Dí­az-Canel: «Entre los revolucionarios, los comunistas vamos al frente »

Así­ comentó el Primer Secretario en el discurso de clausura del 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba.

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Tomado de la edición digital del periódico Granma
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20 Abril 2021

El 8vo. Congreso concluye y no dudo en calificarlo como histórico: es un hecho, aseveró Miguel Dí­az-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, durante la clausura del cónclave.

Al margen de nuestras emociones y sentimientos por la historia viva y el liderazgo de los que hoy traspasan responsabilidades, hay una trascendencia imposible de soslayar, argumentó.

Elegido Miguel Dí­az-Canel Bermúdez como Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba  (Foto:  Estudios Revolución)

La generación del Centenario del Apóstol, guiada por Fidel y Raúl a lo largo de más de seis intensas décadas, puede declarar hoy con dignidad y orgullo que la Revolución Socialista, que hicieron solo a 90 millas del poderoso imperio, está viva, actuante y firme, agregó.

Y esa generación puede decir mucho más, puede afirmar que la Revolución no termina con ella, pues logró formar nuevas generaciones igualmente comprometidas con los ideales de justicia social, destacó. Lo que recibimos hoy refirió no son cargos y tareas, no es solo la conducción de un paí­s, lo que tenemos delante, desafiándonos continuamente, es una obra heroica descomunal.

Es el osado alzamiento de Céspedes; es la vergí¼enza imbatible de Agramonte; es la digna intransigencia de Maceo; la astucia impresionante de Gómez; el sentimiento libertario de los cimarrones; es la pasión de los poetas de la guerra; es la fiereza de Mariana en la manigua; y es la luz inspiradora de Martí­, comentó.

«Es la fundadora juventud de Mella; los versos de Guillén; el antimperialismo radical de Guiteras; la entrega absoluta de la generación del Centenario; Haydée y Melba en los barrotes; Vilma desafiando a los represores; Celia organizando la Comandancia en la Sierra; y madres cuban enfrentando la dictadura que asesinaba a sus hijos; el pelotón femenino de la Sierra; la fidelidad sin lí­mites de Camilo; el legado universal del Che; el liderazgo profundo y creador de Fidel; y la continuidad sostenida por Raúl ».

Es también, dijo, la gran rebelión, la clandestinidad, los frentes guerrilleros, la contraofensiva estratégica, la invasión a Occidente, las batallas decisivas, la entrada triunfal a La Habana, la Reforma Agraria, la lucha contra bandidos, las milicias, la victoria de Girón, la Crisis de Octubre, la colaboración internacionalista en Asia, ífrica y América Latina, la guerrilla del Che hasta la sangre por Vietnam, Angola, Etiopí­a, Nicaragua…

Son las brigadas médicas, Elián González, los Cinco, la ELAM, el ALBA, el contingente Henry Reeve, la ciencia, la medicina, la cultura, el deporte de alto rendimiento, las universidades y la solidaridad humana, continuó.

Lo que nos une, afirmó, es tanto que la lista estará siempre incompleta, pero puede dar una idea del gran monumento que el pueblo cubano ha levantado en más de 150 años de lucha.

«Esa historia se puede resumir en dos palabras: Pueblo y Unidad; que es decir Partido ». Porque el Partido Comunista de Cuba, que nunca ha sido un partido electoral, nació de la unidad de todas las fuerzas polí­ticas con ideales profundamente humanistas, que se habí­an fogueado en la lucha por cambiar un paí­s desigual e injusto, dependiente de una potencia extranjera, explicó.  

A su juicio, «hoy decimos Somos Cuba, Cuba Viva, y suena sencillo y fácil, pero qué difí­cil ha sido alcanzar y mantener la soberaní­a e independencia en medio del cerco más feroz ».

Destacó que la generación histórica, consciente de su rol en esa creación heroica, que es la vida de la Revolución Cubana frente a la guerra permanente que le hace su más cercano vecino, trabajó siempre en la formación de las nuevas generaciones y ha facilitado el paulatino traspaso de las principales responsabilidades de dirección.

Gracias a esa labor, expresó, hoy se verifica aquí­ un hito en nuestra historia polí­tica, que define al 8vo Congreso como el Congreso de la continuidad, y el principal abanderado de ese proceso ha sido el compañero General de Ejército, Raúl Castro Ruz.

Los aportes de Raúl Castro a la Revolución son trascendentes

Cuando asumí­ como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros en el año 2018, quise expresar los sentimientos de muchos de nosotros y reconocer su labor al frente de la Revolución, recordó Dí­az-Canel.

«Pero con su proverbial modestia, Raúl me pidió suprimir algunas de las palabras que sobre él habí­a escrito ». Hoy, comentó, abusando de la responsabilidad que asumo al frente del Partido, quiero decir, para hacer justicia histórica, lo que en aquel momento, por disciplina, no dije.

«El compañero Raúl, quien ha preparado, conducido y liderado ese proceso de continuidad generacional con tenacidad, sin apego a cargos o responsabilidades, con elevado sentido del deber y momento histórico, con serenidad, madurez y confianza, firmeza revolucionaria, con altruismo, con legitimidad y porque Cuba lo necesita, será consultado sobre las decisiones estratégicas de mayor peso para el destino de la nación cubana.

«Estará siempre presente, bien al tanto de todo, combatiendo con energí­a, aportando ideas y propósitos a la causa revolucionaria, a través de sus consejos y alerta ante cualquier error y deficiencia, presto a enfrentar el imperialismo como el primero ».

El General de Ejército, sostuvo, continuará presente porque es un referente para cualquier comunista y revolucionario cubano. «Raúl, como cariñosamente le llama nuestro pueblo, es el mejor discí­pulo de Fidel, pero también ha aportado innumerables valores a la ética revolucionaria, a la labor partidista y al perfeccionamiento del Gobierno ».

La obra emprendida bajo su liderazgo, al frente del paí­s en la última década, es colosal, subrayó. De igual forma, su legado de resistencia ante las amenazas y agresiones, y en la búsqueda del perfeccionamiento de nuestra sociedad es paradigmático, añadió el Presidente de la República.

«Asumió la dirección del paí­s en una difí­cil coyuntura económica y social. En su dimensión de estadista, ha encabezado, impulsado y estimulado profundos y necesarios cambios estructurales y conceptuales, como parte de un proceso de perfeccionamiento y actualización del modelo económico y social cubano ».

Raúl fue capaz de lograr la renegociación de una enorme deuda, defendiendo con honestidad y respeto la palabra empeñada, señaló.

Además declaró con sabidurí­a condujo el debate que culminó en una trascendental actualización de la Ley Migratoria; impulsó transformaciones en el sector agropecuario; promovió la ampliación de las formas de gestión del sector no estatal de la economí­a; la aprobación de una nueva Ley de Inversión Extranjera; la creación de la Zona Especial de Desarrollo Mariel; la eliminación de trabas para el perfeccionamiento de la empresa estatal socialista; las inversiones en el sector del turismo; y el programa de informatización de la sociedad, entre otras acciones.

Dí­az-Canel apuntó que, con paciencia e inteligencia, Raúl logró la liberación de los Cinco Héroes, cumpliéndose así­ la promesa de Fidel de que volverí­an. Asimismo, ha firmado con su estilo una amplia y dinámica actividad en las relaciones exteriores del paí­s. Con firmeza, dignidad y temple dirigió personalmente las conversaciones y negociaciones con el fin de restablecer las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.

Sus indudables cualidades como estadista, expresó, distinguieron de manera especial el periodo de Cuba en la presidencia pro témpore de la CELAC y su legado más importante, la defensa de la unidad dentro de la diversidad.

Agregó que el General de Ejército condujo a la declaración de la región como Zona de Paz y contribuyó, de manera decisiva, en las conversaciones para la paz en Colombia. Además, ha defendido como nadie los derechos de los paí­ses caribeños, en particular a Haití­, en los foros internacionales.

Con profundo orgullo los cubanos escuchamos su voz emocionada en su discurso preciso durante la Cumbre de las Américas, en Panamá, donde recordó la verdadera historia de nuestro pueblo.

Estas realizaciones, destacó, las condujo cuando enfrentaba la enfermedad y la muerte de su amada compañera de vida, Vilma Espí­n, con quien compartió la pasión por la Revolución y fundó una hermosa familia. También sufrió en ese periodo la enfermedad y el fallecimiento de su principal referente en la vida revolucionaria, además de su jefe y hermano, el compañero Fidel, a quien ha sido leal hasta las últimas consecuencias.

Al dolor humano, señaló, Raúl antepuso el amor revolucionario y el sentido del deber, besó la urna que guarda las cenizas de Vilma y saludó militarmente la piedra con el nombre de Fidel y dirigió el paí­s sin descanso, con í­mpetu, con devoción.

En general, subrayó Dí­az-Canel, los aportes de Raúl Castro a la Revolución son trascendentes. Ese Raúl que conocemos, admiramos, respetamos y queremos debutó en la polí­tica como abanderado de un grupo de jóvenes universitarios en abril de 1952, enterrando simbólicamente la Constitución de 1940, humillada por el golpe de Estado del 10 de marzo.

En enero de 1953, continuó, es uno de los fundadores de la Marcha de las Antorchas y en marzo del mismo año acude a la Conferencia Internacional sobre los Derechos de la Juventud y a la preparación del cuarto Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

A su regreso, prosiguió el mandatario cubano, se convierte en uno de los asaltantes del Moncada, donde se hizo jefe en el combate. Por ello, cumplió prisión en Isla de Pinos y participó en la preparación de la lucha contra la tiraní­a de Batista, durante el exilio en México. Desembarcó en el Granma, se rencontró con Fidel en Cinco Palmas, emprendió la contienda en la Sierra Maestra, por méritos y valor fue ascendido a Comandante y fundó el Segundo Frente Oriental Frank Paí­s.

Sobre otras virtudes del General de Ejército, Miguel Dí­az-Canel se refirió a que es también el dirigente polí­tico que promovió el debate para el perfeccionamiento de la labor partidista, exigiendo siempre un fuerte ví­nculo con el pueblo, con el oí­do pegado a la tierra.

Ahí­ tenemos frases y decisiones determinantes, recordó, en momentos cruciales para el paí­s, como aquella advertencia de que los frijoles son tan importantes como los cañones y el Sí­ se Puede, que levantó los ánimos nacionales en el momento más oscuro del periodo especial.

El jefe militar del Segundo Frente en plena guerra de liberación desarrolló experiencias organizativas y de Gobierno en bien de la población, que serí­an luego multiplicadas en todo el paí­s al triunfo revolucionario, añadió el Presidente.

Dirigió durante casi medio siglo el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, cuyo aporte a la independencia de Angola, Namibia y el fin del apartheid fueron decisivos. Al mismo tiempo, reflexionó el mandatario, propició que se alcanzaran resultados relevantes en la preparación del paí­s para la defensa, y en el desarrollo de la concepción estratégica de la guerra de todo el pueblo.

Bajo su mando, reiteró, las FAR se convirtieron en el más disciplinado y eficiente órgano de la composición del Estado. Se desarrollaron experiencias que luego sirvieron al paí­s, como el perfeccionamiento empresarial con valiosos conceptos de la administración, la sostenibilidad y la eficiencia en el control, del cual nació el Sistema Empresarial de las FAR, cuyos notables resultados tributan a la economí­a del paí­s.

El Raúl guerrillero, en contacto y alianza permanente con la naturaleza, adquirió una sensibilidad especial sobre temas medioambientales, que más tarde marcarí­a su empeño en impulsar el programa hidráulico y la Tarea Vida.

El Presidente hizo referencia a las palabras del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana durante la clausura del 5to. Congreso del Partido, donde habló de la labor de Raúl como dirigente.

La vida nos ha deparado muchas satisfacciones, muchas suertes, y ha sido una suerte para nuestro Partido, nuestro pueblo y para mí­, que hayamos podido disponer de un compañero como Raúl, de cuyos méritos no tengo que hablar, de cuya experiencia, capacidad y aportes a la Revolución no es necesario hablar. Es conocido por su actividad infatigable y su trabajo constante y metódico en las Fuerzas Armadas y en el Partido, citó.

Esa suerte descrita por Fidel se llama Raúl Modesto Castro Ruz, sentenció.

Sobre el 8vo. Congreso fundamentó que, con el amplio y crí­tico debate, defendiendo la visión de continuidad ha aportado ideas y directrices que trazan la guí­a para avanzar, pero es imprescindible enfrentar ese desafí­o con el mayor conocimiento posible sobre el complejo contexto nacional e internacional, conscientes de que el mundo cambió de un modo dramático y hay demasiadas puertas cerradas para las naciones de menos recursos y muchas más para quienes nos empeñamos en ser soberanos.

La alta concentración, diversidad y complejidad de los medios de comunicación actuales, de las herramientas tecnológicas que sustentan las redes digitales y de los recursos empleados en la generación de contenidos, permiten a grupos poderosos desde los paí­ses altamente desarrollados convertir en patrones universales, ideas, gustos, emociones y corrientes ideológicas, muchas veces ajenas a los contextos.

Para estos hechiceros de la comunicación, la verdad no solo es negociable, sino también prescindible. A través de la diseminación de matrices mentirosas, manipulaciones e infamias, contribuyen a promover la inestabilidad, allí­ donde no se ha quebrado la voluntad de una nación libre e independiente.

Ningún pueblo está a salvo de la calumnia en la era de la posverdad. Es una realidad que Cuba encuentra todos los dí­as, mientras insiste en construir una sociedad más justa, soberana y socialista, en paz con el resto del mundo.

El bloqueo constituye, por sus efectos, un crimen de lesa humanidad  

Repasó Dí­az-Canel que, en el Informe Central, se expusieron con franqueza varios de los desafí­os especí­ficos que enfrenta nuestro paí­s, en particular los asociados a los intentos de dominación y hegemoní­a del imperialismo estadounidense y el brutal bloqueo, cuyo impacto extraterritorial nos golpea en casi todos los frentes y en los últimos cuatro años escaló a niveles cualitativamente más agresivos.

Sobre esta polí­tica nociva, alertó que nadie, con un mí­nimo de honestidad y con datos económicos que son de dominio público, puede desconocer que ese cerco constituye el principal obstáculo para el desarrollo de nuestro paí­s y para avanzar en la búsqueda del bienestar y la prosperidad.

Al ratificar esta verdad- prosiguió- no se intenta ocultar las insuficiencias de nuestra propia realidad sobre lo que hemos abundado bastante, se trata de responder a los que con cinismo difunden la idea de que el bloqueo no existe.

El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos a Cuba por más de 60 años, arreciado oportunista y vilmente en los periodos de mayor crisis de las últimas tres décadas, para que el hambre y la miseria provoquen un estallido social que socave la legitimidad de la Revolución, es la más larga afrenta sostenida en el tiempo contra los derechos humanos de un pueblo, y constituye por sus efectos un crimen de lesa humanidad, aseveró.

«Esta transgresión histórica permanecerá indeleble en la conciencia y el corazón de las cubanas y los cubanos que hemos sentido en carne propia el ensañamiento desproporcionado de un enemigo, muchas veces superior, que no acepta la construcción en sus narices de una alternativa de sociedad más justa y equitativa, fundada en principios sólidos y equidades de justicia y solidaridad humana, con la independencia y la soberaní­a como brújula y sostén fundamental de nuestras decisiones », enfatizó el Primer Secretario del Comité Central del Partido.

En la misma lí­nea, advirtió que no se le puede quitar al bloqueo ni un adarme de culpa de nuestros principales problemas. Hacerlo             -justificó- serí­a negar los inmerecidos poderes del imperio, su dominio casi absoluto de los mercados globales y las finanzas, y la determinante influencia en las polí­ticas de otros gobiernos, algunos de los cuales, creyendo ser socios, actúan como secuaces.

«Hay que decirlo una y otra vez sin temor a repetirlo, primero deben de cansarse ellos de tan largo como inútil crimen », insistió, y ratificó que nuestro reclamo a que se ponga fin a esa injusta medida es y será sin tregua, en lucha incesante, mientras permanezca vigente esa polí­tica despiadada y genocida.

«Sabemos que contamos con el apoyo de la comunidad internacional, ratificado en innumerables ocasiones, y de gran parte de los cubanos en el exterior », manifestó.

Recordó el Presidente de la República que, hasta el dí­a de hoy, permanecen en vigor las 242 medidas de agresión impulsadas por el gobierno de Donald Trump, a las que se suman las agresiones resultantes de la reinclusión de Cuba en la espuria y arbitraria lista del Departamento de Estado sobre paí­ses que supuestamente patrocinan el terrorismo.

Al respecto, expresó que ningún funcionario estadounidense y ningún polí­tico de ese, u otro paí­s, puede afirmar sin faltar a la verdad que Cuba patrocina el terrorismo. «Somos un paí­s ví­ctima del terrorismo organizado, financiado y ejecutado en la mayorí­a de los casos desde los Estados Unidos », precisó.

También hizo referencia al hecho de que continúan las campañas de subversión e intoxicación ideológica promovidas por agencias y entidades de los Estados Unidos, dirigidas a desprestigiar a Cuba, a calumniar la Revolución, a tratar de confundir al pueblo, a fomentar el desánimo, la desidia, la inconformidad y las contradicciones internas.

Estas campañas- advirtió- están concebidas para aprovecharse de la escasez material incuestionable y las dificultades que enfrenta nuestra población como consecuencia del efecto combinado de la crisis económica global, la pandemia de la COVID-19 y del reforzamiento del bloqueo económico.

«Se dice que Cuba no es una prioridad para Estados Unidos y como nación soberana no tendrí­a por qué serlo. Valdrí­a la pena cuestionárselo », dijo el Presidente y preguntó al respecto: « ¿Por qué existen entonces legislaciones especí­ficas como la Ley Torricelli y la Ley Helms- Burton, por solo mencionar dos ejemplos, cuyo propósito es agredir y tratar de controlar el destino de Cuba, desde la coacción a terceros que establezcan o pretendan establecer ví­nculos comerciales o de cooperación?

  « ¿Por qué los Estados Unidos dedican cientos de millones de dólares para tratar de subvertir el orden constitucional cubano? ¿Por qué emplean tanto tiempo y recursos en tratar de socavar la conciencia nacional de las cubanas y los cubanos? ¿Qué justifica una guerra económica cruel e incesante durante más de 60 años? ¿Por qué pagan el precio del aislamiento, evidenciado en las Naciones Unidas y en otros foros internacionales, al mantener una polí­tica moral ilegalmente insostenible? ».

Ante este escenario, confirmó Dí­az-Canel la convicción de que nuestra aspiración es a vivir en paz y relacionarnos con nuestro vecino del norte, como lo hacemos con la comunidad internacional, sobre bases de igualdad y respeto mutuo, sin injerencias de ninguna í­ndole. «Es la posición del Partido y del Estado, es la voluntad de nuestro pueblo », afirmó.

La labor partidista estará centrada en la defensa de la Revolución

Al referirse a los tiempos de incertidumbre mundial que vivimos, marcados por enormes desafí­os medioambientales, bajo el embate de una pandemia que ha reconfigurado el comportamiento del mundo y ha agudizado la crisis global que se nos vení­a encima, ratificó el mandatario que la labor partidista estará centrada en la defensa de la Revolución.

El Partido conduce la polí­tica exterior de la Revolución Cubana, que descansa en la noción de que un mundo mejor es posible y que, para luchar por él, se requiere del concurso de muchos y la movilización de los pueblos. Esa ha sido una guí­a constante de nuestro desempeño internacional y la confirmamos en este Congreso, aseguró.

A propósito, expresó la voluntad de desarrollar relaciones de amistad y de cooperación con cualquier paí­s del mundo, y la satisfacción de practicar la solidaridad internacionalista, aún en paí­ses cuya ideologí­a gubernamental no compartimos.

«Ratificamos la determinación de exponer las verdades con claridad por mucho que molesten a algunos, de defender principios, de acompañar las causas justas, de enfrentarnos a los atropellos, como nos enfrentamos a la agresión extranjera, al colonialismo, al fascismo y al apartheid. Esta es la base de nuestra aspiración a la plena independencia de Nuestra América y del empeño de ayudar a lograr una región económica y socialmente integrada, capaz de defender el compromiso de América Latina y el Caribe como Zona de Paz. Es la polí­tica exterior descrita en el informe central del Congreso y que ratificamos hoy », sentenció.

No hemos dejado de atender las demandas y necesidades del pueblo

Sobre el contexto complejo que enfrenta la nación, expresó que ha sido muy difí­cil resistir y enfrentar la actual situación que ralentiza nuestros pasos hacia la prosperidad deseada.

No obstante- resaltó- no hemos dejado de atender las demandas y necesidades del pueblo, argumentando cada decisión, convocando y emprendiendo procesos con acciones y medidas complejas, pero lo cierto es que no siempre se ha logrado comprensión.

«Lo digo sin quejas, en una Revolución auténtica la victoria es el aprendizaje. No marchamos sobre una ruta probada, estamos desafiados a innovar constantemente, cambiando todo lo que deba ser cambiado, sin renunciar a nuestros más firmes principios, sin apartarnos jamás del concepto de Revolución que nos legó el lí­der invicto de esta proeza, pero libres de ataduras rí­gidas y conscientes de los posibles equí­vocos que entraña hacer camino al andar », reconoció.

Evocó el Presidente lo citado por el General de Ejército, en el Informe Central, acerca de las aportadoras experiencias de China y Vietnam, con progresos innegables en la economí­a y el nivel de vida de sus poblaciones. Ambos procesos, - expuso- que confirman las elevadas potencialidades de la planificación socialista, sufrieron más de una contracción en el camino, aunque el bloqueo a sus economí­as duró menos tiempo y ha sido menos agresivo.

Ratificó que el trabajo del Partido en las circunstancias actuales ha sido y seguirá siendo fundamental. «No es posible imaginar este momento sin la labor de la vanguardia polí­tica, pero nuestra organización está urgida de cambios en su estilo de trabajo, más acordes con esta época y sus desafí­os. El Partido Comunista de Cuba continuará en el reconocimiento y la defensa de nuestras esencias: la independencia, la soberaní­a, la democracia socialista, la paz, la eficiencia económica, la seguridad y las conquistas de justicia social, el socialismo », aseveró.

Y agregó que «a ellas sumamos la lucha por una prosperidad que abarque desde la alimentación hasta la recreación, que incluya el desarrollo cientí­fico, una riqueza espiritual superior, el bienestar y que empodere el diseño de lo funcional y lo bello ».

El Socialismo es la respuesta a un mundo más justo, equitativo, equilibrado e inclusivo

El Primer Secretario del PCC resaltó que vale la pena defender el Socialismo porque es la respuesta a la necesidad de un mundo más justo, equitativo, equilibrado e inclusivo; «es la posibilidad real de diseñar con inteligencia y sensibilidad un espacio donde caben todos y no solo en los discursos, que apunta como ningún otro sistema a completar el afán martiano de conquistar toda la justicia ».

Destacó, como principal fuerza para lograr esos propósitos, la unidad, todo lo que nos une: los sueños, las preocupaciones, pero también las angustias ante peligros comunes.

«Defenderemos esa unidad, sin discriminar, sin dar espacios a prejuicios, dogmas o encasillamientos que dividen a las personas », dijo.

Manifestó que un elemento indispensable para sostener esa unidad, es la ejemplaridad de la militancia, lo que exige de cada militante una actitud pública que transmita admiración y respeto a un pueblo con aguda percepción, capaz de reconocer a distancia el falso compromiso y la doble moral.

«La continuidad generacional es parte fundamental de esa unidad, es preciso hablar y compartir realizaciones con nuestros jóvenes como las más importantes personas que son y distinguirlos como gestores de las trasformaciones en marcha », expresó.

Respecto a los jóvenes cubanos, declaró que en ellos está la fuerza, la disposición y decisión, la sinceridad para cualquier emprendimiento o aporte revolucionario que la situación amerite.

Lo más revolucionario dentro de la Revolución es y deber ser siempre el Partido

Expresó que le corresponde al Partido consolidar la autoridad ganada por los méritos de la generación histórica y preservar el liderazgo y la autoridad moral. «Para lograr esos objetivos resulta indispensable fortalecer las dinámicas de funcionamiento del Partido y la proactividad de su militancia ante los problemas más acuciantes que enfrenta la sociedad, bajo la premisa de que por el carácter de partido único tendremos siempre el desafí­o de ser cada vez más democráticos, más atractivos, más cercanos al pueblo », amplió.

Dí­az-Canel también apuntó algunos criterios sobre la necesidad de fortalecer la vida interna de la organización para tener más vida externa. Comentó que esto es necesario para funcionar realmente como una vanguardia con liderazgo, capaz de proyectarse, en su ámbito, con auténticas preocupaciones por el funcionamiento de la sociedad y con poder de convocatoria y movilización.

En cuanto a las nuevas tecnologí­as, expuso que hoy precisamos de modos más consensuados y de una documentación mejor preparada para fomentar debates honestos y aportadores a lo interno de nuestros núcleos y estimular el debate popular, propiciando encuentros periódicos con estudiantes y jóvenes de diferentes profesiones y oficios.

«No son tiempos de boletines impresos o de espera de largos procesos de coordinación y análisis para promover debates en nuestros núcleos. La dinámica de este tiempo nos obliga a buscar ví­as más agiles, breves y novedosas de comunicar las orientaciones. En la era de internet, que ya les permite a millones de cubanos llevar determinada percepción del mundo en un celular, nuestros mensajes a la militancia no pueden seguir la lenta ruta de la vieja imprenta », manifestó.

Resaltó que la principal premisa, también legado del Comandante en Jefe, es «no mentir jamás, ni violar principios éticos ». Y que en esos valores descansa la sólida autoridad del Partido, cuya militancia estará convocada siempre a decir y evaluar la verdad por dura que sea o parezca. Dí­az-Canel dijo que en ese principio han sido educados los cuadros de la Revolución y todos los militantes que están convocados, permanentemente, a estudiar la verdad como primera arma de combate.

«Es la misión de la vanguardia que integramos. La verdad clara y oportunamente expresada es inseparable del deber permanente de ser y dar ejemplo; la capacidad de guiar depende de cómo la asumimos. Un pueblo como el nuestro que siempre llevó delante a los más bravos de la tropa, solo aceptará y reconocerá en la vanguardia a quienes seamos capaces de actuar como quienes nos forjaron », indicó.

«Lo más revolucionario dentro de la Revolución es y debe ser siempre el Partido, así­ como el Partido debe ser la fuerza que revoluciona a la Revolución », afirmó.

El Presidente cubano consideró que ven y sienten a nuestros intelectuales y artistas, a los educadores, a los médicos, a los periodistas, a los cientí­ficos, a los creadores, a los deportistas, también a los profesionales y técnicos, estudiantes, obreros, trabajadores y campesinos, a los combatientes de las FAR y el MININT, que militan en el Partido y su Juventud como el motor que revoluciona la Revolución de forma constante. «Es nuestro deber como cuadros del Partido entender que esa fuerza polí­tica no es monocromática, ni idéntica entre sí­, y mucho menos unánime al expresarse », recalcó.

«Debemos ser capaces de apreciar la fuerza del bosque, de sus árboles en fila y en el cuadro apretado cuando la Revolución lo precise. La unidad tiene que prevalecer sin olvidar jamás que hay que ver el bosque y también los árboles; el colectivo y las individualidades no son lo mismo, aunque unidos se perciban así­ », expresó.

Sobre la situación actual, expuso que no podemos dejarnos vencer por el peso de las dificultades, es necesario dar una nueva vitalidad a la movilización popular, cuyas iniciativas nos fortalecen.

Al decir de Dí­az-Canel, la rutina ha minado muchos de nuestros procesos y hoy apremia sacudirse las deficiencias para promover la discusión honesta y aportadora sobre temas de prioridad, definiendo acciones en cada lugar y con la participación de los cuadros en la vida de los núcleos.

Destacó que el crecimiento a las filas del Partido debe ser un proceso que suscite interés genuino por la repercusión social. De igual modo, llamó la atención sobre la necesidad de generar métodos de trabajo más atractivos, desde la rendición de cuenta de los militantes hasta las dinámicas cotidianas del trabajo polí­tico en los municipios y en las provincias.

«En la medida en que abordemos con claridad y transparencia las batallas por elevar la calidad de vida de los cubanos, y que sumemos a los jóvenes a participar con su natural entusiasmo en todas las tareas cruciales para el paí­s, estaremos reactivando las esencias del Partido », aclaró.

Remarcó, como una obligación del Partido, ser abanderados de la pelea contra la corrupción, los métodos deshonestos de actuar, el abuso de poder, el favoritismo y la doble moral. Y que su comportamiento en el trabajo, ante la sociedad, la familia y el cí­rculo de amistades sea coherente con los valores que defienden.

«La disciplina partidista, la dirección colectiva, los estudios teóricos y la realización de eventos sobre la viabilidad del Socialismo, las ideas del Marxismo-Leninismo, las tradiciones del pensamiento cubano, en particular de Martí­ y de Fidel, son temas de seguimiento impostergable en nuestras escuelas del Partido, junto con la necesaria formación teórica y de administración, con técnicas de dirección moderna y una amplia base cultural e histórica », apuntó.  

Se declaró como un convencido de que deben incorporarse en todos los procesos a lo interno de la organización: la informatización, la ciencia y la innovación para el abordaje y la solución de los temas más complejos, así­ como el desarrollo creativo de la Comunicación Social.

«La labor partidista, en la búsqueda constante de alternativas emancipadoras, también está urgida de un baño de ciencia y de tecnologí­a que deben ser partes de este proceso », reiteró.

Recalcó que el marxismo nos ha dejado un legado inestimable, la certeza de que la ciencia y la tecnologí­a son parte indisoluble de los procesos sociales y que la relación ciencia-tecnologí­a-sociedad está marcada en el desarrollo perspectivo y prospectivo de cualquier proyecto.

Según el mandatario cubano, este es el camino para construir una economí­a socialista basada en el conocimiento, una sociedad cada vez más cimentada en el conocimiento, un horizonte promisorio para las nuevas generaciones.

Asimismo, significó que hay muchas tareas por delante que precisan una participación activa y proactiva de la militancia, en función de movilizar las energí­as hacia los objetivos del paí­s, del desarrollo, particularmente la soberaní­a alimentaria, el avance industrial y el problema energético; pero también, y, en primer lugar, la preparación para la defensa, el fortalecimiento del orden institucional y del Estado de derecho.      

Continuaremos trabajando en el fortalecimiento de la democracia socialista

En palabras del Primer Secretario del Partido, continuaremos trabajando en las leyes derivadas de la nueva Constitución y en el fortalecimiento de la democracia socialista, vinculada a la justicia y la equidad social, el ejercicio pleno de los derechos humanos, la representación efectiva y la participación de la sociedad en los procesos económicos y sociales en curso, hacia un socialismo próspero y democrático. «Todo ello en un entorno cada vez más libre de los lastres del burocratismo, del centralismo excesivo y de la ineficiencia », sentenció.

«El éxito de esos propósitos –dijo- depende de nuestra capacidad para dialogar con la población, entusiasmar e implicar a toda la ciudadaní­a y reconstruir valores que les den mayor sentido y trascendencia al compromiso social, conscientes de que la democracia es más socialista en la medida en que es más participativa. Nos corresponde entonces estimular la participación popular, creando espacios y procedimientos para atender, evaluar y aplicar las demandas y propuestas que la hagan efectiva ».

Acotó que esa imprescindible conexión con las demandas y necesidades del pueblo, a través de la participación, se enlaza con una de las tareas fundamentales de la labor partidista en estos tiempos: la comunicación social, insuficientemente entendida, todaví­a bajo el erróneo criterio de que es un asunto secundario frente a las urgencias económicas y polí­ticas. «Como si esas urgencias no fueran, en algunos casos, resultado de subestimar el peso especí­fico de la comunicación social », sostuvo.

Respecto al espacio de la organización de base y del resto de las estructuras partidistas a lo interno, y en su relación con las estructuras del Estado, el Gobierno, organizaciones de masa y la sociedad civil, acotó que este «debe ser convocante, facilitador del intercambio y del debate revolucionario, despojado de formalismo, de imposiciones y de orientaciones superfluas. Revolucionario, porque brota de la inquietud de los comprometidos con que el proceso se perfeccione, se fortalezca, no se detenga.

«Debemos lograrlo entre militantes y no militantes comprometidos con el bienestar de Cuba, la búsqueda de soluciones eficaces que en la práctica cotidiana aporten desde la base, el entendimiento cabal de nuestra realidad. Cada persona, cada colectivo, cada organización de masa cuenta. La batalla es nuestra, es de todos y en ella debemos concentrar nuestros esfuerzos de supervivencia, de dignidad, de decoro y de preservar las conquistas alcanzadas », subrayó.

Por otra parte, puntualizó que la Revolución ha dado sentido a términos que no debemos abandonar en nuestra voluntad de enfrentar y transformar el contexto, e invitó a defender la prestancia, el prestigio, la dicha, la decencia, los derechos, la eficiencia, la calidad, la cultura del detalle, la belleza, la virtud, la honra, la dignidad y la verdad en todo lo que nos proponemos y hacemos.

Según Dí­az-Canel, «desde esa práctica partidista debemos proponernos avanzar en el ordenamiento, la recuperación, la ponderación y el fortalecimiento de los valores éticos y morales que nos han traí­do hasta aquí­, golpeados indudablemente en las últimas décadas por las adversidades y las sucesivas y difí­ciles circunstancias ».    

En torno a la posición de la Mayor de las Antillas ante el injusto orden económico internacional impuesto por el quebrado y desacreditado neoliberalismo, manifestó que «Cuba mantiene una lí­nea de actuación que inspira admiración, asombro y todo tipo de sentimientos favorables entre aquellos que anhelan una realidad global mejor ».

«También ese comportamiento acrecienta la frustración, el desespero e impotencia del vecino del norte y de sus acólitos, de los vendepatrias y anexionistas, los sumisos e indignos que se pliegan a los designios del imperio, todos ellos jurados enemigos que se empeñan en construir los más perversos planes para atacar a la Revolución, crear desconfianza y quebrar la unidad ».  

En su intervención, expresó que «apretando las clavijas del cerco económico se quiere construir la matriz de una Revolución rí­gida, detenida, lenta, que no tiene soluciones ni nada nuevo que ofrecer, incapaz de propiciar diálogo y defender la participación, de dar felicidad.

«Tratan de robarnos temas, palabras y frases para paralizar voluntades y destruir sentimientos y paradigmas. El dinero corre a raudales para enterrar a la Revolución. No somos una sociedad cerrada ni este es un proceso revolucionario débil, desfasado o anquilosado ».  

Continuó diciendo que, a lo largo de 60 años, hemos afianzado un proyecto polí­tico absolutamente novedoso y desafiante en medio de presiones inimaginables. Hemos crecido, avanzado y rectificado muchas veces en aras de perfeccionarlo.

El mandatario añadió que, «en la batalla ideológica debemos acudir a Fidel, quien nos enseñó no solo que la cultura es lo primero que hay que salvar, sino que para salvarla tenemos que ser interlocutores constantes de nuestros intelectuales y artistas. También nos enseñó que este tiene que ser un proceso permanente, donde el respeto y la voluntad de trabajar juntos queden genuinamente probados ».

«La Revolución, patentizó, no solo no le teme al pensamiento creador, sino que lo aúpa, lo cultiva, abre campos para su crecimiento y desarrollo, lo reconoce y se nutre de sus aportes ».

Por ello, resaltó, «creó un sistema de enseñanza y de promoción que, por todos estos años, incluso, en los más difí­ciles, ha servido de protección y salvaguarda de lo más valioso del patrimonio material e inmaterial de la obra de los creadores cubanos. El aprendizaje en los campos de la polí­tica y la ideologí­a conciernen a todas las fuerzas que participan en un proceso ».    

El mandatario insistió en que lo imperdonable no es haber cometido errores en los años precedentes o en la actualidad, sino no corregirlos. «En ese sentido, hemos sido coherentes, se ha rectificado y existe la voluntad de continuar haciéndolo porque es consustancial al desarrollo en el terreno de las ideas, en el de la economí­a y otros ».

El Presidente de la República recordó una canción de Silvio Rodrí­guez y Santiago Feliú, que advierte cuánto se pierde cuando la mentira gana.

Luego hizo hincapié en que los grandes medios y las redes sociales digitales funcionan como plataformas efectivas para la manipulación y la mentira sin lí­mites. «Detrás de cada ser que duda o que comparta una noticia falsa, ellos se anotan una pequeña y maligna victoria ».

Advirtió, además, que serí­a ingenuo pretender que los exponentes de determinados actos artí­sticos, polí­ticos o de cualquier naturaleza, ignoren o no les interese considerar los contextos. «De oportunos a oportunistas, de liberales a caóticos, de independentistas a neoanexionistas, de trascendentales a irresponsables, hay una fina y frágil distancia ».

«Que ni siquiera admitan que se conspira con saña desde la derecha más radical para eliminar nuestra experiencia sin miramientos, y que si perecemos como proyecto nunca más tendremos la autodeterminación como opción, termina por ser una irresponsabilidad criminal con su paí­s y con su tiempo », señaló.

De acuerdo con Dí­az-Canel: «ya no hablamos siquiera de la colonización desde la cultura, hablamos de guerra desde la ultraderecha más conservadora, hoy desesperada y sin cuartel, que apela a todo ansiosa por adelantarse a cualquier escenario de progreso, obsesionada con destruir todo proyecto de izquierda. Son sociópatas con tecnologí­a digital siempre disponible, siempre a punto, en guerra abierta a la razón y a los sentimientos ».

Sentenció que, con esa posición no solo están atacando a un sistema polí­tico, sino también a las verdaderas urgencias del hombre, a lo que nos conecta como especie. «Esa es la guerra más peligrosa, pero también la más cobarde ».

En ese sentido, hizo énfasis en que no podemos desconocer que los enemigos de la Revolución aplican los conceptos de guerra no convencional contra Cuba, en la cual «todo lo banal, vulgar, indecente y falso, vale, y, sin embargo, tratan de colarse por el flanco de la sensibilidad, de la cultura y del pensamiento ».

En su discurso, el Presidente se refirió, además, a los paladines de la libertad que trafican con valores que ni siquiera conocen, que pretenden desmontar una Revolución que no conocen, que incitan descaradamente a la profanación de sí­mbolos, y de los hechos y espacios más sagrados de la historia patria, que convocan a la desobediencia, al desacato, al desorden y a la indisciplina pública, acompañando a estos llamamientos con la construcción calumniosa de seudorrealidades, empeñados en confundir, desalentar y promover sentimientos negativos.

«La Revolución Cubana no será traicionada ni regalada a quienes pretenden vivir jugando con la suerte de la Patria », afirmó.

«No vamos a permitir que los "artivistas" del caos, de la vulgaridad, del desacato, mancillen la bandera e insulten a las autoridades. No ignoramos que buscan desesperadamente ser detenidos para cumplir el mandato de quienes les pagan, que no acaban de encontrar ví­ctimas creí­bles para sus infames informes sobre Cuba.

Es bueno advertir al lumpen mercenario que lucra con el destino de todos, a los que piden invasión ya, a los que continuamente ofenden de palabra y hecho, a quienes no descansan, que la paciencia de este pueblo tiene lí­mites, aseveró.

Hay que sentir orgullo por integrar las filas del Partido

La virtud, continuó, estará entonces en saber cerrar filas en la defensa de la Patria que nos confiaron quienes nos han precedido y nos han traí­do hasta el presente.

«Ni en el peor de los escenarios un militante puede ser pasivo ante una provocación o dejar que una compañera o compañero de filas se enfrente en solitario a los provocadores ».

Enfatizó que a la Revolución la defienden los revolucionarios; y entre los revolucionarios, los comunistas vamos al frente, en calidad de fuerza consciente y comprometida. «Eso significa ser y actuar como vanguardia polí­tica ».

«Hay que sentir orgullo por integrar las filas del Partido y entender la militancia como un acto de consagración », reflexionó.

El presidente cubano también hizo un llamado a comprender y emplear todos los recursos de la comunicación social, particularmente en el trabajo en las redes sociales digitales, para tratar los temas que estremecen a la sociedad, para intercambiar y dar respuesta oportuna en cualquier institución a la que acuden los ciudadanos, para favorecer la participación y la rendición de cuentas, para mostrar los ánimos que mueven al paí­s.

Debemos aprovechar esos espacios de comunicación para dar la batalla como revolucionarios, haciendo sentir el peso de la historia, las razones y convicciones patrióticas, las claves del liderazgo colectivo, agregó.

Tenemos el desafí­o, al decir del Primer Secretario del Partido, de contar con voz propia todo lo bueno que se ha hecho, así­ como lo que puede y debe seguir haciéndose, mostrando nuestras luces y compromisos.

«Vivimos en un paí­s estructurado y organizado, donde se trabaja mucho para resistir el embate de una realidad hostil y asfixiante, pero que se empeña en seguir adelante hacia un mayor bienestar social ».

Esa verdad, insistió, hay que hacerla sentir todos los dí­as mediante un goteo informativo, educativo, ilustrativo sobre cada proyecto, cada escenario de resistencia y construcción para superar la adversidad.

Hagámoslo sin altisonancias ni alardes, dijo. Ofreciendo contenidos desde la verdad y la virtud, desde la firmeza y la coherencia, desde la elegancia y la mesura, con argumentos y sentimientos desde la sensibilidad y la empatí­a, con el lenguaje de los que resisten a diario, desde esa dimensión más í­ntima de la Patria que es el barrio, la pequeña parcela de tierra, la comunidad, la fábrica, la escuela, la obra, la familia; y acortando, además, la brecha entre los discursos institucionales y las demandas públicas, precisó.

La Revolución, sostuvo, es diálogo verdadero que antepone la verdad y la ética a la indecencia y perversidad, que no negocia su existencia, que no legitima mercenarios y actúa con seguridad y firmeza.

Con igual énfasis, instó a abordar desde la objetividad los avances en la lucha por la emancipación de la mujer, contra la violencia de género, el racismo y la discriminación, a favor del cuidado y protección del medio ambiente y los animales.

Reconozcamos también que nos falta por avanzar aún en aras de dar, cada vez más, una respuesta más justa a las inquietudes; ejerzamos una militancia partidista y revolucionaria que sea activa en el enfrentamiento a las conductas racistas y discriminatorias, y en defensa de los derechos de la mujer cubana, señaló.

La economí­a ha mostrado capacidad de resistencia

En su discurso de clausura, Miguel Dí­az-Canel también dedicó algunas reflexiones en torno a la crucial batalla económica. El quinquenio que evalúa este Congreso no exhibe buenos resultados económicos, y en ello también influye la ineficiencia e ineficacia en el desempeño de una parte significativa del sistema empresarial y del sector presupuestado, expresó.

Señaló, igualmente, el exceso de gastos que no resultan imprescindibles; la falta de control de recursos materiales y financieros; y el burocratismo, entre otros males que lastran el desarrollo económico, y cuya solución depende de nosotros.

No obstante, afirmó, la economí­a ha mostrado capacidad de resistencia, posibilitando preservar las conquistas sociales, sin renunciar a los objetivos de desarrollo previstos, así­ como la ayuda solidaria a otros pueblos.

«Cuba ha dado una lección magní­fica de cómo la voluntad polí­tica, la vocación humanista de la Revolución, la gestión del gobierno, las polí­ticas públicas que toman como centro al ser humano, los diálogos entre los principales decisores y los cientí­ficos, y la participación del pueblo, pueden, con relativo éxito, enfrentar un problema complejo como el de la pandemia ».

Un pequeño paí­s sin recursos, asediado y cruelmente bloqueado, ha logrado indicadores que presentan un mejor comportamiento que los de muchos paí­ses del mundo y la región, destacó.

«Esta obra es sostenida por esa economí­a que criticamos para perfeccionarla y hacerla más eficiente, pero que aporta conquistas sociales e inclusivas gráficamente relevantes ».

El Partido, dijo, ratifica que no nos conformamos con mantener las potenciales fuerzas con que cuenta el paí­s. Por el contrario, recalcó, aspiramos a avanzar creativamente, sin renunciar a nuestros proyectos de desarrollo, perfeccionando, actualizando sus conceptos, modernizando las formas de hacer y participar.

Indicó que debemos, en el menor tiempo, reconociendo que el camino está en nosotros mismos, y con la menor dependencia externa posible, resolver el desafí­o de producir los alimentos que necesitamos, así­ como mejorar el aprovechamiento y uso de las fuentes renovables de energí­a; la utilización sostenible y con calidad de las potencialidades turí­sticas; la eficiencia en el proceso inversionista; la orientación de la producción nacional a resolver las demandas del mercado interno y la elevación de la calidad de todos los servicios que se prestan a la población.

«Hay conceptos básicos que, en cualquier tipo de economí­a, debemos interiorizar definitivamente, como el ahorro y la economí­a circular. Se impone también desterrar la mentalidad importadora ».

Para superar la crisis, aseveró, es necesario dinamizar el proceso de actualización del modelo económico y social, y la implementación de la Estrategia y del Plan de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, combinando flexiblemente la relación entre la necesaria planificación, la descentralización y la autonomí­a indispensable para el desarrollo territorial, con la participación de todos los actores económicos, incluyendo a la empresa estatal, las micro, pequeñas y medianas empresas y las cooperativas.

«Resistiremos creativamente, a través del análisis profundo y real de cada situación, convocando al conocimiento, propiciando la participación popular y la innovación; por supuesto, sin renunciar a nuestros principios internacionalistas, de solidaridad y cooperación con la humanidad », significó.

La Tarea Ordenamiento, no siempre bien comprendida, incluso por quienes tienen la responsabilidad de ejecutarla, demandará en lo inmediato mucho trabajo polí­tico como el proceso de gran complejidad que es, aseguró el mandatario.

Comentó que se ha cuestionado bastante si era el momento para ponerla en práctica, en medio de los retos que impone la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo.

La respuesta, según sus palabras, es una sola: «no podí­amos seguir postergando esa transformación orientada a estimular el desarrollo y la participación articulada de todos los actores económicos ».

Es honesto reconocer, admitió, que el Ordenamiento presentó problemas de implementación por insuficiente preparación de algunos directivos y la inadecuada interpretación de las normas, pero existen incomprensiones derivadas de problemas que estaban presentes antes. A ello, agregó, se suman las insatisfacciones generadas por una argumentación no siempre oportuna y precisa.

Nuestra primera respuesta ha sido dar seguimiento y solución inmediata, siempre que sea posible, a los planteamientos crí­ticos de la población, propiciando un importante ejercicio de participación ciudadana que no puede desconocerse en los ajustes y cambios implementados, puntualizó.

Ejemplificó sobre ello que las tarifas, precios y las medidas más recientes para favorecer la producción y comercialización de alimentos responden a esa estrategia. Una vez más, apelamos al necesario cambio de mentalidad que facilite estos propósitos, aseveró.

Venceremos, dijo Dí­az-Canel, en la medida en que el horizonte de cuanto hagamos siempre sea la mayor felicidad de los cubanos, defendida desde las esencias de nuestro Socialismo.

Nuestros cuadros deben sobresalir por su dedicación, modestia y sensibilidad

Al decir del Primer Secretario del Partido, la situación actual y los propósitos derivados de nuestros debates, prosiguió, definen un altí­simo reto para los dirigentes cubanos. La sociedad y las instituciones necesitan cuadros con una profunda preparación ético-profesional, que se distingan por la inquietud revolucionaria, la sensibilidad por los problemas del pueblo, la disposición para la entrega y la capacidad de enfrentar la adversidad con creatividad.

En cualquier circunstancia, pero especialmente en las más difí­ciles y retadoras, aclaró, nuestros cuadros deben sobresalir por su dedicación a la tarea, su afán de superación, su modestia y la sensibilidad suficiente de ponerse en el lugar de los demás. Tienen la responsabilidad de dialogar sinceramente de corazón e incorporar esas percepciones a la toma de decisiones.

El Congreso, afirmó, aprobó una estrategia para la preparación de los cuadros que comprenderá el abordaje cientí­fico de sus selección y formación, que tendrá en cuenta las etapas de tránsito por diferentes responsabilidades.

Miguel Dí­az-Canel giró la mirada nuevamente sobre el bloqueo y la pandemia, fenómenos que se han unido en el último año para poner en pausa producciones y sueños.   Aunque a veces podrí­a parecer que no lograremos salir a flote en medio de la incertidumbre, de pronto nos asalta y deslumbra nuestra capacidad de resistencia.

Que un paí­s bloqueado hasta lí­mites perversos haya logrado mantener la vitalidad de sus principales servicios; atender a toda su población contagiada y sospechosa; habilitar en tiempo récord más de una veintena de laboratorios de biologí­a molecular; diseñar y elaborar prototipos nacionales de ventiladores pulmonares y kits de diagnóstico; y desarrollar cinco candidatos vacunales, planteándose la producción para inmunizar a toda la población y ayudar a otras naciones; además de brindar una meritoria y reconocida colaboración médica a varios pueblos del orbe, es mucho más que una luz al final del túnel.

Es la prueba, según exclamó, de que estamos en el lado correcto de la historia y de que la obra revolucionaria y socialista tiene tantas potencialidades y alcance que ni el mayor imperio de todos los tiempos ha podido derribarla. A esa proeza indiscutible, nuestro pueblo le ha puesto un nombre: Fidel Castro Ruz.

Recordó que el Comandante en Jefe, bajo el precepto martiano de que gobernar es prever, impulsó el desarrollo de la biotecnologí­a, la producción de fármacos y vacunas, la formación de médicos. Él, que vio antes y vio más lejos hasta dónde puede la humanidad impulsar sus sueños, es referencia continua, cuando ante los ojos asombrados de muchos, Cuba emerge salvándose y contribuye a salvar al mundo de la peor pandemia del siglo.

Cuando mujeres y hombres de batas blancas, integrantes de una brigada Henry Reeve, descienden por la escalerilla de un avión, llevando al frente la bandera de la estrella solitaria, y se disponen a salvar vidas sin poner precio a su trabajo, las mentiras y las infamias contra Cuba comienzan a disolverse como hielo en el agua caliente y nuestra verdad se multiplica con la acción salvadora, destacó.

Los miembros del Buró Polí­tico y el Secretariado del Comité Central asumen el compromiso de continuar la Revolución

El Primer Secretario del Partido se dirigió al pueblo, a los militantes de la Revolución, para asegurar que los miembros del Buró Polí­tico y el Secretariado del Comité Central elegidos asumen el compromiso de dar continuidad a la Revolución Cubana.

Sobre las compañeras y compañeros que se despiden de sus funciones en el Partido, ratificó que son parte de todo lo que el paí­s impulsó y conquistó bajo desafiantes condiciones en los últimos años. Ellos llevan consigo el mejor de los reconocimientos: haber trabajado en las más altas instancias de la organización partidista, fundada y dirigida por Fidel, Raúl y otras figuras de la generación histórica del Centenario, como los Comandantes de la Revolución Ramiro Valdés y Guillermo Garcí­a, quienes siguen dándonos todos los dí­as lecciones de consagración y entrega.

Al Comandante del Ejército Rebelde, José Ramón Machado Ventura, quien durante decenas de años llevó sobre sus hombros las difí­ciles tareas de la organización, su funcionamiento y vida interna, el control de los recursos y la administración, nuestro permanente agradecimiento por su consagración y ejemplo, por su disciplina y lealtad.

Además, le agradeció por las enseñanzas, el apoyo y la confianza en los que transitamos, paso a paso, desde las organizaciones estudiantiles y juveniles de base hasta las tareas de dirección. Su sencillez, modestia y compromiso nos acompañarán siempre como lecciones de vida.

En cuanto al General de Ejército, dijo, el Congreso de la continuidad quiere dejar constancia de nuestra enorme deuda con un hombre que jamás podrá separarse del Partido, del que es fundador.

Dí­az-Canel añadió que resumir sus aportes no es solo un deber de compañeros, es un modo de demostrarnos a nosotros cuáles son las principales cualidades de un lí­der, de un auténtico revolucionario, inconforme siempre con la obra que dirige y atento a los latidos sociales, sensible a cuanto sirve o perjudica al pueblo, intransigente y firme cuando se trata de enfrentar al adversario o defender la obra, sincero y afectuoso cuando reconoce, estimula y premia, e incluso, cuando sanciona a un compañero de batallas.

La continuidad se afirma en el ejemplo, recalcó, de los auténticos lí­deres que nos han precedido, que resalta siempre el reconocimiento profundo y sentido a quienes lo dan todo por el destino colectivo.

Compañero General de Ejército, ministro o sencillamente Raúl, en nombre de las compañeras y compañeros del pueblo cubano, gracias por el ejemplo, el empuje, la fuerza y la confianza, patentizó Dí­az-Canel.

Gracias por estar y ayudarnos a creer en nosotros mismos. Fue muy importante su apoyo y aliento durante estos años de aprendizaje y formación. El desafí­o es tremendo, pero queda la tranquilidad de que la escuela está cerca y que ustedes están al lado nuestro, agradeció el Presidente a Raúl, en medio de aplausos y ovaciones.

Recordó que lo que sucede hoy nos coloca otra vez por el camino de la historia. «Es 19 de abril, dí­a de la victoria de Girón, aquella primera pelea contra los mercenarios del imperio que quisieron sorprender a la Revolución y fueron sorprendidos por ella », evocó Dí­az-Canel, a propósito de la fecha conmemorativa.  

Enfatizó el mandatario que el Partido Comunista de Cuba está indisolublemente unido a ese sí­mbolo de resistencia, y a la victoria que espera a los que pelean limpiamente por los derechos de sus pueblos y no reclaman más que un puesto en la vanguardia.

Nuestra generación entiende la responsabilidad que asume al aceptar este reto y declara, ante la generación histórica, su honra y orgullo por dar continuidad a la Revolución. Lo hacemos bajo el principio inmortalizado por Maceo:  Quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre si no perece en la contienda, afirmó.

Antes de concluir su discurso, Dí­az-Canel parafraseó las conocidas palabras de Camilo Cienfuegos a Fidel, al recibir el grado de Comandante del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, y expresó: «queremos decir a la generación histórica, a nuestros compañeros de militancia partidista y a nuestro amado pueblo: gracias por darnos la oportunidad de servir a esta digní­sima causa, por la cual estaremos siempre dispuestos a dar la vida. Más fácil nos será dejar de respirar que dejar de ser fieles a su confianza ».

¡Somos Cuba Viva! ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!

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