Tras sumergirse en el mundo de la investigación, este profesor devenido investigador quedó impresionado con todas las historias que descubría en los libros. A pesar de ser originario de Cienfuegos, sus estudios y labor en el Archivo Histórico Provincial de Villa Clara le hicieron enamorarse de Santa Clara. Cuando visita a sus familiares, estos le recuerdan de forma jaranera: «Tú eres de Cienfuegos y no nos tiras ni un chícharo ». Así, entre bromas, recalcan todo el empeño que ha dedicado a la Ciudad de Marta y el Che a lo largo de los años.
Es por ello que, tras una agradable conversación con Vanguardia, Carlos Santiago Coll Ruiz, director del Archivo Histórico Provincial, reveló la importancia de esta institución y algunos hechos de interés que el lugar conserva sobre Santa Clara.
«En el Archivo contamos con 31 fondos. Entre ellos está el más longevo: las Actas Capitulares y estamos hablando de 1690, un año después de la fundación de la ciudad. Tenemos el Fondo de Hipotecas, antiguo registro de la propiedad que da una visión en cuanto a, por ejemplo, cómo se desarrolló, en el caso de Santa Clara, el proceso de venta y compra de esclavos, mano de obra libre y el valor de la propiedad de la tierra.
«Y el más voluminoso sería Audiencia de Las Villas, con cientos de miles de documentos que no solo están aquí, hay parte de ellos distribuidos en Cienfuegos y en Sancti Spíritus.
Haciendo mención a los fondos personales tenemos que resaltar los de Rafael Díaz-Canel y Manuel García Garófalo », destacó Coll Ruiz.
«En las Actas Capitulares está cada detalle de la historia de Santa Clara. Por mencionar ejemplos: cuando la Reina de España Isabel II la declara ciudad el 12 de mayo de 1867; la ocasión en que la ciudad se negó a que Estados Unidos comprara a Cuba, en 1858, y también la declaración de guerra de Santa Clara a propósito de la toma de La Habana por los ingleses en 1762. Cada hecho, cada detalle tiene una repercusión social vinculada con la participación de sus líderes », enfatizó Carlos Coll.
Con una picaresca sonrisa comienza a contar una anécdota: «Ahora mismo recuerdo una historia de un hombre negro que le pide al Cabildo que le concedan el título de blanco y que le llamen Don. Ese caso se dio en Báez y surgió de la discusión entre ese ciudadano y otro. El primero le exigía al contrario que debía tratarlo como blanco y llamarle Don. El litigio fue tal que paró a manos del Ayuntamiento. Sin embargo, cuando uno investiga en lo profundo del asunto se da cuenta de que el problema entre los dos no era por el color de la piel; entre ambos lo que existía eran fuertes contradicciones debido a un asunto de propiedad de tierras. Al final, el hombre negro consiguió lo que se propuso. ¡Una auténtica locura! ».