleidys Sorí Velázquez (estudiante de Periodismo)
2826
05 Abril 2018
05 Abril 2018
hace 6 años
Ahora que el municipio villaclareño de Sagua la Grande echa nuevas raíces, resulta inevitable visitar el Museo «José Luis Robau López », que para estar a tono con el remozamiento de la ciudad, también deja lucir su atractivo.
Entre las novedades que ofrece a la provincia se encuentra la reapertura de la sala 9 de abril, dedicada a los mártires sagí¼eros que perdieron su vida en tan importante Huelga General.
Previsto para el aniversario 60 de la fecha, el próximo día 9, el nuevo diseño de la Sala contará con fotos, documentos, objetos personales, y armamentos empleados por los jóvenes protagonistas de la acción, así como de otros que integraron el movimiento clandestino en Sagua, como explica la especialista Marisol Castañeda Mestre.
El museo, además, remoza las restantes exhibiciones, entre las que se destacan la Sala de Comunidad Primitiva, la Sala de Historia, que atesora valiosos testimonios de la localidad, así como objetos personales de Robau, quien fuera Gobernador de Las Villas a inicios de la República; la Sala de la Revolución, la Sala de Arte, con obras de artistas sagí¼eros de la talla de Wilfredo Lam y Alfredo Sosabravo; y la Sala de Ciencias Naturales, que muestra lo mejor de la flora y fauna sagí¼eras.
Castañeda Mestre cree, como el resto de los especialistas del museo, en la trascendencia que tendrá la remodelación museológica para los más jóvenes. «Resulta vital rescatar el sentido de pertenencia de nuestra localidad, que está llena de hechos gloriosos y grandes personalidades históricas. Nuestra riqueza patrimonial debe mantenerse siempre vigente en las nuevas generaciones », añadió.
Convertido en Museo Municipal en 1978, la magnífica instalación ecléctica, otrora vivienda de Don José Luis Robau, ha transitado por siglo y medio de vida. En su largo camino, ha servido como sede de la Cámara de Comercio, del Liceo Municipal, y hasta del Instituto de Segunda Enseñanza. Ahora, desde sus balcones privilegiados, no solo se distingue el monumento por los caídos el 9 de abril de 1958 en la cercana estación, sino que también se avizora el respirar de una ciudad que no deja de hacer historia.