XXIII Salón Territorial de Arte Popular: Bien y recuperándose

El evento en tierra villaclareña ha ido ganando en la recuperación de la esencia del arte popular. La muestra se encuentra abierta al público en el CPAV.

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Salón de arte popular Santa Clara
Zona franca, de Rolando Quintero. (Foto: Francisnet Díaz Rondón)
Danilo Vega Cabrera
2207
27 Marzo 2017

Si hubiese que dar noticias del Salón Territorial de Arte Popular a partir de esta nueva edición, podrí­a decirse: bien y recuperándose.

Auspiciado por el Centro Provincial de Artes Visuales (CPAV) de Villa Clara, esta vez contó con una sesión teórica cuyo tema «Promoción del arte popular desde el CPAV », permitió a especialistas y artistas intercambiar ideas sobre la significación que para este sector de los creadores han tenido los Salones Territoriales de Arte Popular, las grandes exposiciones personales y las más de 47 muestras del proyecto Sala Pedro Osés.

Allí­ mismo fue agasajado Pedro Luis Ramí­rez Rodrí­guez, un creador activo hace ya varias décadas y el que más premios y menciones atesora a lo largo de estos Salones. Fueron inauguradas dos exposiciones: la exposición central y la colateral Y colorí­n colorao…, de Alexei Gómez Sánchez.

En esta cita anual de los creadores de Cienfuegos, Sancti Spí­ritus y Villa Clara, donde se agruparon 47 autores con 76 obras, un ligero incremento en el número de participantes, protagonizado por la provincia sede, constituye una buena señal en estos tiempos de decaimiento de los eventos competitivos de las artes visuales.

Obra de Aida Ida Morales
La creación, de la pintora villaclareña Aida Ida Morales Hernández, premiada en el XXIII Salón Territorial de Arte Popular. (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

Pero también en medio de una variedad de modalidades, el certamen ha ganado en la recuperación de esa ingenuidad de la obra de arte popular que la instancia institucional no debe perder de vista o desproteger, y que nos remite a una rica herencia tenazmente labrada desde mediados del siglo pasado por intelectuales de la talla de Samuel Feijóo. Hablamos de una creatividad que se da muy bien en estas tierras, pero que no siempre es descubierta o promocionada adecuadamente.

Pareciera la recuperación de ese vigor creativo estar muy a tono con un encuentro competitivo que, consolidándose en su autonomí­a, lleva ya un par de ediciones exhortando en su convocatoria a «rescatar las principales lí­neas expresivas fundacionales del evento: la visualidad más expresionista impulsada por José Seoane y el dibujo más apegado a la bejuquerí­a que distingue al Grupo Signos y la tradición feijoseana ». Ya por dos años consecutivos se indaga en la posibilidad de rescatar presupuestos originarios de este arte y de su promoción, así­ como se ha venido ganando en criterios museográficos en las exposiciones en salas, es decir, en criterios para el ordenamiento interior de las obras expuestas, articulados con los objetivos principales del Salón.  

Es válido destacar que nombres referenciales en la historia de esta expresión se mantienen concursando, incluso conquistaron nuevos reconocimientos en este 2017. Además, creadores con enví­os de inferior calidad en años anteriores o que se hallaban apartados de la creación o del circuito expositivo, reaparecen ahora y lo hacen con propuestas de mayor nivel. Se respira asimismo un clima de indagaciones y no pocos hallazgos dentro de esa aludida creatividad que de cuando en cuando y a cada paso encontramos por estos lares de la antigua provincia Las Villas.

De manera que, a la luz de este Salón, decir: bien y recuperándose, equivale a prometer salud para rato.

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