Mejunje Teatral, una bandera contra la estupidez humana

El público asistente al XXXII Festival Mejunje Teatral ha sido testigo de la labor de algunas de las mejores agrupaciones y figuras de las tablas villaclareñas y de varias partes del país, con un activo desempeño, en pos de mantener dignamente en alto tan antigua manifestación.

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El grupo Teatro Espacio en la obra No se elige ser un héroe.
El grupo Teatro Espacio en la obra No se elige ser un héroe. (Foto: Carmaux Pérez)
Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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20 Mayo 2024
Cartel del Festival Mejunje Teatral.

En estos tiempos, cuando la banalidad, la indecencia y la exaltación de la estupidez humana en muchos ámbitos de la sociedad a nivel mundial amenazan con transformarse en la regla y no la excepción, el teatro vuelve a plantar batalla desde cada escenario, renuente a sucumbir ante ese peligroso fenómeno del destierro de la inteligencia y el pensamiento.

La trigésimo segunda edición del Festival Mejunje Teatral es una prueba de ello. Desde su inicio, el pasado día 13 hasta el domingo 19 de mayo, el público ha sido testigo de la labor de algunas de las mejores agrupaciones y figuras de las tablas villaclareñas y de varias partes del país, con un activo desempeño, en pos de mantener dignamente en alto tan antigua manifestación.

El evento, con el apoyo y empuje permanente del Consejo Provincial de Artes Escénicas de Villa Clara, se realiza contra obstáculos e inconvenientes de los tiempos actuales en nuestro país. A pesar de ello, el indetenible Ramón Silverio, creador del Festival —que en esta ocasión se dedicó a los 35 años de creado Estudio Teatral de Santa Clara— convocó a fieles amigos y colegas del teatro de la isla, quienes no dudan en echar su suerte por la salvaguarda de la buena cultura.

La actriz Verónica Lynn y su compañero de reparto, Jorge Luis del Cabo.
La actriz Verónica Lynn y su compañero de reparto, Jorge Luis del Cabo, nuevamente prestigiaron la sala Margarita Casallas con la obra Frijoles colorados. (Foto: Carmaux Pérez)

Así, por estos días han deleitado al público figuras de la estirpe de Verónica Lynn y Dagoberto Gaínza, ambos Premio Nacional de Teatro, y directores de los grupos Trotamundo y A Dos Manos (Santiago de Cuba), respectivamente, y la reconocida actriz matancera Miriam Muñoz. También, las agrupaciones Pálpito, Teatro del Caballero, Teatro Espacio y Mefisto Teatro (La Habana); Teatro D' Sur e Icarón (Matanzas); Teatro de los Elementos (Cienfuegos), Polichinela (Ciego de Ávila), Grupo de Experimentación Escénica La Caja Negra (Santiago de Cuba) y Teatro de la Totalidad (Guantánamo). Mientras, por la provincia anfitriona participan la Compañía Teatral Mejunje, Estudio Teatral de Santa Clara, Grupo Teatro Escambray, Dripy, Guiñol de Santa Clara y Teatro Adentro.

Anteo en La Habana, del grupo Pálpito.
Anteo en La Habana, del grupo Pálpito. (Foto: Carmaux Pérez)

El público ha tenido la oportunidad de tomarle el pulso a la escena teatral cubana y constatar su vitalidad con puestas en escena inteligentes, sugerentes, instructivas, atrevidas, que mueven a la reflexión y al pensamiento, y nos invitan a soñar. Obras que tratan de la vida, el amor, la esperanza, el humanismo, y también las bajas pasiones y los sentimientos más diversos. 

Cabe destacar la gran cantidad de jóvenes que acuden a ver las obras con total atención y disciplina. No es algo nuevo ni furtivo, pues el evento, desde su creación, y El Mejunje en general han ido formando cada año generaciones de espectadores que saben apreciar y respetar toda presentación o espectáculo que allí se desarrolla.

Mas, el Festival no sólo se ha centrado en lo meramente relacionado con el arte de la tragedia y la comedia; también ha habido otras iniciativas como una pasarela de moda de la diseñadora Isabel Cristina, del Fondo Cubano de Bienes Culturales, dedicada a los participantes, y la celebración por el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. 

La actriz Valia Valdés, del grupo Pálpito, protagonista del monólogo Las penas saben nadar.
La actriz Valia Valdés, del grupo Pálpito, protagonista del monólogo Las penas saben nadar. (Foto: Francisnet Díaz Rondón)

El Mejunje Teatral nos hace cada vez más falta y hay que salvaguardarlo. No sólo por lo que representa cultural y artísticamente, sino por lo que  aporta al espíritu y al alma, en tiempos en que lo superficial y lo insulso no cejan en el empeño de destruir lo mejor del ser humano.

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