Cuando parece que Santa Clara cae en la rutina, una nueva idea llega a rescatarla. Es que esta ciudad se niega a someter a sus hijos a la rutina y el aburrimiento.
Desde principios de año una idea venía cocinándose para los amantes de la música alternativa y de las nuevas formas de hacer arte. Ahora, ya la tenemos como otra propuesta cultural.
Modo Libre surgió en el contexto del festival de trovadores Longina. Entonces, la agrupación Raíces, encargada del concierto de apertura, invitó al escenario a unos viejos amigos y juntos demostraron que lo típicamente criollo no tenía que quedar atado a viejos estándares.
Así, Raíces y Punto de partida marchan a su modo, bien libres, rompiendo algunos estereotipos de la música cubana y, a la vez, revindicándola. Víctor Manuel Marín, Pedro Leal, Yoandy Guerra, Alfredo Oquendo, Katherine Herrero, Jonás Stephan y Yasel Giralt combinan el jazz y la música tradicional de forma atractiva y refrescante.
«Siempre hemos tenido una misma necesidad artística: la de defender nuestro proceso creativo musical », confiesa Yasel. «Ayudábamos a otros artistas a defender su obra, pero nunca lo habíamos intentado para nosotros mismos. Ahora lo quisimos hacer ».

Fredy Hernández ha sido el encargado de realizar el diseño gráfico de Modo Libre, así como de su promoción en las redes sociales, principal plataforma en que el público puede acceder a los temas de estos jóvenes.
Vanguardia indagó con Yasel Giralt sobre las particularidades de la nueva propuesta.
¿Modo Libre es una agrupación o un proyecto?
Modo Libre es un proyecto de música de autor, pues los integrantes llegamos con nuestras propias ideas y en colectivo las vamos montando. Siempre buscamos el contraste entre lo folclórico y lo novedoso, que es el interés colectivo. Queremos defender una idea que nos supera: la de buscar nuevas formas de creación.
«Muchas de las obras que tenemos han sido por encargo institucional, pero igualmente intentamos romper con el esquema de la canción típica política y probamos un estilo novedoso.
«Hasta ahora hemos realizado algunas presentaciones en la AHS, en el parque Vidal e, incluso, estuvimos en el festival Primera base, en La Habana, una antesala al Havana World Music.
«Además, tenemos un repertorio que incluye más de 10 canciones propias, más otras ya conocidas con nuestros arreglos ».
¿Toda su obra hasta ahora es acústica?
Sí, aunque nosotros llamamos acústico a la forma en que se trata al instrumento, o en que matizamos una canción, así que trabajamos con un bajo o un piano eléctrico.
¿Y por qué enfocarse en este tipo de música cuando sería más factible y sencillo dedicarse a lo comercial?
Primero, porque no hace felices. Segundo, porque nos divertimos más haciendo la música que queremos, que tenga más que ver con nosotros, que nos identifique. Tercero, porque queremos hacer algo diferente, algo nuestro.
¿Y si nunca alcanzaran ciertos estándares de fama o de comercialización?
Si eso llegara a ocurrir lo primero es que la pasamos bien, hicimos lo que quisimos y va a quedar una obra artística. Pero opino que de cierta forma va a tener su éxito. Nuestro triunfo sería si logramos un despertar en la creación musical de Santa Clara, si nosotros alcanzamos eso creo que ganamos.
«Siempre hemos estado conscientes de en una isla como esta, donde hay que cantar y bailar, cuando se hace música de autor, instrumental, densa o para cierto tipo de público, no se entra en las grandes listas de ventas. Lo sabemos y asumimos el riesgo ».
Todos los integrantes son muy jóvenes…
Sí, y es muy bueno, porque nos permite ideas frescas, que el ambiente sea más abierto, mayor libertad a la hora de crear. Así, en un tema de trova tradicional agregamos un fragmento de discoteca, que quizá para otro formato de música o de músicos resulte una locura ».
¿Tienen algún lugar a donde el público pueda acercarse?
El día 28 comenzamos una peña fija que se realizará el último miércoles de cada mes, en el patio de la UNEAC a las 9 de la noche. En ese espacio estaremos desarrollando un jam sesión, luego de cada concierto. Ahí todos los músicos podrán subir al escenario a improvisar con estándar de jazz y dedicar un rato a la descarga colectiva.