Seguimos de ¡Patria o Muerte!

El 5 de marzo de 1960 nació la consigna de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! que sigue guiando a las jóvenes generaciones de cubanos en la defensa de la Revolución.

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Ilustración de Alfredo Martirena sobre la consigna de Patria o Muerte.
(Ilustración: Alfredo Martirena)
Narciso Fernández Ramí­rez
Narciso Fernández Ramí­rez
@narfernandez
2310
04 Marzo 2021

Los sí­mbolos de un paí­s son sagrados, y cuando se atacan, cuando se intenta desvirtuarlos, entonces hay que erguirse firme y salir a defenderlos.

No puede haber libertad sin patria. Eso lo sabí­an los cubanos que en 1868 se fueron a la manigua redentora, con Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, como iniciador. Por eso, sus comunicaciones oficiales concluí­an con dos palabras sagradas: Patria y Libertad.

Máximo Gómez, el Generalí­simo, el 8 de diciembre de 1895, diáfano y directo como siempre fue, en carta dirigida a Tomás Estada Palma afirmó: «Los cubanos no buscamos, no queremos tener primero, más que honor, Patria y Libertad. Todo lo demás llega obligado y grande después de todo aquello. Lo que se necesita es triunfar ».  

José Martí­, nuestro Héroe Nacional, al referirse a la libertad escribí­a en el periódico Patria, el 14 de marzo de 1893: «Amamos a la libertad, porque en ella vemos la verdad. Moriremos por la libertad verdadera: no por la libertad que sirve de pretexto para mantener a unos hombres en el goce excesivo, y a otros en el dolor innecesario. Se morirá por la república después, si es preciso, como se morirá por la independencia primero ».

Ambas, Patria y Libertad, llegaron con el triunfo del 1.o de enero de 1959. Pero no puede haber ni una ni la otra si no estamos dispuestos a dar la vida por defenderlas. De ese convencimiento nació otra consigna, la de ¡Patria o Muerte!, que tantas veces le escuchamos decir al Comandante en Jefe Fidel Castro, y que este 5 de marzo cumple 61 años de ser proclamada por primera vez.

La explosión del vapor francés La Coubre en el puerto habanero, el 4 de marzo de 1960, fue el hecho histórico que dio origen al glorioso ¡Patria o Muerte! Dos explosiones y centenares de ví­ctimas ocasionó el acto terrorista organizado por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA).

Al dí­a siguiente, el 5 de marzo, en el sepelio de las ví­ctimas, Fidel aseguró: «Y no solo sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendrí­amos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todaví­a: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra serí­a ¡Patria o Muerte! ».

El 7 de junio, el propio Fidel la completarí­a con el inconfundible ¡Venceremos! con que concluí­a sus discursos: « ¡Cueste lo que cueste, vencerá nuestro pueblo! Porque sus hijos están decididos a defenderlo, porque sus hijos tienen el valor, el patriotismo y la unión que en una hora como esta se necesita, porque sus hijos han dicho: ¡Patria o Muerte! Y han dicho ¡Patria o Muerte!, porque esa es la consigna de cada cubano. Para cada uno de nosotros, individualmente, la consigna es: ¡Patria o Muerte!, pero para el pueblo, que a la larga saldrá victorioso, la consigna es: ¡Venceremos! ».

Esos son los hechos históricos irrebatibles que ahora quieren desvirtuar. Los cubanos amamos la vida, pero estamos y estaremos siempre dispuestos a darla si fuera necesario para mantener libre a la Patria.

Con el ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! fuimos a Girón, enfrentamos la Crisis de Octubre y derrotamos el bandidismo en el Escambray. Conscientes de que somos un pueblo de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!, nos convertimos en soldados, en médicos y maestros internacionalistas para ayudar en otras latitudes.

Y con ese convencimiento pudimos sobreponernos al duro perí­odo especial que nos impusieron las circunstancias internacionales, así­ como el recrudecimiento de la hostilidad y el bloqueo del imperialismo norteamericano.

Como cubanos de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! hemos sabido defender la Revolución y confiar su continuidad a las manos firmes del renuevo generacional, legí­timo heredero de la generación histórica que, con Fidel y Raúl al frente, dio vida a la consigna.

Hoy, nuestros enemigos históricos quieren falsear todo eso, apoyados en los sietemesinos de siempre, como calificó Martí­ a los cubanos que prefieren vernos atados al carro imperial y traicionan a su patria por el oro de la Roma que les paga.

Nos quieren confundir, dividir, romper la unidad monolí­tica de la Revolución, su bien más preciado, y contraponer el Patria o Muerte de Fidel, al Patria o Vida de una canción que en su propia letra no hace más que atacar la obra de más de 60 años e intentar hacernos creer que se ha fracasado en tanto empeño glorioso.

Y es todo lo contrario. Los cubanos amamos la libertad, amamos la patria y también, como todos, amamos la vida; pero no a costa de entregarla, como mansa paloma. No hay cabida para la ingenuidad en un asunto de tan vital importancia, aunque venga envuelto en los oropeles de una tonadilla contagiosa, mas insulsa y venenosa.

En Cuba no hay dominó trancado ni mucho menos. Tampoco el mal llamado Movimiento de San Isidro nos representa. Sí­, tenemos problemas, es cierto; pero ese nunca será el camino, y mucho menos la opción a seguir.

Preferimos el Patria o Muerte por la Vida de Raúl Torres, Annie Garcés, Dayana Divo, Karla Monier y Yisi Calibre. Ese, cuya última estrofa nos convoca al: Patria o muerte viviremos / Patria o muerte lucharemos / Patria o muerte por la vida / Patria o muerte venceremos!

Antonio Maceo, el Titán de Bronce, en carta a José Martí­ cuando era inminente el estallido de la guerra necesaria, expresó: «no conviene más espera y componendas; corramos al peligro, que una vez en él, el machete se encargará de abrir brecha y la libertad sentará sus reales en Cuba ».

Hoy, sigue siendo el mismo dilema de David contra Goliat. Si queremos libertad, independencia, soberaní­a, autodeterminación, socialismo, debemos estar dispuestos, como lo estamos, a pagar ese alto precio. Debemos seguir siendo ese pueblo de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!

Esa ha sido, y será, nuestra disyuntiva histórica. No existe otra.  

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