La XXVI edición del Salón Territorial de Arte Popular es una de las grandes ofertas culturales de Santa Clara por estos días. Las artes visuales no podían quedarse atrás en la obligada pausa urdida por una situación extraordinaria, de la misma manera que otras manifestaciones han aportado su cuota de creatividad.
Se trata en este caso de un evento mayor que reúne a creadores sin formación académica de las provincias de Sancti Spíritus, Cienfuegos y Villa Clara, y las obras se exhibirán durante un mes en el Centro Provincial de Artes Visuales (CPAV). Como ya es usual, también hablamos de un evento con un amplio poder de convocatoria y que, por suerte, no se vería «apagado » este año.

Una vez que la programación del CPAV se interrumpió ante la necesidad de cumplir las medidas dictadas para todo el país, ya el Salón garantizaba un buen monto de obras, en su mayoría de la provincia sede, más un envío muy discreto, esta vez, del resto de las provincias. Otros creadores se sumaron al volver a lanzar la convocatoria, y finalmente un total de 105 obras, de unos 45 autores, se presentaron en el certamen.
Por primera vez también comienzan a ensayarse, a través de las redes sociales, vías de promoción que dan la posibilidad de votar por una obra, con vistas al premio de la popularidad. El conjunto de obras Las señoras como flores, de Miriela Moreno Guevara, se llevó la mayoría de los likes.

Los reconocimientos del jurado central del evento, constituido por cinco especialistas, fueron para: El burro Perico, de Pedro Luis Ramírez Rodríguez (primer premio), el tríptico Y volvieron los abrazos, de Susana Trueba Veitía (segundo) y el conjunto de obras bidimensionales presentado por Kevin Gálvez Fernández (tercero); en tanto, las menciones recayeron en Elena Echavarría Armiñana, Noel Guzmán Boffill, Alexei Gómez Sánchez, Félix Rafael Ortiz García, Jorge Luis Sanfiel Cárdenas y Gabriela Díaz Acosta.

Como actividades colaterales, destacaron la exposición Alberto Anido: pintor de extraordinaria paleta, con magnífica acogida, así como el estreno de un documental dedicado a la obra de este maestro, además de presentaciones de revistas y catálogos.
En este 2020 hay algunas notas de interés que superaron, incluso, la mera curiosidad del jurado y los especialistas, sobre todo en relación con nuevos participantes. Una de ellas, que varios creadores trabajaran a la par desde la intimidad del hogar o el espacio familiar, tributando a la creación popular y a la consolidación del Salón.

Asimismo, llama la atención el creciente número de autores comprometidos, en primera instancia, con otras manifestaciones como la literatura y la música, y que ahora también debutan o se asientan en el territorio abierto de la pintura y el dibujo populares. Añádase lo reñido de la «competencia » cuando autores muy jóvenes suben la parada con el nivel alcanzado en su obra y los más veteranos tampoco desisten.
¿La explicación de tal riqueza de producción y de la sostenida calidad de este encuentro anual? Pudiéramos remitirnos a la historia de estas expresiones en la región, ahí pueden estar algunas respuestas. Sobre esas bases en que Samuel Feijoo, José Seoane Gallo y, más tarde, Aida Ida Morales descubrían, conducían, aglutinaban el talento en potencia, la gestión institucional ha sumado la voluntad de continuidad de un evento ya consolidado.