El General de Ejército arriba a su noventa cumpleaños este 3 de junio. Sirva esta crónica para rendir homenaje a quien ha sido ejemplo para hombres y mujeres de Cuba y del mundo, y un ser humano excepcional.
«Cuando Raúl coja el poder, tú verás que enseguida vamos a estar en guerra con los americanos. Raúl no es fácil, ese no es como Fidel, que tiene paciencia ».
No sé cuántas veces en mi niñez y adolescencia escuché ese pensamiento, que de tanto repetirse la gente lo asumía como una verdad de Perogrullo. Al parecer, el hecho de que el más pequeño de los hermanos Castro Ruz fuera el responsable de las Fuerzas Armadas en la isla, mucha gente lo veía como un tipo con ideas «rambonianas ».
Sin embargo, varias anécdotas de personas que tuvieron la oportunidad de conocerlo contradecían la idea de su personalidad belicista.
« ¡Muchacho, si Raúl es tremendo jodedor! Siempre saludando a la gente y haciendo cuentos », coincidían los testimoniantes. Y tanta gente no podía estar equivocada. Y no lo estaban. Así que ¿cómo una persona con tantas virtudes humanas va a ser un guerrerista? Y no, no lo era.
Cuando Raúl tomó el timón, siempre estuvo abierto al acercamiento con el poderoso vecino del Norte y a la paz, en todos los sentidos.
En más de una ocasión planteó en sus discursos la disposición de Cuba de establecer relaciones normales y sobre la base del respeto con Estados Unidos. Algo que sí no quieren ni les conviene a ciertos personajes, tanto dentro como fuera de la isla.
El 18 de diciembre de 1956, días después del revés del Ejército Rebelde en Alegría de Pío, Fidel y Raúl se reencuentran en Cinco Palmas. Treinta años después, en 1986, evocaron ese histórico momento. (Fotos: Tomadas de Internet)
Durante su presidencia dos papas nos visitaron. Uno de ellos, Francisco, firmó en La Habana con el Patriarca Kiril, líder la Iglesia Ortodoxa Rusa, un documento histórico que hacía las paces entre ambas iglesias después de siglos de distanciamiento; con el liderazgo de Cuba se estableció a la región de América Latina como zona de paz, y el proceso de paz en Colombia se desarrolló en la capital cubana.
En el escenario diplomático Raúl brilló más de una vez. En una ocasión dijo que Fidel fue quien le enseñó bien cómo hacerlo, y lo aprendido lo aplicó con creces en la VII Cumbre de las Américas, celebrada en Panamá, en 2015.
Al frente del país trató de «cambiar todo lo que debe ser cambiado » y dio luz verde a muchos asuntos pendientes: se actualizó la Ley de Emigración, por lo que cualquier ciudadano puede viajar a donde desee, pasaporte en mano; se amplió y reconoció aún más el trabajo privado, incluido en la Constitución de la República; se liberó la compraventa de autos y casas particulares sin tanta burocracia, entre otras aperturas esperadas y necesarias.
En realidad, la guerra de Raúl ha sido otra, muy distinta, lidiando con miles de obstáculos y dificultades. Al frente de su pueblo se mantuvo firme hasta dar paso a las nuevas generaciones de líderes de la Revolución, no sin antes aclarar que se mantendría «listo con el pie en el estribo ».
Ahora a sus 90 años, que cumple este 3 de junio, se mantiene vibrante y en el corazón de su gente, como siempre ha hecho, sin publicidad ni rimbombancia. Y riéndose de las tonterías que tanta gente habló por ahí.