Se nos ha ido «como del rayo » Vicente Feliú. Se disponía a cantar en el Museo de la Música cuando un infarto masivo nos lo ha llevado, a los 74 años, por más que nos duela, para siempre.
Pero hay muchos siempre en lo que seguirá siendo la vida del trovador, que escogió la palabra inteligente para escribir la canción. Sensible ante la belleza y el alarido de la humanidad, protagonizó un modo de decir que dejó ver la talla moral de su corazón, comprometida con la justicia y el mejoramiento de sus semejantes.
Junto a los más conocidos exponentes de la nueva trova cubana se alzó la voz de Vicente, que no solo engrosó la valía del movimiento artístico, sino que también la condujo en sus misiones de dirección.
Autor de temas fundamentales para el teatro y la televisión, firmó letras como Créeme, que le hubieran valido para vivir eternamente en la memoria de su pueblo; pero Vicente no supo de conformismos. Frente a la lucha por un mundo mejor, desde el entorno en que le fue dado vivir, fue incansable.
Activo en redes sociales, solía ofrecer sus criterios que dejaban ver la solidez de un pensamiento lúcido e ilustre, y ante los internautas que defendían a Cuba y sus proyectos, escribía una palabra: «ovación », esa que hoy se nos atraviesa en la garganta cuando lo pensamos cantando para siempre, porque no muere quien ha vivido para ilustrar los escenarios con la savia de la grandeza.