La localidad de Santo Domingo, en Villa Clara, anuncia el bicentenario de su fundación, pero evidencias documentales ponen en duda la autenticidad del acontecimiento.
Apenas tres líneas del Panorama histórico: Ensayo de la cronología cubana (1934), de Gerardo Castellanos García, evidencian una incertidumbre. Afirman que la «Junta de Fomento mercedó tierras en esta fecha para lo que después fue el poblado de Santo Domingo, en la provincia de Santa Clara ». Todo lo ubica en fecha: 31 de octubre de 1819, y no dice de dónde extrajo el apunte.
Al parecer el dato es válido, aunque con dudosas facturas. Ahora se toma como celebración del surgimiento de la localidad. Sin dudas, mercedar tierra es el origen del reparto y nacimiento adjudicado en beneficio del poblador posesionado en terreno.
También Félix Erenchún, en su Cuadro estadístico de la siempre fiel isla de Cuba (1861), echa leña al fuego al declarar el año de marras. Similar apunte recogió Jacobo de la Pezuela en el Diccionario geográfico, estadístico, histórico de la isla de Cuba (1866), y el embrollo se ensancha.
Por su parte, Manuel Dionisio González, en Memoria histórica de la villa de Santa Clara y su jurisdicción (1858), no da muchas explicaciones. Atina a decir que existieron desgajamientos territoriales: «Después de ílvarez, que fue el primero, tuvo principio en 1816 el de la Puerta de Golpe, a cuyo paraje dábase (sic) ya el nombre de la Esperanza, por haberse erigido allí, bajo su advocación, la iglesia u oratorio ». También completa una información: la «Esperanza, partido de su nombre, surge el 19 de noviembre de 1819 ». Entonces, allí sí están próximos al bicentenario.
Con pesar el historiador aclaró que al ascender la colonia Fernandina de Jagua después Cienfuegos a categoría de villa, con «gobierno político y militar en 1830 », arrancó un vertiginoso desprendimiento de tierras fértiles dedicadas a las producciones azucareras, de cultivos varios y la ganadería. Así lo describió L'í®lede Cuba (1844), del viajero Rosemond de Beauvallon.
Era la pérdida anunciada por González de las superficies agrícolas y del puerto de mar, al sur, y después de la otrora colonia de Santo Domingo (Viamones, San Juan de Amaro y hasta parte de San Narciso de ílvarez), al centro, y luego de Sagua la Grande al norte. Cero intercambio marítimo para tierra adentro de Santa Clara hasta la apropiación, años después, del estero del Granadillo, un cacareado punto costero.
En cuanto a la fecha fundacional de la colonia de Santo Domingo, otro de los libros enrolados en la lista de 1819 es el texto Las Villas: ílbum-resumen ilustrado (1941), en el cual se indica que a partir de entonces se «mercedaron las tierras […], fundándose la colonia Nueva Bohemia », nombre que también mencionó en una ocasión el Diccionario geográfico,... de Pezuela.
De dónde sacan el apelativo. Tal parece un misterio en nuestra historiografía, pues solo se repite en dos o quizá tres momentos diferentes. El enredo hasta aquí en fechas fundacionales está dado porque desde Santo Domingo ahora proyectan la celebración del bicentenario de la fundación. Cuánto aplaudiría ese instante, pero un acontecimiento de tal magnitud reclama aclaraciones.
Por desgracia, las Actas capitulares del cabildo de Santa Clara correspondientes a esos años tienen un deterioro que impide la lectura analítica. A tono con la reconstrucción segura, exigida por el hispanista José María Chacón y Calvo, se advierte que ante la ausencia de «documento no hay historia propiamente dicha, pero esto es siempre a condición de que se interprete el documento, de que el mismo produzca en el que le juzga esa reacción que hace del crítico y no nos olvidemos de que uno de los actos iniciales del historiador es el de la crítica un sujeto creador ». La magnitud del hecho se contrasta en la Síntesis histórica provincial Villa Clara (2010), libro donde los investigadores soslayan el acto inaugural de un poblado que ahora desea perpetuar los dos siglos de existencia.
Hasta aquí un preámbulo. Hay más sobre el tapete en otras observaciones no valoradas y que abordan en lo particular el proyecto de inmigración blanca en la antigua hacienda de Santo Domingo, casi similar pero no con los alcances de otras partes del país.
Todo está vinculado al desarrollo económico de plantación, y en el orden social perseguía atenuar el forzado tráfico de africanos, y de igual modo, apaciguar en lo político las posibles revueltas de esclavos.
Otras fuentes documentales se encuentran al alcance de todos. De ahí la trascendencia de la interpretación que se haga de estos textor y la información que se brinda.
Interpretar el documento
Escabroso camino trazado durante la gestación de la colonia de Santo Domingo, en la entonces jurisdicción de Villa-Clara, según la Real Cédula dispuesta para el fomento de población blanca «con españoles, y a falta de ellos con europeos católicos de las potencias amigas » que emigraran y se radicaran en escogidos territorios de la isla.
Durante ese tiempo los proyectos se dirigieron, a partir de marzo de 1818, al reforzamiento de inmigrantes. También a ubicar a los llegados «bajo la condición de colonos » en la Fernandina de Jagua, Guantánamo, Nipe, Nuevitas, Isla de Pinos (Reina Santa Amalia) y Santo Domingo, entre otros lugares en los cuales se fundaron poblaciones. Unas surgieron primero que otras.
Así lo recoge «Fomento y población », de José Hipólito Odoardo Grand-Pré, fiscal de lo civil de la Real Audiencia de Méjico, dictamen dirigido en noviembre de 1826 a Francisco Dionisio Vives, capitán general. Entre los obstáculos, como paradoja, resaltó el jurista la «falta de tierras que mercedar a los colonos », y la «inseguridad […] con que aquí se adquieren, conservan y refaccionan las fincas; de los pleitos que esos contratos y transacciones originan », añadió.
El documento recogido en los Anales de las Reales Juntas de Fomento y Sociedad Económica de la Habana (enero-junio de 1850) sostiene un evidente juicio que en el plano particular se traslada a la colonia de Santo Domingo, de la cual se afirma que llegará en octubre próximo a los dos siglos de existencia.
Reiteradas confusiones, según enfoques históricos, deja allí el año 1819 como fecha inequívoca, según se advierte. Tal parece que no existan indagaciones que lo desmiientan; sin embargo, el Museo Municipal de Santo Domingo dispone de un documento emitido por la «Secretaría de Gobernación, Negociado de Estadísticas y Asuntos Generales de la provincia de Santa Clara », que en su acápite 2 detalla y particulariza.
Reiterada controversia, por supuesto, ronda allí por lo rubricado en febrero de 1912, donde se describe que «Santo Domingo: Fue fundado en el año 1822, mercedándose por acuerdo de la Junta de Fomento las tierras de la Hacienda de su nombre a los colonos que en ella se establecieron. Fue su primer Director de la Colonia el Sr. Francisco de Paula Moralet y el Segundo el Sr. Remigio Burgos que ejerció de Teniente Gobernador hasta el año 1856 en que fue trasladada la tenencia de Gobierno a Sagua. Los primeros pobladores fueron los Sres. Francisco Arencibia, Gaspar Alva, Ciriaco Pérez Labrador, Joaquín Benavides y… ».
En la descripción aparecen límites y superficies geográficas, fecha de creación del municipio y Ayuntamiento, así como barrios, población y… Para algunos puede que sea de escasos aportes. Obvio: carece de día y mes, no así del año de surgimiento de la colonia de Santo Domingo.
Hay tres documentos preciosos, no vistos tal vez por quienes animan el bicentenario, recogidos en el Boletín del Archivo Nacional (1923), edición correspondiente a enero-diciembre. La publicación que dirigió Joaquín Llaverías Martínez esclarece de maneradefinitiva los dudosos acontecimientos.
Primero está el «Resumen de tareas de la Junta de Población hasta fin de 1819, que abraza varios acuerdos con el de la compra de la hacienda Santo Domingo », texto con advertencia en el titular. El documento está firmado en la Habana, noviembre 30 de 1819, por Tomás Romay, secretario de la Junta. Dice: «se repartirá entre nuevos pobladores […], cuya propiedad adquirió la comisión en precio de veinte mil pesos […] En las seiscientas caballerías ó diez y nueve mil doscientos noventa y seis acres que contiene ese fundo, solo en sus linderos se encuentra algún terreno pedregoso. El resto de la tierra es muy llana, en parte negra y alguna porción arenosa en su superficie; pero toda de la mejor calidad ».
Refiere la existencia de diversos tipos de maderas en sus montes casi vírgenes, y los posibles cultivos de trigo y vegas de tabaco. Por tanto, 1819 no constituye el año de fundación, sino de adquisición del terreno. Al menos hay un despeje de fechas.
Después resalta que quienes «pretendieren situarse […] en la hacienda Santo Domingo, desde enero de 1820 hasta diciembre de 1821, gozarán de la misma gracia bajo las condiciones espresadas (sic) », y referidas a la entrega de «una caballería de tierra ó treinta y dos acres en absoluto dominio y propiedad, con la precisa condición de empezar su desmonte y cultivo en los seis meses primeros, contados desde la posesión ».
El Boletín del Archivo Nacional que recopila y supervisa Llaverías Martínez en calidad de director de esa institución, muestra otro documento concluyente: «COLONIA DE SANTO DOMINGO. Noticias de la hacienda Santo Domingo, jurisdicción de Villa-Clara, sacadas de las actas de la Junta de Población ». Es una irrefutable cronología que recoge los sucesos más trascendentes ocurridos entre 1818 y 1839, según día, mes y año.
Nunca aparece una información relacionada con el 31 de octubre de 1819, fecha de la supuesta fundación de la colonia o del inicio de tierras mercedadas de acuerdo con el reporte que dejó el Panorama histórico: Ensayo de la cronología cubana (1934), de Gerardo Castellanos García.
El 3 de noviembre de 1819, el texto relacionado con las «Noticias de la hacienda Santo Domingo… » añade que se auxilia a «9 colonos franceses », pero no dan tenencia de superficie a ninguno de los llegados. En enero 2 de 1820 se consigna: «Posesionado Alva de las 8 caballs., de tierra, recomienda la elección de un sugeto (sic) que intervenga en el repartimiento de la hacienda ». Aquí hay un salto en el tiempo, y se acota: «1824. Mayo 13. […] piden noticias de las caballerías repartidas de la hacienda, y del día en que los colonos habían tomado posesión de sus respectivas suertes ». El embrollo fundacional está entre 1820-1824, pero ¿cuándo?... Surge otra duda al referir que en «1825. Stre. 28. Se aprueba el proyecto de repartimiento de tierras de la hacienda en estos términos: á todo labrador ó artesano una caballería; dos si fuere casado; una más por cada hijo varón de 16 años y otra por cada tres hijos de ambos secsos (sic) sin limitación de número ».
Prolijo en datos el informe destaca que en «1828. Mayo 27. Se da cuenta del censo: hay 99 caballs. pobladas […] Novre. 5. El plano de D. José Nadal pasa á informe del Agrimensor D. Manuel Antonio Medina ». En tanto, en «1830. Stre. 15. Se aprueban por el Capitán Gral. las medidas para el repartimiento de la hacienda […] Novre. 24. Se aprueba el plano de la población de Santo Domingo ».
No obstante, otro documento, el tercero recogido por el Boletín del Archivo Nacional (1923), y con título «MAYO 1.o 843. ESTRACTO (sic) de las instrucciones formadas en 16 de Febo. de 1822 y aprobadas en sesión de la Escma. Diputación Provincial fha. », remite a una clave definitoria.
Declaran: «4 de Mzo. del mismo año pa. (sic) el repartimiento de las trras. de la hacda. Sto. Domingo con la modificación sigte. en el artículo ». Son ocho los acápites refrendados, según apunta el documento depositado en el Archivo Nacional, Junta de Fomento de la isla de Cuba, legajo 202, expediente número 8952, según apunta el Boletín de la institución.
Aquí resaltan: «1. Que se destinen 8 caballas (sic), pa. la nueva poblacn. en parage elevado y plano lo mas inmediato posible al embarcadero del río de Sagua, aplicándose dos caballerías pa. la fundacon. del pueblo en sitio convente, y las 6 restantes pa. Desahogo ».
Con claridad todo se deduce: el 4 de marzo de 1822 es la más probable cercanía a la fecha de constitución de la colonia de Santo Domingo. Aquellos apuntes «oficiales » en las hojas que conserva el Museo Municipal no estaban muy errados cuando marcaron un año, y no otro. Ahora aquí, lo más factible, hasta que aparezcan detalles reveladores, está recogido en fechas irrebatibles.