Treinta y seis años. Se dice fácil, pero no lo es. Los primeros 35 fueron una batalla contra viento y marea, pero este último, para este último no existen palabras.
Telecubanacán se acerca a las cuatro décadas de creado. Sus fundadores cierran los ojos y piensan que fue ayer. Pero no lo es. Tanto ha pasado en todas las esferas, principalmente en la tecnológica, que no bastan los elogios ni las congratulaciones. Y mucho menos, las fechas enmarcadas en un calendario.
Porque hacer un telecentro en el corazón del país, que llegue no solo a los villaclareños, sino un poquito más allá, deviene una tensión constante. Comenzando por un nacimiento en medio de la mayor inexperiencia, tan solo con las ganas de llegar lejos y el valor para intentarlo.

Jóvenes que por primera vez acariciaban una cámara de video o se ponían frente a ella o simplemente se sentaban con nerviosismo frente a un inmenso máster. Otros que cargaban con pesados casetes o pasaban horas cortando cintas para montar una información.
Era 1984 y nacía la televisión en Villa Clara.
Con los años creció, llegó a tener dos telecentros municipales y corresponsalías en toda la geografía villaclareña. ¡Han sido tantos quienes han trabajado para él y por él! O quienes han dormido en sus asientos cuando el sueño era infinito en medio de situaciones excepcionales. Generaciones que han crecido profesionalmente dentro de sus paredes o niños que han aprendido a gatear por sus pasillos mientras mami o papi trabajaban.
Ciclones, visitas únicas a Villa Clara, temporales implacables, momentos de la más profunda alegría o tristeza, decesos inesperados, el hombro amigo para llorar, la anécdota sencilla para reír y los imprescindibles que llevan toda su vida subiendo la loma como el primer día.

Entonces llegó el 2020. El año maldito. El año de las pandemias. El año de renovarse y demostrar la importancia de un canal provincial.
Adiós a la programación habitual y bienvenida sea una única revista que mantuviera a la expectativa a todos los villaclareños. Los periodistas a vencer sus miedos y hablar y debatir en vivo. Los conductores a prepararse más que nunca para entrevistar, en vivo, a las autoridades invitadas. La retaguardia, desde casa, a mantenerse al tanto de cada detalle y potenciar las redes sociales.
Este 5 de noviembre no será como los anteriores. La precariedad del momento impide el convite habitual. Pero queda la experiencia y la satisfacción de no dejarse vencer por las circunstancias.
Y, ¿qué mejor manera de celebrar su cumpleaños que trabajando? Ese es y será su objetivo y su fin.