Carlos Loriga: orgulloso, pero nunca conforme

Este verano la COVID-19 nos aleja de las galerí­as, pero Vanguardia se acercó a la obra y opiniones del artista plástico Carlos Loriga, de Santa Clara.

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Carlos Loriga junto a otros integrantes del proyecto Dentro del Juego y algunos invitados. (Foto: Cortesía del entrevistado)
Carlos Loriga junto a otros integrantes del proyecto Dentro del Juego y algunos invitados. (Foto: Cortesía del entrevistado)
Gabriela López Gil, (estudiante de periodismo)
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09 Julio 2021

Santa Clara siempre carga un contexto cultural de amplitud y calidad, cuna y/o residencia de buenos pintores, músicos, escritores, artistas de todo tipo. Carlos Manuel Loriga Gil garantizó su puesto en dicho ámbito desarrollando una trayectoria placentera y documentada vagamente, que llama la atención de varios jóvenes interesados por las artes visuales de la localidad.

Me recibió en la acogedora vivienda que comparte con su mujer, sus hijos y un perro pitbull. Los rizos negros quedaban peinados únicamente por la acción del viento; vestí­a de forma desenfadada, pero presentable. La primera impresión causada por su mirada penetrante, su complexión fí­sica y su barba, contrasta con su extremo carisma, apreciable en el intercambio de apenas dos palabras.

Carlos Manuel Loriga Gil se formó como Instructor de arte y hoy alterna su creación artí­stica con las labores de restauración y ambientación en el Fondo de Bienes Culturales. (Foto: Gabriela López Gil)
Carlos Manuel Loriga Gil se formó como Instructor de arte y hoy alterna su creación artí­stica con las labores de restauración y ambientación en el Fondo de Bienes Culturales. (Foto: Gabriela López Gil)

¿Por qué decidió cursar estudios en la Escuela de Instructores de Arte Manuel Ascunce Domenech (EIA)?

Desde pequeño me gustó dibujar. En la secundaria comencé a interesarme por las clases en la Casa de la Cultura, con el maestro Roldán en aquel entonces, no logré aprobar las pruebas de aptitud para optar por la Escuela Profesional de Arte (EPA). Me llegó la plaza en la EIA, que tení­a un perfil pedagógico, pero también respondí­a a mis inclinaciones. Allí­ estudié con muy buenos profesores hasta que me gradué y seguí­ trabajando como educador, mientras me desempeñaba como artista independiente.

Hábleme de su arte. ¿Cómo describe la evolución de este?

En mis inicios, como pintor, trabajaba cuadros de grandes formatos, apropiándome de códigos como la bad painting y el expresionismo alemán. Era una pintura desenfadada, accidentada, gestual y fragmentada. Estuve un buen tiempo en este ámbito, alrededor de ocho años, desde que inicié en el 2010, en el Salón Provincial de Artes Plásticas de Villa Clara, hasta mi exposición personal en el 2018 en la UNEAC. Después, comencé a trabajar en obras más conceptuales, contemporáneas, creadas más de acontecimientos artí­sticos que del objeto tradicional arte.

¿Cuáles son los mayores referentes de su obra?

En la primera etapa de pintor que te mencionaba anteriormente, los mayores referentes pertenecí­an a la pintura posmoderna, como Basquiat, el danés Tal R, Julián Schnabel, Baseliz y Michael Majerus. Mi estilo actual tiene influencias más abiertas al arte contemporáneo, como Francis Alys, Jason Rohades, Gabriel Orozco y Tiravanija, me inspiro además en la estética relacional de Nicolás Borriaud y su postproducción, así­ como en los teóricos Slavo Zizek y Boris Groys.                

¿A cuál obra de su autorí­a le otorga más relevancia o espacio en su corazón?

La pintura con la que me inicié en el arte en aquel salón en 2010 se llama Los animalitos del bosque no se matan, me dio a conocer y obtuvo premio ese año; por tanto, la recuerdo con cariño. La regalé a Rufo Caballero (en vida), quien formó parte del jurado y entabló conmigo una amistad a raí­z de ese cuadro.

¿Cuál fue su peor experiencia como artista?

No recuerdo haber tenido alguna experiencia demasiado amarga en mi carrera, simplemente, la he disfrutado mucho.

¿Nunca chocó con la crí­tica?

Tampoco. La verdad es que nunca he chocado con ella.

¿Y con la prensa?

A veces, las entrevistas generadas durante una exposición resultan un poco torpes, porque no llegan en el mejor momento. Existen casos en los que el periodista omite fragmentos medulares en el discurso de los creadores, producto del desconocimiento respecto al tema. El resultado puede ser, entonces, una entrevista frí­a y distante de la realidad.

¿Cuál fue su mejor experiencia como artista?

Integrar el grupo Dentro del Juego, porque nos encontramos constantemente en proceso de creación.

Instalaciones artí­sticas realizadas por Carlos Loriga, expuestas en La Habana, en 2019. (Foto: Cortesí­a del entrevistado)
Instalaciones artí­sticas realizadas por Carlos Loriga, expuestas en La Habana, en 2019. (Foto: Cortesí­a del entrevistado)

¿Cómo surgió la iniciativa para este proyecto?

Dentro del Juego existí­a desde el año 2015, abierto a prácticas heterogéneas y de dinámica colectiva, de autogestión y de creación multidisciplinaria. En 2019 me incorporé al grupo, que mostraba cierto avance hacia el arte contemporáneo, y comencé a dedicarme a él únicamente.

«Hemos evolucionado a ejercicios más colectivos e integradores, porque estamos enfrascados en trabajar con la comunidad y el entorno para ejercer una labor participativa. Pretendemos crear acontecimientos artí­sticos más que objetos de arte. Nos enfrascamos en proyectos un poco más ambiciosos, que cambian la óptica en cuanto a la manera en que el arte se hace y distribuye. Dirigimos nuestras miradas a la red, para hacer trabajos en lí­nea y crear eventos con caracterí­sticas bastante novedosas en el mundo del arte ».

¿Qué opinión tiene respecto al arte local y a su divulgación o tratamiento?

Villa Clara siempre fue una plaza fuerte en el arte de vanguardia, aquí­ hay excelentes artistas. Entiendo que el problema radica en la divulgación, que está muy centralizada en La Habana. Las promociones acá en provincia siempre son más débiles.

«También creo que la plaza local es un poco conservadora y se mantiene muy aferrada a esa tradición pictórica del llamado “buen arte” al que se nota atado el “buen artista” vanguardista. Se desechan las prácticas más contemporáneas y existen más incomprensiones respecto a estas, por parte, incluso, de las instituciones, que a veces no las tienen bien vistas. Predomina el pensamiento cerrado, que encarece la experimentación ».

Usted no vive del arte, pues dirige un grupo de restauración y ambientación en el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) ¿Considera que sus estudios en esta rama han alimentado la vocación hacia lo que ejerce?

Sí­. Mis estudios de formación académica en cuanto al arte y sus cuestiones técnicas me han proporcionado aspectos a tener en cuenta. Aplico en la restauración lo aprendido en las clases de dibujo, diseño y escultura, porque trabajo con elementos arquitectónicos.

(Foto: Cortesí­a del entrevistado)
(Foto: Cortesí­a del entrevistado)

Entonces, ¿qué lugar ocupa el arte en su vida?

El arte toma un carácter central en mi vida personal, de hecho, trabajo para hacer arte. Por supuesto, trabajo para vivir, pero también para generar ingresos que me garanticen los recursos materiales, que son costosos e imprescindibles en estas labores.

¿Cómo disfruta del resto de las manifestaciones artí­sticas?

En cuanto a la música, soy bastante heterogéneo: me gusta la trova, el rock argentino, el punk, la música norteamericana de los 70 y los 80, la alternativa actual, el bolero y otros géneros.

«Disfruto mucho de la lectura y, aunque incursiono más en el ámbito teórico que en el literario, traigo siempre uno o dos libros entre manos. Ahora mismo estudio las técnicas empresariales de las llamadas organizaciones exponenciales, que me ayudan en mi formación como artista y como emprendedor. Leo a Boris Groys, Nicolás Bourriaud y a Zizek, que es un pensador e ideólogo contemporáneo marxista y comunista. El cine lo disfruto, pero no soy muy dado a él. Me gustan los dramas y las aventuras ».

Al ser una persona estrechamente relacionada con los colores ¿tiene algún color predilecto?

Ninguno en lo personal, me gustan todos. No puedo preferir o desechar alguno.

¿Trabaja en algún proyecto inmediato?

Trabajo con el grupo Dentro del Juego, en una exposición en la Arche Galerí­a, de la UNEAC, para este verano. Abordaremos temas como la hiperestetización y mediatización de la realidad, la improductividad y el desplazamiento de lo artí­stico desde los objetos a las relaciones humanas.

Lienzo  «Los animalitos del bosque no se matan ». (Foto: Tomada de Internet)
Lienzo «Los animalitos del bosque no se matan ». (Foto: Tomada de Internet)

¿Cómo es la relación entre su familia y su arte?

Aunque al principio hubo ciertas inseguridades por la cuestión de si se vive o no del arte, la relación es de apoyo y cooperación.

Esta respuesta es comprobablemente cierta, la tí­a laboraba con una máquina de coser, ensamblando telas para conformar parte de la obra que visualizaremos durante el mes de julio. Sus hijos jugaban orgullosos alrededor de los cuadros que, recostados a una pared, esperaban el momento para ser exhibidos, mientras escapaban de los intentos de aporte de Diego y Alma.

¿Se siente satisfecho con lo que ha hecho?

Sí­ y no. Me mantengo siempre ocupado. He quedado orgulloso, pero nunca estaré satisfecho, porque el dí­a que lo haga cerraré esa etapa de la vida. No me conformo fácilmente, siempre quiero más, y trato de pensar que no he llegado a ser quien realmente deseo. Lo que me motiva a seguir adelante, experimentar y trabajar.

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