
«(…) no conozco ninguna obra que se ocupe del tema que aborda este libro. Para decirlo en breve, y con palabras del autor, lo que se aborda y se explica aquí es la hermosa aventura que protagonizó el Che entre la literatura y la vida ».
Así escribió Fernando Martínez Heredia en el prólogo al libro Che entre la literatura y la vida del autor espirituano Julio M. Llanes. Un texto que fue presentado la mañana de este jueves en el Complejo Escultórico Comandante Ernesto Che Guevara.
Libro único por el asunto que aborda, y que prueba de manera exhaustiva lo que por intuición sabemos, el empedernido y voraz lector que fuera el Che. Un hombre de una cultura enciclopédica y de una sensibilidad hacia la poesía que asombra.
El autor se sometió a recorrer cerca de 13 mil kilómetros para seguir la misma senda sudamericana andada por el Che y escudriñar, con meticulosidad, en cada uno de los centenares de libros que este leyera en el transcurso de su vida.
Como afirmó Julio M. Llanes, no hubo momento esencial de la vida del Che que este no lo asociara a la literatura, a los libros que había leído.
Así lo hizo en Pasajes de la guerra revolucionaria, su primer libro y el más pulido de todos desde el punto de vista literario, cuando al sentirse herido de muerte en el combate de Alegría de Pío recordó un cuento de Jack London y, como aquel personaje, se recostó a un árbol y se preparó a morir con dignidad.
Igual hizo cuando al reseñar la muerte de Eliseo Reyes, Rolando en la guerrilla boliviana, parafraseó un poema de Pablo Neruda, junto a César Vallejo, uno de sus poetas preferidos, para metafóricamente despedir al guerrillero muerto en combate: «Tu cadáver pequeño de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma »,
Al partir hacia Bolivia le dejó a su esposa Aleida, grabado en su propia voz, varios de sus poemas preferidos. El amoroso regalo de despedida tenía la siguiente dedicatoria. «Solo para ti ».

Entre los poemas estaban: Farewell y Veinte poemas de amor y una canción desesperada, del chileno Neruda; Piedra negra sobre una piedra blanca y los Heraldos negros, del peruano Vallejo; La sangre numerosa, del cubano Nicolás Guillén, y La Pupila Insomne, de Rubén Martínez Villena.
A la presentación acudieron alumnos de 9no grado de la Secundaria Básica Ignacio Rolando Abreu, de Santa Clara; Juan Alberto Machado, presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC) en Villa Clara, e Iris Menéndez, presidenta del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap).
También participó el escritor Luis Cabrera Delgado, de la Filial de Literatura de la Uneac. Especial relevancia tuvo contar con la presencia del combatiente internacionalista de la guerrilla del Che en el Congo, Luis Emilio Monteagudo, Angalía.
La directora del Complejo Escultórico Mayra Romero obsequió al escritor espirituano, autor además de varios libros de literatura juvenil, una multimedia que contiene la visita virtual al Complejo Escultórico Comandante Ernesto Che Guevara.
Tras la presentación se acordó crear una peña literaria con carácter mensual para revelar aristas del Che como escritor, lector u otras; en aras de un mejor conocimiento de quien fuera un gigante moral, como lo calificara Fidel, al llegar sus restos a la Plaza de la Revolución que lleva su nombre.