Manchester..., un grito de rabia sordo

Una crí­tica a Manchester by the sea, pelí­cula con varias nominaciones a los í“scar.

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Manchester by the sea
Como dato curioso, la película era una idea original de Matt Damon. Él la iba a dirigir y a actuar, por problemas de agenda no pudo hacer ninguna de las dos cosas, y ahora Lonergan y Affleck están nominados a los Oscar, a mejor actor y director respectivamente. (Foto: Tomada de Internet)
Miguel Ernesto Dorta Pedraza (Estudiante de Periodismo).
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10 Febrero 2017

Siguiendo la lí­nea de clásicos del melodrama como Gente corriente (1981), de Robert Redford, la tercera pelí­cula de Kenneth Lonergan, Manchester by the sea (Manchester frente al mar),  narra el drama de un hombre marcado por la pérdida y la tragedia, intentando sobrellevar la vida entre recuerdos de culpa y trámites funerarios. Pareciera el viejo tema de sobreponerse ante la adversidad: sin embargo, esta cinta nos muestra que unir lo roto puede ser difí­cil o, a veces, imposible.

La difí­cil curación de una herida que nunca parece cerrarse. Las noches solitarias frente al televisor y la comida recalentada en el microondas constituyen   sí­mbolos particulares de un silencio contra el que los protagonistas quedan indefensos, y los lleva a buscar el consuelo en otros lugares fuera del hogar que de repente se han visto obligados a compartir. Emoción contenida, en un sobresaliente guion que se convierte en el cimiento imprescindible de la obra.

Las actuaciones son estupendas, especialmente la de los personajes masculinos. Casey Affleck (ya ganador del Globo de Oro al mejor actor en drama) brinda una interpretación creí­ble, al encarnar un personaje melancólico. Lucas Hedges, le da vida al joven que lidia con una pérdida importante.

En cuanto a detalles técnicos, su magní­fica fotografí­a destaca por su frialdad constante, que se hace necesaria para comprender las luchas de un protagonista con el alma helada.

Lesley Barber destaca por su música. En especial sobresale la secuencia más dramática, en la que ponen la melodí­a Adagio de Albinoni, una composición de tal belleza que refuerza el dramatismo de la obra. La dirección, delicada e intimista, la atmósfera del filme, las tomas del paisaje y de los personajes, junto con la excelente música, logran verdaderas sinfoní­as emocionales, que hacen desplomar al espectador.

Manchester by the sea no es solo un desolador drama, sino un fascinante entretejido de narrativas presentes y pasadas que va construyendo, más que una historia con un claro principio, medio y final, una oda a los sentimientos, a la complejidad de la emoción humana. Una cinta que nos enfrenta a la pregunta de si hay traumas cuya superación resulta simplemente imposible y, a través de una elegancia conmovedora, nos introduce en los terrenos de la culpa y la pérdida hasta estallar en un grito de rabia sordo.

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