Una de las premisas del máximo evento del libro en Cuba es ofrecer la mayor cantidad de productos destinados a los niños, con la mayor calidad posible. Todos los proyectos futuros de este, y de cualquier otro país, dependen de la educación que se le brinde a sus niños y niñas, así como de la formación de una identidad nacional sólida en ellos.
Desde el pasado jueves 4 de abril, trabajadores de la cooperativa no agropecuaria Decorarte autores del proyecto infantil Gabi y Sofi sumaron a su establecimiento habitual del Parque Zoológico de Santa Clara, un quiosco ubicado en áreas del Parque Vidal, como parte de lo que Sarilem Morales, comunicadora graduada de la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas, considera «no una feria, sino una fiesta del libro ».
Morales dirige el departamento de Comunicación de Decorarte y reconoce a la capital villaclareña como una plaza idónea para el desarrollo de este singular proyecto: «Santa Clara tiene una vida cultural muy rica. En mi opinión, parte de esa cultura se traspasa a lo familiar, por eso es común ver a las familias de la ciudad, y otros municipios también, acá en el Parque Vidal o en el Zoológico », asegura.

La cooperativa participó hace poco en la Feria del Libro en Matanzas y ahora repite esa experiencia en Villa Clara. «Desde el primer día han funcionado tanto la tienda del zoológico, como este punto que creamos en el Parque Vidal y estamos muy contentos con la acogida », confiesa la joven comunicadora, apartándose por un momento de sus obligaciones para atender a Vanguardia.
Los padres villaclareños durante los días de la Feria han podido adquirir con precios en CUP una gama de productos que incluye juguetes, artículos escolares, textiles, luminarias y otros elementos para la decoración. Jorge y Viviana llegaron hasta el Parque Vidal desde Remedios el pasado viernes, con sus dos hijos de uno y seis años. La pareja de treintañeros asegura haber encontrado en esta oferta de la feria una posibilidad que ellos normalmente no tienen a la hora de comprarle juguetes a sus hijos.
«Nosotros no solo buscamos juegos que los entretengan », explica Viviana, «sino que les permita interactuar con otros niños y con nosotros mismos. La tecnología ha afectado mucho, en mi opinión, el desarrollo de esa faceta de la vida de los niños hoy en día y por eso les compramos libros y juguetes ».
Según las precisiones de Sarilem Morales, cada uno de los productos que ofrece «Gabi & Sofi » deben responder, «en primer lugar, a la formación en los niños de un grupo de valores fundamentales como el amor a la naturaleza, a la familia y la identidad cultural cubana ».
Luego, el equipo de especialistas que se encarga del diseño y la confección de los mismos integrado por psicólogos, pedagogos, comunicadores, diseñadores, ilustradores, entre otros prioriza el desarrollo de habilidades en los niños, según la etapa del crecimiento en que se encuentren », argumenta.
Naylim, madre de Néstor (de un año y medio), conoce de antemano sus productos gracias a la tienda del zoológico. La joven madre santaclareña asegura que la clasificación según la edad del niño es la principal virtud de estos productos. «Además, me parecen más interactivos », explica. «Yo tengo un hijo al que no solo debo entretener y cuidar, sino también comenzar a enseñarle los colores, las figuras geométricas y otros conocimientos, algo que estos juguetes me permiten hacer ».
Según el presidente de la cooperativa, Ariel Balmaseda Santana, una de las razones que los condujo a lanzar la marca fue la clara necesidad de productos de este tipo en el mercado nacional. «La otra es fomentar en el sector de gestión no estatal, una conciencia de cuán importante es vincularse a la sociedad y aportar a la comunidad », dijo en su visita a la Feria del Libro en Santa Clara.
«Nosotros estamos inmersos en esa dinámica, desde el apoyo a proyectos comunitarios, como a otros del Gobierno, hasta el lanzamiento de esta marca infantil, que no reporta grandes ganancias, pero ha tenido un gran impacto social », asegura Balmaseda. «Siguiendo esos preceptos estrenamos la marca en la feria CubaIndustria en 2016 como un proyecto local en Varadero y, a partir de los resultados obtenidos allí, firmamos un convenio con la Empresa Nacional de Zoológicos para ubicar tiendas en sus establecimientos ».
Además de la primera tienda instalada en el Zoológico Nacional en La Habana, el acuerdo ha llevado estos juguetes cubanos a Santa Clara y a Cienfuegos, como parte de un proyecto con el Gobierno de esa provincia. De acuerdo con Balmaseda Santana, tienen previstas la apertura de otras cuatro en Ciego de ívila, Camagí¼ey y Santiago de Cuba (dos).

Uno de los autores publicados en la Feria, el cienfueguero Miguel Pérez Valdés, opina que este tipo de iniciativas enriquecen la naturaleza de la Feria del Libro. «Es cierto que en ediciones anteriores la variedad de ofertas prácticamente ha opacado a la literatura, pero en las provincias a veces no contamos con una cantidad suficiente de libros para satisfacer todas las demandas y este tipo de ideas ayudan a la feria », opina.
El también escritor de literatura infantil se refirió a la idea «del juguete como complemento del libro », pues entiende que elementos como un componedor o una caja donde guardar los lápices ayudan a inculcar el hábito de la lectura en los pequeños. «Además, al estar hechos de madera y tener un diseño sencillo, alimentan la creatividad en edades tempranas ».
El presidente de la cooperativa asegura que la selección de las materias primas responde, también, a intereses de otro tipo: «Usamos el excedente de la industria, a través de contratos con diferentes empresas, para confeccionar nuestros productos », explicó Ariel Balmaseda.
«A partir de nuestra inserción en el mercado mundial, hemos buscado cumplir las normas internacionales que hoy en día promueven la importancia de producir de manera ecológica en el área de los juguetes. Esto es vital para nosotros, pues somos los únicos productores cubanos de este tipo », asegura el presidente de la cooperativa.
Casi al concluir la Feria en Villa Clara, la experiencia de este grupo de hombres y mujeres cubanos quedará como un grato recuerdo y, quizás, el comienzo de una práctica extendida. «Los padres están acostumbrados a llegar a una tienda y ver una espada, un carro o una muñeca », dice Sarilem Morales, «pero el tipo de producto que ofrecemos, al igual que los libros de la Feria, está pensado para los niños cubanos ».