Cuando el 24 de marzo se declaró el cierre de las escuelas debida a la pandemia del nuevo coronavirus, la enseñanza artística sufrió un duro golpe. Más allá de unas prolongadas «vacaciones », este receso obligatorio supuso un vuelco en el ya complejo programa escolar de cientos de estudiantes.
No obstante, profesores y alumnos se las agenciaron para revertir estas circunstancias. Ejemplo de esto resulta el Departamento de Música del Centro Provincial para la Enseñanza Artística (CPEA), un colectivo que supo innovar y, a través de las redes sociales, continuó con lo previsto.
Sobre esta experiencia habla Annia Beatriz Castillo, jefa de dicho departamento, quien relata sobre la aventura tecnológica que educadores y educandos llevaron a cabo durante estos tres meses.

¿En qué momento del proceso académico los sorprende la suspensión de las clases?
íbamos por casi el 70% de todos los contenidos impartidos, a punto de realizar un segundo Trabajo de Control Parcial. Los muchachos estaban listos, con los programas montados para evaluarse o para algunos festivales que se realizan. Ahí se paró todo.
Los estudiantes, entonces, fueron hacia sus casas, aunque continuaron llevándoles las clases en la medida de lo posible…
En un primer momento, como no sabíamos cuánto iba durar la situación, se les dio indicaciones en base a esos programas, orientamos tareas y contenidos para que ellos profundizaran. Cuando se declaró que iba a ser largo tiempo surgieron las teleclases, los grupos de WhatsApp, con otros nos comunicamos por Todus, correo electrónico, y a los que no tenían accesos a estas tecnologías, pues a través del teléfono fijo. Muy pocos quedaron sin contactar.
«Los maestros elaboraron tareas relacionadas con el contenido ya impartido y, quizás, algo nuevo que pudieran incorporar. A esto se sumaron muchos ejercicios de elaboración, de pregunta-respuesta y de investigación.
«Las asignaturas teóricas hicieron un buen plan de ejercicios de rutina, por ejemplo, la maestra cantaba y los alumnos reproducían la melodía. Las profesoras de apreciación hicieron sopas de palabras, ejercicios didácticos que se salían del marco escolar. Yo misma he subido información sobre música cubana que en clases no da tiempo entre tanto contenido. Tuvimos que apelar, en ocasiones, al método de “grábate y envíame el audio, o fílmate para ver las posiciones de las manos†».

¿Cree que han funcionado estas estrategias?
Sí, pero no en todos por igual. Siempre hay estudiantes que quedan un poco rezagados, pero la mayoría han estado muy motivados y son muy disciplinados con los ejercicios.
Pero nunca es igual que las clases presenciales. ¿Cuánto puede afectar a los estudiantes esta separación de las aulas durante cinco meses?
Creo que los más dañados fueron los muchachos que se presentarían al pase de nivel en abril. En marzo ellos estaban en el sprint final, con los nervios a flor de piel, con sus programas terminados y, de repente, todo se congeló. Con ellos debimos emplear otras alternativas de trabajo, les pusimos otras obras que debían estudiar junto a las del examen.
«También sucedió con más pequeños, de tercero o cuarto grado, porque no tienen las herramientas. Esos niños están conociendo la disciplina, no saben estudiar, no dominan el sistema de trabajo porque lo aprenden con el tiempo. Además, no tienen habilidades individuales creadas para el autoestudio ».
Fase 1, ¿cómo será a partir de ahora el intercambio con los alumnos?
Lo que tenemos previsto es comenzar a trabajar con los más atrasados porque no tuvieron el contacto directo con los profesores. Yo, personalmente, tengo una estudiante de piano que me envió dos videos a principios de marzo y ya nunca supe más de ella, pues por ahí comenzaré. La indicación es ir hasta sus casas o recibirlos en las nuestras. Tengo pensado ir al museo a dar clases un par de veces por semana, con dos o tres estudiantes máximo, y tener así, al menos, un contacto semanal. Pero los profesores han elaborado sus propios cronogramas para esta etapa.
¿Cómo se imagina estas circunstancias sin el acceso a las nuevas tecnologías?
Fatal. ¿De qué manera? Como único, arriesgándose y visitándolos o recibiéndolos en los hogares. Las clases de música son presenciales. Solo funciona a distancia cuando se es más adulto. Aunque nunca será igual, las redes sociales nos han salvado.