Vuelve con tu amada Aurorita, Mario. Dale el abrazo y el beso de eterno enamorado que anhelabas desde su partida hacia la eternidad hace dos años. Imagino el inmenso dolor que te apretó el pecho ese día triste hasta sacudir tu corazón, tanto o más que la primera vez en que su mirada y sonrisa te conquistaron y te hicieron el hombre más dichoso del mundo.
Ustedes fueron el matrimonio de artistas más querido por el pueblo de Cuba que se recordará por mucho tiempo. No solo por los grandísimos actores que fueron y serán por siempre en el recuerdo y el corazón de muchos cubanos, sino por ese hermoso amor que se profesaron dentro y fuera del arte, y por la bella familia que formaron, a pesar de los injustos golpes de la vida.
Ve junto a Aurorita, Mario, a tu mulatísima, tuya y nuestra, que juntos nos hicieron reír y alegrar la vida en los momentos más hermosos y en los más tristes de nuestras vidas. Cuánto extrañaremos sus "discusiones" en esos inolvidables sketches y momentos humorísticos en los que siempre la hija ilustre de Calimete te "sazonaba" con sus ocurrencias.
Abraza fuerte a Aurora, Mario, vuelve a los brazos de esa extraordinaria mujer que completó tu vida y ahora estará a tu lado cada segundo, cada minuto, cada día, por años y siglos. Ella, tu mulatísima de las tres C (cara, cuerpo y un ❤️ ¡de este tamaño!); y tú, su mulato al que solo le falta "un cintillo para parecer un Lada 2107, con aire acondicionado, casetera y música estereofónica".
Ve, ve con Aurora, Mario, dense un abrazo fuerte, bien fuerte, y no se separen nunca más. Y sepan que en ese abrazo también va el amor de un pueblo que les estará eternamente agradecido por regalarnos tanta alegría y felicidad.
Descansen en Paz.