Llega a su fin el verano 2019 entre el intenso calor y los días de lluvia. Durante estos dos meses se pusieron a disposición de los villaclareños diversas propuestas culturales, pero, ¿podría decirse que aplican a la mayoría de los gustos y grupos etarios?
En julio y agosto se realizaron actividades recreativas en todos los municipios de la provincia, con la participación de artistas locales o nacionales, para lograr el disfrute del pueblo.
Del total de las actividades previstas, solo se suspendieron unas pocas por lluvia o afectaciones en el fluido eléctrico, según consta en el «Informe sobre el cierre del verano » proporcionado por la Asamblea Provincial del Poder Popular.
En la etapa estival se retomaron 11 proyectos del pasado año, a los que se añadieron 25 nuevas propuestas culturales que beneficiaron a 122 poblados.

Entre los proyectos de mayor relevancia destacan la tercera edición de la Gira Descomunal, que en esta ocasión llegó a 32 asentamientos. Estas cuatro brigadas artísticas que trabajaron todos los jueves, viernes, sábado y domingo estaban integradas por un grupo de teatro infantil, una peña campesina con repentistas, una compañía de baile y dos agrupaciones de música popular bailable.
Fueron días de mucho trabajo para los artistas y el personal técnico, en jornadas que incluyeron presentaciones en localidades muy remotas, donde solo el esfuerzo colectivo pudo lograr espectáculos de calidad.
Como en años anteriores, las giras de las brigadas del Circo Nacional ofrecieron hasta tres presentaciones en un día, con la actuación de malabaristas, contorsionistas, payasos y magos, que ofrecieron su arte en distintas localidades y lograron gran empatía con el público.
También de gira, pero por el litoral norte de Corralillo, estuvo el proyecto Javier y Raquel y su espectáculo de variedades, con propuestas destinadas, en sentido general, a los más pequeños.

Por su parte, el promotor cultural Eliot Porta, junto a Eduardo Sosa y David ílvarez, estuvieron «Con mucho gusto », acompañados por un grupo de mariachis, en un proyecto que tuvo gran acogida por parte de los villaclareños, amantes fieles de los ritmos mexicanos.
No faltó la música y varios fueron los conciertos durante el verano, como el de la Sinfónica Provincial, el pasado 4 de julio, junto a Eduardo Sosa, Yaíma Orozco y el Trío Trovarroco. También llegaron hasta Villa Clara los siempre bien recibidos Leoni Torres, Telmary, El Niño y la Verdad, Mónica Mesa y su Máquina Perfecta, Maikel Blanco y su Salsa Mayor, la orquesta Aragón y la Original del Manzanillo.

Como siempre, el teatro ocupó un espacio dentro de la parrilla cultural. Los villaclareños pudieron asistir a las presentaciones de Teatro Tuyo, de Las Tunas; el capitalino Estudio Teatral; La Chinche y Teatro La Salamandra, de Matanzas, que se unió al proyecto Las Carpas de Silverio, en Taguayabón. La actriz Roxana Pineda presentó Con las venas abiertas, un concierto performático en el que intercambió con el músico Juan Manuel Campos.
Gran éxito tuvo también la XII edición de Exuberarte, con pasarelas de artistas de varias provincias del país, y por primera vez un invitado extranjero, lo que le concedió carácter internacional al evento.
Entre los proyectos socioculturales que llegaron a las comunidades estuvieron los conciertos de verano La gloria eres tú, Historias de siempre, con el Grupo Teatro La Rosa, de Roxana Pineda; Vivir 120, Yo me incluyo, Tú eres la ciudad y Biblioverde, entre otros.
El espectáculo humorístico musical La tía Chencha buscando a Torrecilla se convirtió en otra de las novedades. Retoma la tradición criolla de nuestro humor, llevada a los cines locales y salas de TV de las diferentes comunidades.

Aunque fueron muchas las propuestas estivales, también se apreciaron insatisfacciones en el público y se reportaron obstáculos para realizar plenamente algunas actividades.
La otra cara de la moneda
Para Ale y Yamil, las propuestas de este año estuvieron muy pobres en comparación con temporadas anteriores, cuando llegó al territorio un mayor número de artistas y se realizaron actividades de mayor alcance.
«Casi no hubo difusión. Cuando viene algún reguetonero, enseguida se llena Santa Clara de volantes y anuncios en todas partes; pero casi no me enteré de nada este año », comenta Ale.
Esta opinión la comparten varios entrevistados, para los cuales las opciones no resultaron tan atractivas como en ocasiones anteriores.
Respecto a la presencia de artistas nacionales, Alexei López Arocha, especialista C en programación en la Dirección Provincial de Cultura, explicó a Vanguardia que existe una situación muy complicada en cuanto al transporte y el combustible.
Agregó López Arocha que «no siempre se puede contar con las agrupaciones, pues tienen otros compromisos de trabajo. Por otra parte, Transtur negocia casi por completo con el Ministerio de Turismo, y es difícil traer una agrupación en un ómnibus que no tenga todas las condiciones ».
No obstante, «se buscaron alternativas para que no se suspendieran las actividades. Solo una gira se tuvo que posponer para el mes de septiembre: la de la compañía Lachy Dance », aclaró el directivo.
Por otro lado, muchos aseguran que no estaban al tanto de los cursos de verano. Los ofrecidos por las casas de cultura tuvieron una mayor matrícula, pues estos centros poseen sus propios mecanismos de convocatoria y suficientes instructores para cubrir todas las especialidades artísticas.
Las ofertas del Centro Provincial de la Música de Villa Clara «Rafael Prats » no corrieron con igual suerte: los interesados debían acudir con sus propios instrumentos a las clases, un escollo para los interesados que debían irrumpir con guitarras y violines en el transporte público. Sin embargo, la profesora Nelys Cañizares y su curso de canto coral para niños contó con una gran participación.

Sería provechoso para próximos veranos repensar estas propuestas desde la realidad y los intereses de los villaclareños, para que no queden espacios sin concurrencia.
De igual modo, no estaría de más acercarse a la población con anterioridad para conocer sus inquietudes y necesidades, y así concebir una parrilla de actividades acorde, en las que se conjugue la llamada alta cultura con lo popular.