Estudios sociodemográficos también para entender el comportamiento de la COVID-19

En el encuentro del Presidente de la República con expertos y cientí­ficos que han participado en el enfrentamiento a la COVID-19 se presentaron los resultados de una investigación sobre las caracterí­sticas sociodemográficas de la población cubana contagiada con la enfermedad.

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Reunión de análisis de la COVID-19 en Cuba, encabezada por el presidente, Miguel Díaz-Canel, el 19 de noviembre de 2020..
(Foto: Estudios Revolución)
Tomado del sitio Presidencia
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20 Noviembre 2020

¿Qué grupos de edades han sido los más contagiados con la COVID-19 en Cuba? ¿Son hombres o mujeres quienes más han enfermado? ¿Son mayoritariamente sintomáticas o asintomáticas las personas diagnosticadas en el paí­s? ¿Qué color de la piel predomina en los pacientes confirmados?

A esas y otras interrogantes pretende dar respuesta una investigación sobre las caracterí­sticas sociodemográficas de la población cubana afectada por el nuevo coronavirus y cuyos primeros resultados se presentaron en la más reciente reunión del presidente de la República, Miguel Dí­az-Canel Bermúdez, y el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, con el grupo de cientí­ficos y expertos que en estos meses ha trabajado sin descanso en el enfrentamiento a la COVID-19.

El trabajo realizado, según explicó el doctor en ciencias Antonio Aja Dí­az, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, indaga en cuestiones demográficas, familiares, económicas y otras que pueden ser de gran utilidad, no solo para hacer frente a este evento, sino también a otros futuros.

Tomando como referencia el periodo comprendido entre el 11 de marzo y el 2 de octubre, el doctor Aja Dí­az detalló que en el actual momento de la epidemia que vive el paí­s se evidencia un desplazamiento en las edades de contagio, esencialmente a los grupos de entre 20 y 29 años, y 30 y 39 años. Otro aspecto novedoso, dijo, es que han ido aumentando las mujeres confirmadas que tienen entre 15 y 29 años.

Doctor Antonio Aja Dí­az.
Doctor en ciencias Antonio Aja Dí­az, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana. (Foto: Estudios Revolución)

Como un elemento interesante destacó que se aprecia una diferencia de 20 años en las edades donde más contagios han ocurrido en los dos momentos fundamentales de la epidemia. En el mes de julio, comentó, la edad promedio de mayores diagnosticados estaba en los 52 años, en tanto a finales de septiembre era de 32 años.

Resulta importante tener en cuenta, precisó, el comportamiento de los pacientes sintomáticos y asintomáticos, pues sobre todo es joven la población asintomática en Cuba. En la relación masculinidad y feminidad, acotó que en el caso de los sintomáticos están prácticamente similares, aunque en los asintomáticos se disparan los contagios de hombres.

Según los resultados que se han ido computando, dijo, al inicio de la epidemia el mayor número de personas asintomáticas se confirmaba en los territorios de Mayabeque, Isla de la Juventud, Granma, Villa Clara y Ciego de ívila; no obstante, luego se fue equiparando el comportamiento en todo el paí­s. En la actualidad son las provincias orientales donde se diagnostican más sintomáticos.

Una mirada particular en los estudios sociodemográficos ha tenido La Habana, donde a partir del mes de mayo se incrementaron otra vez los asintomáticos, con un predominio en las personas del sexo femenino, con excepción de los municipios de Regla, La Lisa y Cotorro.

La población objeto de estudio fue el 60,1% de los casos confirmados en la provincia, un total de 770 personas. Hasta el momento solo se ha llegado a diez municipios habaneros Playa, Plaza, Habana Vieja, Habana del Este, Guanabacoa, San Miguel del Padrón, Diez de Octubre, Boyero, Regla y Cotorro, pues en el momento del nuevo brote de la epidemia se detuvieron los estudios en el terreno.

El periodo de análisis, puntualizó, abarca desde el 11 de marzo hasta el 2 de julio y actualmente se está concluyendo el trabajo en los cinco municipios restantes.

Según el sexo detalló se aprecia que de 0 a 19 años, y entre 60 años y más, las personas que han enfermado son esencialmente hombres, en tanto los otros grupos de edades tienen una mayor representación femenina.

En su intervención, el Director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana llamó la atención en que son las mujeres las que presentan más signos de vulnerabilidad, un aspecto que consideró vital continuar estudiando para el diseño de futuras polí­ticas.

Finalmente, valoró que, al realizar los análisis estadí­sticos para tratar de clasificar la población habanera se destaca que en la capital los datos demuestran que el municipio, como estructura territorial, no puede ser visto como en las otras provincias del paí­s, pues La Habana pudiera ser un gran municipio.

«Esta realidad nos llama la atención sobre la importancia de trabajar a un nivel más bajo de asentamiento que nos permita buscar muchos más elementos de vulnerabilidad », subrayó.

Prevenir para evitar los contagios

Otro tema analizado durante el intercambio, como ha sido habitual en estos más de ocho meses de enfrentamiento a la COVID-19, fueron las conocidas gráficas del comportamiento de la enfermedad en el transcurso de los últimos dí­as, presentadas por el decano de la facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, Raúl Guinovart Dí­az.

Al referirse a las cuatro provincias que presentan mayores niveles de transmisión en estos momentos Pinar del Rí­o, Ciego de ívila, Sancti Spí­ritus y La Habana comentó que de manera general se manifiesta una buena recuperación de los pacientes, aunque se continúan confirmando casos.

Doctor Raúl Guinovart, decano de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana.
Decano de la facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, Raúl Guinovart Dí­az. (Foto: Estudios Revolución)

El pronóstico, refirió, es que continúe creciendo la curva de confirmados en Cuba, en tanto la de casos activos debe mantener una meseta en las próximas semanas por encima de los 200 pacientes. En tal sentido, consideró primordial seguir reforzando las medidas epidemiológicas, dentro de las cuales el uso del nasobuso y el lavado frecuente de las manos son vitales.

Al reflexionar sobre este aspecto en particular, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, recordó que en la más reciente actualización del Plan Nacional para la Prevención y Control del nuevo coronavirus, precisamente uno de los elementos que se puntualizó fue el referido al uso del nasobuco, una práctica que ha demostrado su efectividad para contener los contagios y que debe ser mantenida con responsabilidad por la población cubana y también por quienes nos visiten.

En tal sentido, el Presidente de la República consideró que entre la población se ha ido creando una cultura del empleo del nasobuco, tanto así­ que en determinados lugares si alguien llega sin tenerlo puesto las personas le reclaman. Ese es un asunto en el que tenemos que seguir insistiendo, porque ni ofende a nadie, ni es para el mal de nadie, todo lo contrario, da tranquilidad ciudadana.

 

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