Almas del centenario de la Biblioteca «Martí»

La Biblioteca Pública Provincial «Martí» de Villa Clara celebró su centenario el pasado 24 de febrero. La historia de este lugar, más allá de sus valiosas colecciones está marcada por las personas que dedican su vida a la institución.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Foto: Archivo de Vanguardia)
Estefani Izaguirre Nodarse, Jennifer Rodríguez Pozo, Josué Serrano Carvajal y Lianet Guzmán López, estudiantes de Periodismo
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09 Marzo 2025

Avanza la mañana en el Parque Vidal de Santa Clara. La mayoría va y viene: del trabajo, hacia la escuela, a hacer un mandado. Muchos transitan por un portal alto y color hueso, otros esperan ahí al amigo para protegerse del sol. Quizás falta tiempo o interés para adentrarse en el universo cultural que se esconde tras las distintivas columnas de la biblioteca «Martí».

El pasado 24 de febrero la Biblioteca Pública Provincial de Villa Clara «Martí» celebró su centenario. El edificio, construido entre 1905 y 1912, funcionó como sede de Gobierno hasta 1925, año en que fue declarada biblioteca pública.

Desde la emblemática fecha, miles de libros han sido hojeados por los usuarios, diversos eventos acogidos en sus salas, incluso el edificio fue parte importante en momentos significativos de la historia de la provincia.

De igual modo, la imponente estructura es el lugar de muchas personas que ya la asumen como su casa. Los trabajadores del centro son complemento esencial de su atmósfera y pilar para su funcionamiento; de ellos debe hablarse también cuando de la biblioteca «Martí» se trate.

Daymi y la Sala de fondos raros y valiosos

La que podría calificarse como la sala más preciada de la biblioteca radica en el segundo piso del edificio. En algún momento, el espacio en ella será insuficiente para almacenar y conservar el material que nos permite conocer el tiempo pasado.

En la Sala de fondos raros y valiosos, integrada al Programa de Conservación de la Memoria Histórica del Centro Provincial de Patrimonio Cultural de Villa Clara, se encuentran muchos de los documentos patrimoniales de la provincia. Uno de los textos más importantes de la sala es la «Memoria Histórica» de Manuel Dionisio González, una obra fundamental para quienes se adentran en el estudio de la historia local.

Una confesa enamorada de la biblioteca se encarga de esta sala. Hace 20 años Daymi Cárdenas Santana trabaja en este que ha sido su único centro de trabajo. Se auxilia del criterio de su madre para validar su estado: «dice que me enamoré de los mármoles de la biblioteca». No era del todo necesario, pues con su trato amable y permanente disposición durante tres días de interrupciones, demostró a este equipo de Vanguardia cuán importante es para ella su trabajo.

Daymi comenzó en el aniversario 80 de la biblioteca, hoy es una de las trabajadoras que forman parte de la historia del centenario

«Para mí la biblioteca lo es todo, me gusta mi trabajo y lo que más disfruto es la interacción con el usuario. Mi objetivo es que cada persona que llegue a la sala se vaya satisfecha, pues la razón de ser del bibliotecario es ayudar a los suscriptores. Si no encuentran lo que buscan, es importante sugerirles opciones. Todo lo que hice y hago es porque siento amor por la biblioteca», comentó.

Con un enfoque riguroso en la preservación, la sala cierra una vez al mes para llevar a cabo el saneamiento de sus tres colecciones: libros que forman parte de la colección general, la bibliografía provincial –que incluye todos los escritores villaclareños- y los libros raros y valiosos. Los factores ambientales influyen en el deterioro de las colecciones, ya que provocan alteraciones de tipo físico-químicas que pueden resultar devastadoras con el paso del tiempo.

Las colecciones patrimoniales están expuestas a factores como la humedad, plagas y el desgaste del tiempo.

«La sala de fondos raros y valiosos enfrenta desafíos constantes en su labor de conservación. El ambiente en el que se almacenan debe estar cuidadosamente climatizado, porque cada pequeño cambio de temperatura o niveles de humedad puede deteriorar el papel. A esto se suma la fumigación especializada, una tarea que, lamentablemente, ha sido descuidada durante años y que es vital para prevenir la proliferación de hongos y plagas que amenazan el delicado papel de las colecciones», explicó Daymi Cárdenas Santana.

Julio César y la Sala de Arte

Hace seis meses reabrió sus puertas al público una de las salas más atractivas de la institución. La Sala de Arte alberga una valiosa colección de literatura relacionada con todas las manifestaciones artísticas y una basta serie de discos de vinilo.

La reapertura trajo consigo el rediseño de las actividades culturales de la sala, entre las que destaca «Con el arte en las manos», un programa que busca preservar las tradiciones locales y fomenta la colaboración con artesanos de la región.

Julio César Jiménez Díaz, quien se desempaña como especialista en la sala, llegó hace ocho años a esta biblioteca que considera «su segunda casa». Confiesa que se sintió acogido en este lugar ya que «ha sido una escuela de vida que me ha permitido crecer profesionalmente».

La visita de este equipo de Vanguardia a la sala coincidió con el día sanitario.

Al ingresar a la sala resulta inevitable reparar en la impresionante exhibición de vinilos. Sin embargo, una aguja faltante que se lleva buscando bastante tiempo frustra la posibilidad de una grata experiencia sonora para los visitantes. Anhelos de esta índole atraviesan el quehacer de los trabajadores en salas. Por su parte, Julio César afirma que hace lo que está a su alcance para cumplir con su deseo de que «las personas que nos visitan se relacionen más con lo que aquí se atesora y aprendan sobre nuestra cultura».

Maira y la Sala Braille

La Sala especial para personas en situación de discapacidad «Luis Braille» —por costumbre llamada sala braille— es un universo singular dentro de la biblioteca. Desde su fundación en 1980, constituye un lugar desde el que se fomenta la expansión cultural de sus usuarios en los más diversos ámbitos.

Las actividades que aquí acontecen y el variado material bibliográfico disponible en distintos formatos, complementan la función social de organizaciones como la Asociación Nacional de Ciegos de Cuba (ANCI), Asociación Cubana de Personas con Discapacidad Físico-Motora (ACLIFIM), Asociación Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC) y la Asociación Cubana de Personas em Situación de Discapacidad Intelectual (ACPDI).

Cuando este equipo de Vanguardia llegó a la Sala Braille interrumpió lo que parecía ser una amena charla entre amigos. (De izquierda a derecha: Maira Álvarez Herrera, técnico de sala, Ana Isabel Almanza Montero, jefa de sala y Salvador Pérez Abreu, secretario provincial de rehabilitación y empleo de la ANCI.

A propósito, Salvador Pérez Abreu, quien también es usuario, comentó a Vanguardia sobre la importancia de la sala.

Enamorada de la biblioteca y buena amiga de Salvador, Maira Álvarez Herrera ha pasado más de 40 años de su vida en la sala braille. Quien se desempeña como técnico de sala desde 2004, otrora fue una de los primeros usuarios de este lugar cuya magia la cautivó para siempre.  

Esta jubilada recontratada encuentra satisfacción mediante la enseñanza del sistema braille.

Para Maira, trabajar en la biblioteca supone uno de los aspectos más valiosos de su vida. Confiesa que estar en un espacio propicio para la socialización, y a la vez aportar dentro de ese espacio al desarrollo integral de los discapacitados es «lo más grande». De manera particular, expresa su deseo de que el público se interese por las actividades que se realizan en la sala. 

Ana Rosa y la Sala General

Todo aquel que se haya acercado a la biblioteca Martí seguramente ha recurrido a la Sala General. Un grupo de muchachos de preuniversitario repasando y alguna que otra persona haciendo una revisión bibliográfica es la descripción del panorama habitual en la sala.

Aquí radican libros y otros documentos relacionados con campos de estudios como las ciencias sociales, geografía, religión e historia. Asimismo, se gestan actividades dirigidas al público más variado: desde adolescentes hasta adultos mayores. 

La General también alberga un ejemplar de homo sapiens-sapiens de alto valor: Ana Rosa Águila Roque. Sus 37 años de trabajo en la biblioteca la han convertido en referencia para sus compañeros cuando de dedicación al trabajo se habla, además del reconocimiento Archivero Distinguido que otorga el Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en 2023.

Una biblioteca centenaria que demanda proyección hacia el futuro

La «Martí» arriba a sus cien años con la máxima de mantenerse como centro de referencia cultural para el pueblo villaclareño. Efectivamente, lo seguirá siendo mientras en ella se encuentren documentos únicos, pero la intención y tarea radica en adaptarse a los métodos de obtención de información en una sociedad digitalizada e hiperconectada.

Actualmente, la institución realiza un proceso de digitalización de sus documentos patrimoniales. Esta iniciativa facilita el acceso del usuario a la información, ya que permite la consulta del material en formato tradicional y digital, por tanto, el proceso de consulta no queda limitado al espacio físico de la biblioteca. En esta tarea trabaja un equipo conformado por el personal de sala, un informático, la gestora de archivo y la directora de la institución como supervisora del proceso.

Ivette Martínez Jiménez, directora, expresó que la carencia de infraestructura necesaria —dígase escáner aéreo para documentos de gran formato y cámaras con buena resolución—, ralentiza el proceso de digitalización. Por tal motivo, es vital en esta empresa la cooperación del Archivo Provincial, sobre todo cuando se trata de ejemplares que datan de los siglos XVIII Y XIX, donde la manipulación resulta compleja por el deterioro sufrido con los años y de usuarios que brindaron sus medios para operaciones más sencillas.

Ante el descenso del índice de circulación de las colecciones registrado durante los últimos años (en el que influyen variables como la imposibilidad de comprar nuevos libros para incrementar el fondo bibliotecario), se trazan nuevas estrategias para satisfacer las necesidades de los usuarios. En este sentido, recurren a la elaboración de fichas analíticas y paquetes informativos para facilitar el acceso a materiales sobre las más diversas temáticas, añadió Martínez Jiménez.

Todas estas iniciativas son el primer paso para una base de datos en línea con los materiales que posee la biblioteca. La creación de este sistema y el montaje de una página web son acciones que deben hacerse esperar pues también requieren condiciones tecnológicas inexistentes en el centro.

Conscientes de la utilidad de la presencia en el ciberespacio, la biblioteca posee perfiles en las redes sociales digitales Facebook, X y canal de YouTube, cuyo manejo y contenidos van por cuenta de los trabajadores.  Si bien el trabajo en este apartado tal vez no cuenta con la calidad que anhelan los encargados por falta conocimientos especializados, le gestión se realiza desde la entera disposición de divulgar cuanto se hace y acontece en la biblioteca.

Mientras tanto, se prioriza la capacitación de los trabajadores respecto a este ámbito para ejercer el mejor trabajo posible con las condiciones actuales, y para ello se trabaja en conjunto con profesores de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. La biblioteca funciona, además, como centro metodológico para el sistema de bibliotecas públicas de la provincia; por tanto, el personal de las 56 bibliotecas de Villa Clara participará del aprendizaje.

En comparación con muchos de sus compañeros de trabajo, Ivette Martínez Jiménez está apenas saliendo del grupo más nuevos, pues llegó a la biblioteca en 2017. No obstante, el amor hacia la biblioteca ya lo había sembrado desde su niñez cuando, confiesa, quedaba impresionada por la solemnidad de este lugar; faltaba adentrarse en el sitio para que floreciera el sentimiento.

«Presenciar el centenario de la biblioteca significa para quienes trabajamos aquí sentirnos parte de la historia de este lugar. El ejemplo de los que no pudieron y vivieron con pasión la bibliotecología siempre será inspiración», expresó Ivette.

Para nosotros, pueblo santaclareño, villaclareño, trabajan estas almas, y recae en ellas la responsabilidad de mantener y reinventar su labor siempre que haga falta, para que la biblioteca «Martí» permanezca como centro de referencia cultural. Confirámonos pues, santaclareños, villaclareños, parte de esa responsabilidad desde la labor que podemos realizar, para la que tenemos las puertas abiertas de lunes a sábado.

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