Helen Beatriz junto al maestro Enriquito Cárdenas en el pasado Festival Boleros de Oro en Villa Clara. (Foto: Francisnet Díaz Rondón)
Francisnet Díaz Rondón
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01 Marzo 2019
01 Marzo 2019
hace 5 años
Confieso que nunca he creído en la llamada reencarnación, pero mi escepticismo quedó tambaleante cuando escuché cantar en el pasado Festival Boleros de Oro 2018 de Villa Clara a la estudiante universitaria Helen Beatriz Montero, quien cautivó a todos con su potente voz.
Al cerrar los ojos parecía escuchar a través de la joven voz salvando la distancia y con el merecido respeto a la inolvidable Elena Burke, esa gigante del filin y la cancionística cubana de todos los tiempos.
Helen Beatriz posee un registro de contralto que no se encuentra todos los días. Y no solo destaca por su afinación, potencia y técnica vocal, sino porque le pone «bomba » y sentimiento a cada interpretación, un aspecto ausente en muchos cantantes, tanto nuevos como ya experimentados.
Bajo la tutela y guía del maestro guitarrista Enriquito Cárdenas, Helen participó por primera vez, con apenas 18 años, en el magno evento de los boleristas. También, en el ámbito universitario ha conquistado grandes premios en los festivales de artistas aficionados.
La música le corre por las venas y en cada actuación entrega lo mejor de sí, como si en ello le fuera la vida.
«En mi familia por parte de padre hay músicos. Mi abuelo, ya fallecido, fue músico en Santiago de Cuba, y aunque no tuvo mucho reconocimiento, participó en orquestas importantes. Al parecer llevo su herencia en la sangre. Con mi voz, poco a poco, me he ido introduciendo en el mundo de la música », comenta.
¿Cuándo te diste cuenta de que poseías una voz muy peculiar para el canto?
Desde la primaria siempre cantaba en las actividades culturales. Pero lo que se llama dedicarme al canto, fue en séptimo grado, cuando integré el coro con la maestra Yolanda Martínez. Ella empezó a darme un trato diferenciado, y así fui avanzando. Me di cuenta de que tenía algún talento en el cual no había reparado, quizá por la inmadurez, y lo tomé más en serio.
¿Cómo supiste asociar el parecido entre tu voz y la de Elena Burke?
Comencé a cantar sin oír a Elena, nunca la había escuchado. Y la gente comentaba que mi voz se parecía a la de ella y que sus canciones me quedarían bien. Desde entonces, me interesé por su obra.
«Tengo todas sus canciones. Es más, lo único que guardo en mi teléfono son temas de Elena. Me gusta mucho el sentimiento que les pone, y todas sus canciones son preciosas. Ella es una gran intérprete y vale la pena escucharla. Además, son composiciones cubanas y quién mejor que un cubano para cantarlas.
Llama la atención que una muchacha de tu generación, nacida en una era plagada por ritmos comerciales para la juventud, se haya inclinado por el bolero…
Pienso que el reggaetón, que es lo que suena ahora, no es música. Es lo que pienso. ¡Qué mejor para el oído y el alma que estas canciones y boleros! Agradezco a las personas que me han ayudado tanto, como Lucía Labastida y José Ramón Vizcaíno, entre otros que me apoyan.
Estudias Ingeniería Química; sin embargo, te has ido adentrado en el mundo del canto. ¿Qué piensas hacer al respecto?
Siempre me ha gustado la química. Solo dejaré que pase el tiempo. Voy a tratar de graduarme, aunque sé que mi carrera está en la música, pero nunca está de más tener un nivel cultural, una carrera universitaria y otros conocimientos.