Pasión de Jutí­os y í‘añacos

Las parrandas de Vueltas, Camajuaní­, arriban a sus 119 años de existencia este 2 de febrero. Por su valor patrimonial y artí­stico, recibieron el Premio Memoria Viva 2018.

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Carrozas de los barrios Jutíos y Ñañacos, de las parrandas de Vueltas, en Camajuaní, Villa Clara.
Carrozas de los barrios Jutíos y Ñañacos, de las parrandas de Vueltas, en Camajuaní, Villa Clara. (Foto: Yordany Lugo López)
Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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01 Febrero 2019

Este sábado 2 de febrero, Dí­a de la Candelaria, las parrandas de Vueltas tienen un motivo mayor para celebrar: el Premio Memoria Viva en la categorí­a Preservación de Tradiciones, conquistado gracias a la labor investigativa de Alejandro Batista López.

Entre Jutí­os y í‘añacos ya se sabe que la batalla será férrea y que en ella siempre prevalecerá la pasión de los contendientes, lo cual mantiene vivo en el tiempo el añejo festejo. Mas, sobre los detalles de la investigación, resulta oportuno conversar con Alejandro.

¿Cuál fue el objetivo del proyecto?

Otorgar permanencia para el futuro a las centenarias parrandas de Vueltas y a los elementos integradores que la distinguen.

«Los testimonios ofrecidos por personas de la localidad Consejo Popular de Camajuaní­, han sido muy valiosos, pues conocen bien el trabajo, destreza y práctica de varias generaciones de artistas autodidactas, dí­gase carpinteros, pirotécnicos, vestuaristas, dibujantes, escultores, artesanos...Todo ello, acompañado con los maravillosos sucesos ocurridos a más de un siglo de existencia, pues la parranda cumple ahora 119 años.

Alejandro Batista, investigador.
De izquierda a derecha,Yunior Herrera Báez, presidente de los í‘añacos, Alejandro Batista López, y Héctor Fleites González, presidente de los Jutí­os. (Foto: Cortesí­a de Alejandro Batista)

Y en concreto, ¿qué propone?

Salvaguardar arte e imaginación, transmitir a las nuevas generaciones la magia propia de la expresión simbólica popular, captar y descubrir los artistas del futuro para hacer imperecederas estas fiestas, educándolos en el arte popular y en la destreza creativa. Además, mantener vivo el lenguaje oral, cargado siempre de poesí­a, delirio, fanatismo y emotividad afectiva, único en este poblado.

¿Qué elementos resalta?

Enmarca momentos importantes de las parrandas y su proyección sociocultural a otras comunidades, con aportes que la distinguen del resto de las festividades. Hechos extraordinarios en esta celebración; arte popular, vida y obra de los artistas que hacen la parranda. Es una aproximación a las diversas expresiones artí­sticas que practican sus barrios í‘añacos y Jutí­os y su diferencia con las demás comunidades que realizan este tipo de fiesta popular.

¿A quién dedicas el premio?

A mi padre. Él me llevó de la mano a conocer la parranda voltense a través del rescate literario; a mi madre, con la cual laboré en el barrio í‘añacos por más de 10 años, aunque terminé mi labor como parrandero en el barrio Los Jutí­os.

«También, a Conrado Colón (Cumba) y a Roberto Hernández (Coco) quienes hicieron posible que la parranda viviese en los últimos 50 años y, en especial, al joven proyectista ya fallecido Lester Santana Hernández, que dio gloria y luz a la parranda voltense por varios años.

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