La imagen soñada del «Rey de las guayaberas»

Entrevista a Jordi Leal, un joven diseñador que apuesta por la auténtica prenda cubana.

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Carlos Daniel Quiroga Morejón
Carlos Daniel Quiroga Morejón
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30 Marzo 2023

Jordi Leal no puede evitar emocionarse al hablar de la guayabera, la icónica prenda nacional cubana. El joven diseñador le profesa un enorme respeto a su concepción original, pero también busca su renovación. Sus diseños destacan por las formas más acordes a las nuevas tendencias, o bien, por mostrar ilustraciones de la mano de algunas de los mayores exponentes de las artes plásticas en Cuba. El objetivo mayor de Jordi es devolverle a la prenda un lugar preferencial entre las opciones de vestimenta de los cubanos.

Confiesa que es capaz de conceptualizar una pieza «en un dos por tres». Las más de 20 colecciones que agrupa su marca JLeal atestiguan la productividad de este modelo y creador. Sin embargo, sorprende aún más la calidad que han alcanzado sus guayaberas en poco más de 10 años de trabajo. Tampoco extraña la elegancia con la que han vestido sus diseños figuras como Omara Portuondo, Javier Sotomayor, Julio Acanda o Zaida del Río.

El también conocido como «Rey de las guayaberas» llegó hasta Santa Clara como parte de una gira nacional para la presentación de las colecciones «Guayaberas América» y «Mi Habana». En una entrevista concedida a Vanguardia, Jordi Leal manifiesta la pasión que siente por la guayabera.

—¿Cómo se inició en el diseño textil?

—Cuando comenzamos el proyecto JLeal, en el año 2013, trabajábamos en función de la formación integral de modelos. El diseño llegaría después, como producto de una mala experiencia. Sufrí una decepción al intentar crear un proyecto que nos involucrara con algunos de los mejores diseñadores del país. Recuerdo que una noche, aun frustrado por mi vivencia, «agarré» un paquete de hojas y, sin haber diseñado nada antes, realicé, al momento, mis tres primeras colecciones. Consistían en vestidos, trajes de baño y batas de algodón que incorporaban motivos indígenas cubanos.

Diseñador de guayaberas
La obra del modelo y diseñador Jordi Leal tiene a la guayabera como protagonista. (Foto: Cortesía del entrevistado)

«Recuerdo que de niño quise ser deportista, después estudié en la escuela elemental de música Alejandro García Caturla. Pero nunca me planteé el diseño como un objetivo. Sin embargo, lo que sucede conviene. Aquella desafortunada experiencia hizo que encontrara mi verdadera vocación».

—¿Cómo llegó a las guayaberas? ¿Alguna anécdota lo vincula a esta prenda?

—Estaba viendo un programa de televisión al que invitaron a un diseñador y este hablaba sobre «rescatar» la prenda. Un enfoque que no comparto, porque creo que la prenda está ahí, no necesita ser rescatada, sino tratar de despertar el interés por ella. No obstante, me mantuve esperando a que mostrara su trabajo en cámara y lo que enseñó fue una guayabera clásica, sin realizarle un verdadero trabajo de diseño. De ahí partió mi motivación, pensando en cómo actualizar y darle nueva vida a la prenda.

«Por otro lado, si bien las guayaberas son piezas complejas de confeccionar, y eso influye en sus precios, no creo que su baja popularidad se deba a un problema de presupuesto. Cualquier persona es capaz de pagar precios desorbitantes por ropas y zapatos de marcas extranjeras. El problema radica en las preferencias.

«Antes mencionabas a la prenda y todos hablaban de ella con pasión y orgullo. La lucían, la defendían. Hoy caminas por la calle y, a no ser por algún que otro anciano, apenas la encuentras. A los jóvenes, con solo decir la palabra guayabera, les cambia la expresión del rostro. La ven como algo “cheo”, feo».

—Sin embargo, JLeal se acerca a la guayabera de una forma diferente…

—Por supuesto. En las mismas conferencias que he dado en las escuelas de arte, cuando esos mismos jóvenes ven nuestros diseños, se percibe como le cambian los rostros. Muestran interés por la prenda.

«Hay que tener en cuenta las tendencias. No se puede estar atrasado en el tiempo. Por eso en nuestras colecciones puedes encontrar transformaciones como escotes, espaldas descubiertas, cuellos chinos, mangas acampanadas, cortas, medias, tres cuartos; con bolsillos ciegos, sin bolsillos, variaciones en la cantidad de hileras de alforzas y los pliegues que las componen.

«Pero a pesar de estas modificaciones, JLeal también respeta el diseño tradicional. Las confeccionamos de manera artesanal, con gran cuidado y siempre tenemos en cuenta la inclusión de los canesús, las hileras de alforzas y los más de treinta botones que llevan; todos rasgos distintivos de esta camisa».

—Sin embargo, uno de los elementos más distinguibles de sus guayaberas son las ilustraciones que las adornan: pinturas de grandes artistas como Zaida del Río o Flora Fong. ¿Cómo surge esta iniciativa?

—La idea parte de mis batas con diseños indígenas. A pesar de que varios colegas me aconsejaron que no los utilizara, el resultado gustó mucho y embelleció aquellos vestidos de algodón. Entonces pensé: ¿Por qué no hacer algo similar con las guayaberas? Así le agregué a las colecciones algunos de aquellos motivos.

«Después les incorporamos las ilustraciones de varios artistas visuales. Pero sin reproducir; la obra pintada directamente sobre la guayabera. Lo que empezó como algo meramente artístico, terminó despertando el interés de personas que me encargaban prendas con estos diseños».

—¿Qué proyecciones prevé JLeal para la comercialización de sus guayaberas a precios más accesibles?

—Siempre he pensado que, si mi objetivo es lograr el interés por la guayabera ¿Qué hago si la población apenas puede adquirir el producto? La dificultad en su confección, el uso de materiales como el lino y la elaboración artesanal, hacen de la guayabera una pieza bastante cara. No obstante, ahora que somos una mipyme, estamos buscando las vías para conseguir materias primas a menor precio y que esto derive en ofertas más asequibles. Por otro lado, estamos concretando una serie de procesos contractuales con Caracol y el Fondo Cubano de Bienes Culturales para crear subsedes en cada provincia y poder ofertar guayaberas a la población.

«También estamos enfocados en la creación de la Casa Museo de la guayabera en La Habana. Allí el público podrá contemplar los diseños realizados para grandes figuras de la cultura, el deporte y las ciencias en Cuba; las obras originales que las ilustran y el trabajo de artistas como Roberto Chile o Julio Larramendi, que han fotografiado nuestras guayaberas. En ese espacio el público podrá encargar diseños iguales a los expuestos, o bien, solicitar prendas personalizadas según sus gustos».

—Además de la creación de la Casa Museo en La Habana, la terminación de un libro sobre la historia de la guayabera en Cuba constituye otro de sus proyectos más importantes a corto plazo…

—A veces me pregunto cómo es posible que no exista un volumen que recoja con precisión la historia de la guayabera. Esto me impulsó a embarcarme en este proyecto en colaboración con Gladys Egües y Ciro Bianchi. Aun cuando ambos son autores de gran reconocimiento, me honra saber que respetan mis opiniones sobre el tema.

«Toda la investigación que rodea al libro se ha llevado a cabo de forma exhaustiva y ayudará a revelar aspectos desconocidos de la prenda. Por ejemplo, su origen está en disputa entre varios países de Latinoamérica. Pero a diferencia de lo que algunos investigadores han hecho creer, no existe una historia metodológica de la guayabera. En cambio, sí existen muchas leyendas y todas hacen referencia a Cuba. Ninguna se remite a otro país de Latinoamérica y el caribe.

«El libro debe concluirse en par de meses y contará, además, con entrevistas a algunas de las personalidades que han vestido mis diseños. Creo que un libro como este debería ser de obligatoria presencia en las bibliotecas de las escuelas».

Diseñador de guayaberas
Sus característicos diseños, así como el amor que siente por la prenda le han hecho merecedor del título de «Rey de las guayaberas». (Foto: Cortesía del entrevistado)

—En una entrevista hizo referencia a que uno de sus objetivos es hacer que la guayabera esté presente en el guardarropa de cada cubano…

—Ahora ampliaría esa frase. Creo que es posible que en el ropero de cada latinoamericano, de cada persona del mundo pueda haber una guayabera. Pero otra de mis mayores ambiciones es lograr que en cada rincón del mundo, en los cinco continentes, sea posible complementar la ropa típica de cada país con elementos de la guayabera. Algo similar he explorado con mi colección «Guayaberas América», en la que cada pieza está ilustrada con el ave nacional de los países de Latinoamérica.

—¿No se contempla volviendo a diseñar una prenda que no sea la guayabera?

—Nunca me habían preguntado eso (sonríe). Ahora mismo no tengo interés en hacerlo pero creo que, al final, según las aspiraciones de la marca, vamos a confeccionar todo tipo de prendas a las que se les pueda incorporar rasgos característicos de la guayabera. Incluso, ya me han propuesto hacer otro tipo de ropas pero yo he dicho que no. Por otro lado, siempre propongo agregarle «mis ingredientes».

—Su compromiso con la guayabera y sus aspiraciones por popularizar la prenda lo han hecho merecedor del título de «Rey de las guayaberas». ¿Cuánta responsabilidad conlleva ser llamado de esa forma?

—Creo que el público nunca se equivoca. Es quien nos encumbra; quien nos quita. La primera persona en decirme así fue Roberto Chile, quien, respondiendo a un elogio que le hice, llamándole genio, me dijo: «Eres tú el rey de las guayaberas». A partir de ahí apareció el título. Pasaron unos días y en un programa de televisión, junto a la original de Manzanillo, uno de los músicos, al coincidir con ellos, empezó a vociferar ¡El rey de las guayaberas! ¡El rey de las guayaberas! Pensé que estaba loco (se ríe).

«Sin embargo, no me considero rey de nada. Solo soy un servidor completamente comprometido con la prenda. Si el público quiere llamarme el rey de las guayaberas, yo solo les sigo el juego. Pero si mañana la gente decide que ya no soy el rey de las guayaberas, no tendré problemas con ello. Mientras se logre el objetivo de nuestra marca de lograr «la imagen soñada», de aumentar la presencia de la guayabera entre los cubanos, yo estaré satisfecho. Mientras tanto, quisiera que mi historia sirva de ejemplo de cómo se puede alcanzar lo que uno se proponga, siempre con los pies sobre la tierra y trabajando  duro por ello, así nos parezca inalcanzable el sueño».

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