Itinerario de la Verbena

En Santa Clara, la tradicional fiesta folklórica de la Verbena de la Calle Gloria está por llegar. Un recorrido histórico de la festividad cultural.

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Verbena
(Foto; Francisnet Díaz Rondón)
Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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11 Agosto 2019

Una de las más antiguas fiestas patronales, creada con fines colectivos hacia finales del siglo XVII, aconteció con la Verbena de la calle Gloria, un jolgorio espiritual surgido en Santa Clara, al centro cubano.

En los inicios, de acuerdo con el reporte de Manuel Dionisio González en la  Memoria Histórica de la Villa de Santa Clara y su Jurisdicción  (1858), tuvo motivaciones religiosas. Festejó el establecimiento posterior de la Villa en el hato de Antonio Dí­az, en tierra mediterránea, alejada de las costas del litoral del centro-norte de la jurisdicción de San Juan de los Remedios.

Fue lo dictado del capitán general Diego Antonio de Viana Hinojosa, según refrendó el sucesor Severino de Manzaneda y Salinas, tras la emigración con derivación económica en los primeros dí­as de julio de 1689 de familias   primitivas que residí­an en aquel antiguo territorio.

Los trasladados vení­an espantados por ataques de corsarios y piratas, o de las intrigas religioso-mercantiles, y decidieron por último un asiento definitivo en suelos que consideraron prósperos para el fomento agropecuario.

Desde entonces la localidad, poco a poco, tuvo nuevos pobladores y  diferentes denominaciones, entre las que aparecen Pueblo Nuevo, según el historiador Félix Marí­a de Arrate. Otros investigadores la circunscriben a Cayo Nuevo, y también a Villa Nueva de Santa Clara del Cayo. De igual modo la llamaron Pueblo Nuevo de Antón Dí­az, terreno  protegido por las discretas alturas de Cerro Calvo, el Capiro, y los lomerí­os de La Melchora, Peña Blanca y Dos Hermanas.

La comarca, en su fertilidad primitiva, estaba bañada  por los arroyos del Monte (Bélico) y la Sabana (Cubanicay), en los cuales entonces corrí­an aguas mansas y cristalinas.      

Parque Leoncio Vidal
(Foto: Cortesí­a Luis Machado Ordetx

Sin embargo, el 16 de agosto de 1695 se acordó que   la Villa se titulara Gloriosa Santa Clara, «por ser el que tení­a y debí­a conservar, y tomase por patrona », así­ lo refrendan las Actas Capitulares del Cabildo. En lo sucesivo, todos los dí­as 12 del octavo mes, se enaltecerí­a con fiestas, según el santoral católico. Harí­an una Verbena de amplia riqueza religioso-popular que, por tradición, incorporó componentes laicos y profanos.

Hasta 1923, fecha de la demolición de la Parroquial Mayor, ubicada al sureste del parque Leoncio Vidal, la Verbena acaeció en los alrededores de la antigua plaza. Después se trasladó hacia la calle Gloria, sitio donde radicaba el Cuartel de Bomberos, una de las ví­as transversales que desembocaba al céntrico recinto de paseos.

Junto a la antigua fe de bautismo, Pilongo, por extensión y costumbre, hubo orgullo y visos de amor a la patria chica. De acuerdo con la unción de las aguas cristianas para los nacidos en Santa Clara, la Verbena trascendió en   el tiempo, y quedó prendida dentro del imaginario popular con celebraciones anuales.

La fiesta tradicional por la Gloriosa Virgen de Santa Clara de Así­s, constituyó una diversión que derivó en combinaciones de complejos bailes, juegos y divertimentos, ventas de bebidas refrescantes, comidas y usanzas de gozos espirituales.

La calle Gloria era engalanada con plantas ornamentales, banderolas y quioscos para la venta de fiambres. Después se hací­a la procesión de la virgen patrona, Santa Clara de Así­s. En el acompañamiento popular de la imagen venerada siempre intervení­an las bandas de música del Cuerpo de Bomberos y otra Civil. Al término de la ví­a, después de un recorrido de procesión rumbo a las márgenes del rí­o Cubanicay, era colocado un altar hasta la medianoche.

Durante las décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo la costumbre languideció. También ocurrió así­ en los perí­odos más crí­ticos de la guerra iniciada en 1895 contra el colonialismo español, tiempo que la ciudad sirvió de centro de alojamiento de las fuerzas ibéricas dispuestas a frenar el empuje de los insurrecto. Sin embargo, en 1989, en ocasión del tricentenario de la fundación de Santa Clara, fue retomada la festividad con un matiz más profano.

A partir de entonces rescató componentes de la cultura popular-tradicional, sobre todo de reposterí­a doméstica. Expenden vinos caseros, ventas de flores, ferias de artesaní­a y presentación de trovadores, y muestran bailes y vestuarios alegóricos.

En sus orí­genes apareció el delicioso vino de tamarindo, árbol y fruto tí­pico de región según dijo Dionisio González en su novela histórica  El indio de Cubanacán o Las brujas de Peña Blanca, de 1848, así­ como la cafirolata, un dulce de boniato con leche de coco y canela.

Fiesta de la Verbena
(Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

También comercializaron el frangollo, especie de torticas de migas de plátano en almí­bar, así­ como el cosubé, unas empanadas de catibí­a con sabor aní­s. Fue común disfrutar del mantecadito, un delicioso plato que encantó el paladar del transeúnte que recorrió muchos años atrás el entrecruce de caminos que enlazaban, por ferrocarril o carretera, a todo el paí­s.  

A la trascendental de las tradiciones de la localidad, la Verbena, y a sus mitos y leyendas pueblerinas (“Raí­z del mote pilongo”, o “La Cruz del Puente”, recogidos en  Ayer de Santa Clara, 1959, por el folklorista Florentino Martí­nez, o  Leyendas y Tradiciones Villaclareñas  (1929), de Manuel Garcí­a-Garófalo Mesa, y  Tradiciones Villaclareñas, publicada ese año por Antonio Berenguer y Sed, se desencadenó en la actualidad otra costumbre que dista mucho de aquellos rasgos originarios.

A la Verbena, próxima en aparecer, la sustituyen los paseos de sábados y domingo en torno a la Glorieta ubicada en el parque Leoncio Vidal desde 1912, un sitio de encuentro de niños, jóvenes y ancianos que cuentan las más disí­miles historias del acontecer pasado o presente.

Ya no se habla de aquellos mitos sobre “La Calabaza de la Pastora”, o “El Caballo blanco sin cabeza”, así­ como de “La bruja de Cerro Calvo”, “El hada del Capiro”, y la “Visión del gí¼ije del Caney”, por citar antológicos casos de leyendas agrupadas por los historiadores.

Ahora las historias son más recientes en tanto llega la tradicional Verbena de la calle Gloria, otro momento para el regocijo familiar.

 

 

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