Samuelito, una joven promesa del canto y la actuación en Santa Clara. (Fotos: Francisnet Díaz Rondón).
Francisnet Díaz Rondón
1828
19 Agosto 2017
19 Agosto 2017
hace 7 años
Llevar varios años como periodista cultural otorga cierto olfato a la hora de percibir el surgimiento de nuevas figuras en el arte. Así ocurrió con Samuel David Rodríguez Menejías, quien con solo 19 años causa admiración en los escenarios donde se presenta. El próximo lunes ofrecerá un concierto, a partir de las 9:30 p.m., en El Mejunje, un centro que se ha convertido en su segunda casa.
Samuelito cursa el cuarto año de la carrera de Teatro, y desde pequeño se inclinaba por el mundo artístico. Cuenta que hizo varias actividades para el proyecto Para una Sonrisa, en el hospital infantil José Luis Miranda, hasta que la suerte le llegó en un Festival del Niño de la Bota, cuando enfermó un muchachito que defendería la canción Conozco una bruja buena, de Matilde Patterson, compañera de trabajo de su papá. Aprovechó la oportunidad y obtuvo el tercer premio en interpretación.
Imagino que ese resultado te impulsó a seguir ese camino.
Sí, para mí fue grandioso. Poder participar con solo un día de preparación me llenó de emoción. Luego conocí a Yoanka (Suárez) y Osmel (Cedeño), cantantes del Coro Provincial e integrantes del dúo Alma Libre, quienes dirigen la compañía infantil de canto lírico Aldo Lario. Allí aprendí obras líricas y algo de teatro musical, entre otras herramientas que aportaron a mi formación.
Posees dominio técnico al cantar, ¿te gusta más lo lírico o lo popular?
No tengo preferencia. Me gusta transitar por diferentes géneros, pero la canción lírica es muy linda. He hecho cosas propias de Aldo Lario que él popularizó, y también de Sinatra, quien se desenvolvía más en el jazz, aunque tiene su onda lírica.
En la peña Extraños en la Noche, protagonizada por la maestra Freyda Anido y su trío los lunes en El Mejunje, haces de animador y hasta de showman, algo bien difícil. ¿Cómo logras desenvolverte?
Vengo de una familia de artistas, no conocidos, pero lo llevan en la sangre. Mi papá, Pedro Raúl Rodríguez Moreno, tocó guitarra en los antiguos combos de Remedios, y fue cantante de orquesta y cabarets, al igual que mi tío. He escuchado mucha música. Me gustan artistas como Liza Minelli, sus clásicos Cabaret y New York, y me he nutrido de eso. Poco a poco he ido buscando ciertas «mañitas » para desenvolverme en el escenario.
También tienes una proyección escénica fabulosa a la hora de interpretar, ¿el teatro te ha ayudado en ello?
Sí, me ha ayudado. De pequeño hacía de payaso. Trabajé con Yumié Rodríguez en la gira que hizo hace años por Villa Clara llamada Sueños para contar el espectáculo, en la que hice el protagónico. Me fue de maravilla con ella, también con Ana Nora Calaza; ambas me enseñaron mucho.
Tienes un gran talento para el canto y la actuación, ¿por cuál te vas a decidir?
Pienso hacer muchas cosas a la vez, pero la vida no alcanza para desarrollarse de manera absoluta como uno quisiera. Trato de unir todos esos recursos y salir adelante con la ayuda de la maestra Freyda y otros consagrados.
He percibido que escuchas a los de más experiencia, te nutres de ellos, y te sientes un alumno todo el tiempo.
Es cierto. He tenido la suerte de trabajar con figuras de la vanguardia artística villaclareña, como Zaydita Castiñeiras, la Reina del filing y una de las mejores cantantes que ha tenido este país; con Pedro Alejo, Lucía Labastida, la maestra Freyda Anido, el guitarrista Robertico Pérez Elesgaray, buenos percusionistas; me ha visto cantar Rachid López, y siempre les pido consejos. Cada criterio de ellos lo asumo al pie de la letra, pues conocen más que yo del escenario, y su experiencia es muy valiosa.
¿Qué podría esperar el público en la futura carrera de Samuelito?
Desde que empecé me propuse que el público se sintiera bien, que viera a un profesional en escena, aunque aún no tenga el aval. Busco comunicarme, inspirar respeto y compartir con los demás artistas consagrados. ¿El futuro Samuel? Pues, siempre deberme al público, porque sin él no soy nada.