Fundar una editorial en tiempos de pandemia es como luchar con nasobuco y coraje contra molinos de trabas económicas, burocratismos clásicos y los NO automáticos de quienes muy objetivos aseguran que hay mejores cosas por hacer. Pero en la casa de cultura Pedro Jiménez Hernández, de Camajuaní, lo lograron. Y no hubo mejor nombre para ella, gancho le dirían, que el de ese libro de cuentos de Joel Sequeda laureado con el Premio Pinos Nuevos en el año 2000: Editorial Tiras de Pellejo.
Con las experiencias foráneas de una rústica casa editorial venezolana, Ernesto Miguel Fleites, el poeta, narrador, investigador folclórico, sociólogo y matemático al frente del proyecto, impulsó desde julio pasado «el sueño de todos los escritores locales que, cada dos meses, verán publicados algunos de sus trabajos ».
Tras varias gestiones, con el apoyo del Centro Provincial del Libro, de la dirección de Cultura del territorio, y algún que otro peso salido del bolsillo de sus realizadores, «se hizo ansí la lú », como diría Ma. Dolores, personaje de la pequeña obra de teatro que inauguró con 50 ejemplares la joven imprenta.
Y se hizo la luz, del propio Ernesto Miguel Fleites, fue expedido de manera gratuita el 20 de octubre, Día de la Cultura Nacional, entre los participantes de su peña literaria Miércoles Loco, y llegará además a la biblioteca municipal, la provincial de Villa Clara, y a las escolares de la zona, porque «el objetivo no es vender, sino afianzar la tradición e identidad con autóctonas piezas literarias », asegura el también miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.
Al decir de Joel Sequeda en la presentación de la obra pensada para la puesta en escena por la futura Colmenita de Camajuaní, la primera publicación de la Editorial Tiras de Pellejo manifiesta el espíritu indeleble de los integrantes de la Cátedra de Literatura, que, como los mambises y parranderos protagonistas del libro de Fleites, hacen con su piel la luz de la cultura cubana.