¿Qué tiene que ver la muerte contigo, Tina?

Quizás no imaginas cuánta alegría regalaste al mundo, Tina. Cuántos niños, adolescentes, jóvenes, viejos de todo el planeta aprendimos a valorar y disfrutar más la vida solo al oírte cantar.

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La Abuela del Rock'n Roll dejó un legado musical único y admirado en todo el mundo. (Foto: Tomada de Internet)
La Abuela del Rock'n Roll dejó un legado musical único y admirado en todo el mundo. (Foto: Tomada de Internet)
Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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25 Mayo 2023

Quizás no imaginas cuánta alegría regalaste al mundo, Tina. Cuántos niños, adolescentes, jóvenes, viejos de todo el orbe aprendimos a valorar y disfrutar más la vida solo al oírte cantar. No tienes idea del legado que dejaste en este planeta herido que necesita muchos más seres de luz como tú.

Tina, era una fiesta escuchar tu voz desgarrada, esa voz en la cual confluían el sufrimiento durante una etapa de tu vida, el espíritu guerrero de una mujer valiente, y la energía y belleza de una cantante negra que rompió los moldes de los estereotipos de la música.

A tus 40 años, cuando habías logrado zafarte del infierno de tu matrimonio con Ike —a quien amaste demasiado y nunca valoró ese amor—, muchos dudaban de que encendieras nuevamente el micrófono y estremecieras los escenarios. ¡Qué equivocados estaban!

Tu melena de leona —que luego imitaron otras—, tus minifaldas y tacones, aquellos sensuales y rebeldes bailes y coreografías de la vieja escuela, fueron tu sello, tu estilo, tu escudo, tus símbolos... Eras tú, Tina: auténtica, diferente, especial, ¡única!

Y cantaste, sí, al amor, a la belleza, a las streappers, a las mujeres del mundo, a los niños, contra el hambre —fuiste la primera voz femenina que se escuchó en el icónico himno We are the world, entre 46 estrellas—, y cantaste a la vida, Tina, ¡a la vida!

Por eso, Abuela, y muchacha, del Rock, parafraseando tu superexitosa canción What's love got to do whit it (¿Qué tiene que ver el amor con eso?), me pregunto: ¿Qué tiene que ver la muerte contigo?

Y la respuesta es muy sencilla: ¡NADA,!, absolutamente nada, Tina, porque los seres como tú nunca, ¡nunca! mueren.

 

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